Lo repugnante es que en los tribunales haya toda suerte de meneos para cuidar al asesino fotografiado en plena flagrancia cuando acuchilló a un joven indefenso
Editorial. 14 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.
Para un jefe policial, cuyas declaraciones publicamos el domingo 9, el desborde de la violencia ha sido agrandado por los medios de información, pues "problemas siempre hay". Si no se cuenta la historia, no sucede; por lo mismo, como lo dispuso otro jefe policial, en San Miguel, hay que esconder información, no convocar a los periodistas cuando se producen homicidios, atraques, secuestros, extorsiones y barbaridades diversas.
A la lluvia de palos de ciego que se vienen dando desde hace meses se contrapone un necesario gran paso adelante anunciado el viernes por el presidente Funes: que las cárceles se van a poner bajo control del Ejército.
Volvamos a eso de que el problema no son los criminales, sino las informaciones sobre sus fechorías. Mil quinientos años antes de Jesucristo, los reyes asirios ahorcaban al mensajero de las malas noticias; hoy en día en muchos países los amordazan o, como en Cuba, los condenan a treinta años de prisión por hablar más de la cuenta.
¡Una sociedad ignorante, deben de pensar, es una sociedad feliz!
Pero la triste realidad es que no se necesita leer diarios o ver noticieros para enterarse de los espantosos niveles de violencia prevalentes en esta tierra, ya que los muertos sobran y sobran por todas partes. En cada vecindario hay renteros, son atacados jóvenes, gente es acribillada… por eso es que los estudiantes de la escuela de Tacachico se manifestaron a raíz del vil asesinato de dos maestras y un maestro hace dos semanas. Los homicidas han sido capturados y, Dios mediante, no los liberen por "falta de pruebas".
En menos de una semana son asesinadas tantas personas en El Salvador como perecen por violencia en un año en España, cuya población es doce veces mayor que la nuestra. Desde sus inicios ETA ha causado menos de novecientos muertos; en El Salvador, la agresión de los Ochenta dejó cincuenta mil muertos.
Si algo se enseñó a lo largo de los años de la demencia, es a matar sin piedad.
Les molesta que la gente sepa lo que hacen
Varias lecciones deja lo sucedido en estos días: la primera, que la "prevención" es un fracaso, que obra más bien a favor de los criminales al permitirles reagruparse y fortalecerse; la segunda, como se vio en el caso del joven asesinado del Inframen, que el planificado desarme no afecta a los homicidas, pues no hay manera de eliminar cuchillos, cadenas, grandes piedras, palos, varillas de hierro, garrotes, venenos, trabucos, bombas caseras… los honrados sólo se defienden con armas de fuego, pero los criminales atacan con lo que tienen a su alcance.
Como dijo el Ministro de Defensa en el Día del Soldado: ¿Cómo puede un finquero que tiene que ir a pagar a una zona rural, protegerse de forajidos, cuatreros, asaltantes y malhechores?
¿Y qué hacer cuando los policías que reciben una denuncia vapulean a la denunciante? ¿Siguen esos individuos como policías?
No sólo los dos jefes policiales consideran que el problema no son los criminales, sino los medios que informan de sus crímenes. También muchos jueces están molestos porque sus prevaricaciones y complicidades las conozcan los ciudadanos. Lo repugnante es que en los tribunales haya toda suerte de meneos para cuidar al asesino fotografiado en plena flagrancia, cuando acuchilló a un joven indefenso que estudiaba para ser un hombre de bien.
elsalvador.com :.: Dice el jefe policial: problemas siempre hubo
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