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2010/05/05

EDH-La insensibilidad colectiva...

Escrito por Luis Mario Rodríguez R. 05 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.

En nuestro país corremos el riesgo de elevar el umbral de la sensibilidad a niveles que luego será difícil normalizar. Cada vez estamos siendo más indiferentes a los problemas que para el común de los seres humanos y de los países democráticos, serían motivo de escándalo y grandes movilizaciones ciudadanas. La cifra de homicidios, la vulnerabilidad en la que vive la mayoría de la gente, la reivindicaciones para llevar al país a un sistema socialista, la débil institucionalidad en materia de fiscalización del uso de los impuestos, la violación a las normas de tránsito y en general la falta de cultura de legalidad, la extrema pobreza en la que viven grandes capas de la población, la falta de valores, la ausencia de líderes y el surgimiento de otros con matices populistas, entre otras tantas situaciones, seguido de una prácticamente inexistente reacción ciudadana, no hace más que preocupar a quienes siempre hemos sostenido que se debe participar en la vida nacional, desde la trinchera que cada uno ocupa y con los recursos que se tengan al alcance.

Si en Chile los índices de inseguridad fueron los que existen en El Salvador, o en España algún líder político reivindicara el comunismo o el socialismo del Siglo XXI, en el primero de los casos, como mínimo ya habrían dimitido los responsables de la seguridad pública y en el segundo, simplemente el partido político habría sido reducido, como de hecho ha sucedido en el Congreso Español, a un grupúsculo de diputados que no tienen mayor peso en las decisiones legislativas. Pero en ambos ejemplos, nada sería posible si no es por la reacción ciudadana, aglutinada en las gremiales empresariales, organizaciones de profesionales, sindicatos de trabajadores y movimientos sociales.

Una politóloga, directora de un importante centro de pensamiento, se lamentaba porque en nuestro país cada vez es más difícil encontrar eventos "disparadores" de la conciencia nacional. Los doce homicidios diarios han "endurecido" el alma y ya no importa si la víctima la encarna un estudiante, tres profesores, todos los miembros de una familia o un extranjero. Un tan solo homicidio movilizó en Canadá al gobierno, la empresa privada y los sindicatos del sector público; uno solo: el de una niña que fue violada y asesinada. Lo mismo sucede en el ámbito de las instituciones democráticas. Cuando los políticos simplemente cambian de roles, y justifican sus acciones porque en el pasado, los que eran gobierno hacían exactamente lo mismo que ahora quieren hacer los que están en esa misma posición de poder, se genera una falta de interés colectiva y la gente se conforma con pensar que así es su país y que esta realidad es la que perdurará quién sabe cuánto tiempo más.

El riesgo es enorme; considerar lo anormal como normal, y lo inmoral como ético, es simplemente un suicidio colectivo. Nuestros niños están creciendo bajo un doble modelo de vida: o se tuvo la suerte de nacer en una zona donde se lee y escucha que los homicidios, robos y secuestros existen, o se es víctima de esta clase de delitos, porque nací en el lugar equivocado. La juventud involucrada en las maras, que ya se cuenta por miles, no cree cierto que otra vida sea posible. Más allá de las pandillas, la corrupción, la falta de transparencia, los accidentes de tránsito, las reivindicaciones socialistas, las víctimas de las crecidas de ríos y quebradas, entre otras docenas de situaciones negativas, la nueva generación no conoce otra realidad y crecerá y se desarrollará pensando que toda esta locura es lo más natural. Debemos impedir rápidamente que el derecho a tener una vida diferente parezca inalcanzable y que la oportunidad de cambiar y tener un proyecto de vida sea perfectamente viable.

En todo este rompecabezas, los políticos tienen una responsabilidad de primer orden. Ellos son los que por la voluntad popular representan los intereses de todos los ciudadanos. Si también en sus conciencias la sensibilidad reina indiferente y está fijada únicamente en el interés particular, entonces nos toca a todos, padres de familia y empresarios, campesinos y obreros, jóvenes y profesionales, presionar públicamente para que la reacción en los partidos políticos no se deje esperar, y cumplan todo aquello que ofrecieron para ser electos en sus cargos.

Parece que al final de cuentas, la política se está quedando vacía, lo cual también representa un riesgo para la democracia y para los principios que fundamentan todo sistema de libertades. Cuando ya no importan los fallecidos por homicidios, accidentes, inundaciones o deslaves; cuando se puede despotricar contra la democracia pidiendo a los empresarios que no teman socializar el producto de su trabajo, y cuando los discursos contra la institucionalidad son los buenos, y aquellos que defienden la transparencia y la rendición de cuentas, son los que hablan disparates, entonces los pueblos permiten, más temprano que tarde, que al país lo tomen por asalto quienes sólo piensan en detentar el poder, o lo que es peor, quienes teniendo el poder, lo quieren mantener a costa del populismo, haciendo o pretendiendo hacer creer, que hacen lo que el electorado necesita para solucionar sus problemas. Llegar a ese punto significa abandonar la libertad en manos de aquellos que harán con ella lo que se les venga en gana.

Es hora de actuar. Las campañas de "Don Ramón" y la de "Yo exijo vivir sin miedo", parecen ser el inicio de la materialización de la desesperación ciudadana que se moviliza ante la pasividad de aquellos que detentan el poder público. Son muchos los ejemplos de ciudades y países que transformaron su realidad en otra que les permitió alcanzar el desarrollo económico y social por la acción de millones de personas conscientes que otra realidad era posible. Sensibilicemos nuestra conciencia y dispongámonos a cambiar de actitud.

elsalvador.com :.: La insensibilidad colectiva...

1 comentario:

  1. Este sr se diferencia de los derechistas ortodoxos.. pero su fidelidad ideologica le hecha zancadia en su analisis. Me cuesta creer que este sr pueda dar un analisis como el presentado aqui y que al mismo tiempo no tenga claro, para si mismo, la tremenda responsabilidad/culpabilidad que la derecha tiene en el desastre social que ahora vivimos. Esa combinacion no puede ser. Sin embargo es de estos sectores de donde el cambio de la derecha debe llegar. Una desventaja es la falta de poder economico en este sector. Solo queda ver que tanta valentia y entereza tienen ellos de pensar por si solos y trabajar para el conjunto salvadoreño y no para la elite economica.

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