Escrito por Teresa Guevara de López.16 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.
La incorporación del servicio doméstico al Seguro Social, es satisfactorio para el sector y para los empleadores. Demuestra preocupación social y adelanto en el sistema previsional. Un paso al frente para combatir la extrema pobreza y asegurar una pensión de retiro para vivir tranquilamente sus últimos años.
Pero este dulce lo hace amargo el mensaje del Gobierno publicado en los periódicos, en página a todo color. Además de gran desacierto publicitario, porque parecía una nueva marca de jabón o de uniformes para las empleadas, el texto que lo acompaña es ofensivo: "En todos los gobiernos anteriores, las empleadas y empleados domésticos eran tratados como si no fueran seres humanos. Pero ahora eso comienza a cambiar".
Es tendencioso, genera odio de clases y es una vil mentira, fácilmente refutable, con sólo hacer una encuesta de cómo eran tratados los empleados domésticos de los funcionarios de gobiernos anteriores, y cómo los trataban, y los tratan, los ex comandantes ahora funcionarios del actual gobierno. Ignoran el lugar que las empleadas domésticas han ocupado en los hogares salvadoreños, desde tiempos muy antiguos.
Sin electrodomésticos, y con amas de casa dedicadas a tiempo completo a su hogar, eran parte de la familia, envejecían en la casa a donde llegaron siendo jóvenes, y sus hijos, además de compartir las vivencias familiares, recibieron educación secundaria y universitaria, como agradecimiento a la fidelidad de su madre. Y al morir fueron enterradas en el panteón familiar.
Hoy, cuando padre y madre trabajan fuera del hogar, la empleada disfruta de excelentes prestaciones, como l4 sueldos al año, ya que se le paga por catorcena, y en Navidad recibe doble sueldo. Casa, comida, uniformes, jabón, pasta de dientes, shampoo, desodorante; l5 días de vacaciones, más el 30% y salidas semanales o quincenales, que muchas veces son de viernes por la tarde hasta lunes por la mañana.
Sus enfermedades las atiende el médico de la familia, porque en las Unidades de Salud pierden mucho tiempo y no tienen las medicinas o los servicios que solicitan. Y cuando han ocurrido desastres naturales, los patronos les han ayudado en la reconstrucción de sus viviendas. Aunque también deben existir familias que por su falta de categoría humana, no tratan en plano de igualdad a sus empleados.
¿Y en qué las beneficiará el cambio al ISSS, conociendo el calvario de los derechohabientes, cuando necesitan atención médica? Consultas y cirugías programadas para dos o tres meses, en casos de enfermedades terminales. Escasez de medicinas, medicamentos vencidos, huelgas y paros, donde los pacientes no son tratados como seres humanos. ¿Querrán las empleadas ingresar a ese grupo de gente maltratada, aunque el patrono quiera absorber ambas cuotas? ¿Y con la frecuente rotación del servicio doméstico, el típico lunes en que la empleada no regresó, sin motivo aparente? ¿Reportará su nuevo trabajo? ¿Y si decide no trabajar durante varios meses? ¿Absorberá ambas cuotas el nuevo empleador?
El anuncio del Presidente es populista y demagógico. Basta comparar los beneficios actuales del servicio doméstico, con los de empleados de maquilas, o de comercio, que ganando el mínimo, gastan además en casa, comida, ropa y transporte. Lo del Seguro Social para el servicio doméstico, como un beneficio y un cambio real, a estas alturas, no se lo cree nadie.
Uno más a las muchas promesas de campaña, que por exageradas, se sabían irrealizables. Como construir más de 5,000 casas en 18 meses, cuando en realidad, han construido 390 en 11 meses. O que la fábrica de empleos prometida, es para que la ponga la empresa privada. Evidencias de la falta de un plan de gobierno, de conocimiento, experiencia y capacidad de los funcionarios nombrados por meritocracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.