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2010/05/14

EDH-Retroceso de más de diez años

 Escrito por Manuel Hinds.14 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy. 

El Banco Central ha publicado los datos del Producto Interno Bruto (PIB) y sus componentes para el año 2009. Estas cifras muestran que el PIB (es decir, la producción total del país) cayó un 3.5 por ciento en términos reales (es decir, quitando el efecto de la inflación). Esto equivale a retroceder dos años en la producción: el PIB de 2007 es aproximadamente igual al del 2009. Esta caída ha causado un aumento sustancial en el desempleo formal e informal y serios desajustes en la situación económica de las familias salvadoreñas. Pero lo que es más preocupante es el comportamiento de la inversión, que, como se muestra en la gráfica adjunta, ha caído 17 por ciento. Con respecto a 2006, la caída ha sido de 26 por ciento. Esta caída ha sido tal que la cifra de 2009 es 3 por ciento más baja que la inversión de diez años antes, 1999.

¿Por qué es tan preocupante que la inversión haya caído tanto? Hay dos razones principales: La primera es que la inversión es parte del PIB y por lo tanto contribuyó a la caída de éste. La segunda, más importante, es que la inversión determina en gran medida el crecimiento de los años subsiguientes. Las empresas necesitan capital para producir, y la inversión es precisamente la formación de capital. De nada sirve si sube la demanda si las empresas no han aumentado su capacidad de producción, comprando más maquinaria y equipo y reemplazando las máquinas y el equipo que se ha arruinado o vuelto obsoleto, es decir, invirtiendo, que es lo que han disminuido tan drásticamente en estos años. Si esta tendencia a la baja de la inversión no se revierte, la capacidad del país caerá hasta el punto que, dentro de unos años, no podrá producir más de lo que se producía hace diez años. Y eso si la inversión no sigue cayendo, una suposición que no se está cumpliendo. El ambiente es tal que nadie quiere invertir nada.

Es indispensable, pues, que se recupere la inversión para que la economía se recupere y vuelva a crecer más allá de lo que fue el PIB de 2008. El problema es que aunque todo el mundo que está en los negocios —empresas grandes y pequeñas, trabajadores, empleados y desempleados y la ciudadanía en general— entiende este punto, el gobierno no le ha prestado la más mínima atención. En realidad, no sólo es que el gobierno no ha tomado acción para recuperar la inversión sino que ha tomado muchas medidas que han resultado en su mayor caída. Esto es así porque el factor fundamental que promueve la inversión —o la corta cuando no existe— es la confianza de que los frutos del sacrificio actual que representa la inversión —los fondos que se invierten tienen que ahorrarse en vez de consumirse— se podrán recoger en el futuro. Este gobierno ha generado todo tipo de razones para que los inversionistas grandes, medianos y pequeños pierdan la confianza en la economía salvadoreña. El efecto comenzó a generarse desde antes de que el FMLN tomara el poder, aún antes de ser electo. Como hemos analizado muchas veces en estas páginas, la inversión ha tendido a caer en los años próximos a las elecciones, como una manifestación del miedo que la toma del poder del FMLN ha causado tradicionalmente en todos los inversionistas. Nunca antes había caído tanto como lo hizo cuando se acercaba la elección de 2009, y por supuesto, tanto como lo hizo cuando el FMLN fue electo.

Pero luego el nuevo gobierno se encargó de generar aún más desconfianza con la reforma tributaria, en la que pide información sobre las posesiones de los contribuyentes, que la población interpreta como la preparación para una eventual expropiación, como las que el partido de gobierno ha propuesto que se hagan en este país. La continua insistencia del presidente de que el país no será entregado a Chávez no calma los miedos que levanta su propio partido cuando anuncia, también insistentemente, que el país ya está en camino al Socialismo del Siglo XXI. El hecho que el presidente Funes no remueve de su gabinete a los que no hacen un secreto de su alineación con Chávez también aumenta la desconfianza. Un tercer factor es que, con su desmedido gasto y endeudamiento, el gobierno da la impresión de que no tiene la capacidad de mantener el equilibrio macroeconómico, que es indispensable para la inversión. Para rematar, ha dado muestras de que no le importa que muera la gallina de los huevos de oro, el sector exportador del país, y en realidad, de querer matarlo con regulaciones e impuestos.

Todo esto asusta a todo tipo de inversionistas, no sólo los grandes. Aleja la inversión de la gente en la compra de una casa tanto como de los empresarios en nueva maquinaria. La gente disminuye el gasto porque no sabe lo que va a pasar, pero el dinero así ahorrado no se invierte. El resultado es que disminuye el consumo sin que aumente la inversión, que en realidad está cayendo estrepitosamente. La gráfica adjunta es una advertencia de la realidad. No es la primera. Si el gobierno no reacciona a ella, la realidad se irá empeorando y la economía seguirá cayendo.

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