Editorial.11 de Enero. Tomado de Raices.
Con las observaciones del presidente Mauricio Funes al proyecto de ley de acceso a la información pública, aprobada por la Asamblea Legislativa, observamos los ciudadanos que instrumentos de este tipo se cuecen lento en la sociedad salvadoreña. Y no puede ser de otra manera, si pasito a pasito vamos saliendo de la caverna si lo queremos ver de manera optimista.
En ese sentido, es lógica la decisión tomada por el mandatario salvadoreño, porque nada está hecho de antemano, nunca ha existido en el país una ley que obligue a los que ejercen el poder dar cuenta, aunque formalmente, de la forma en que administran la cosa pública. Si bien le faltan dientes, la ley representa un buen comienzo.
Politiquería entonces representan las declaraciones del ex presidente Alfredo Cristiani y otros miembros de su partido ante la postura de Funes, si en 20 años de gobiernos areneros nunca se les pasó tan siquiera por la mente un proyecto de esta naturaleza. Resulta bajero querer sacar raja de esta situación, si los tuvieran en su puesto deberían dar cuenta del despilfarro que hicieron en su gestión.
Eso sí, si vemos el fenómeno con mayor profundidad podemos asegurar que la ley, aún con todo lo positivo que tiene, queda corta frente a las necesidades de transparentar la administración pública o mixta dado que a los entes privados que hagan manejo de fondos públicos gozarían de garantías en menoscabo del derecho a la información. Incluso Funes tuvo esa observación a favor de ellos.
Mucho menos podremos conocer otras informaciones que, tal como sucede en otras naciones, también deben darse a conocer para que la gente sepa con qué empresarios o qué empresas son las que le toca negociar. Sin embargo, todavía en esta sociedad es pedir demasiado, si aquí los empresarios privados están protegidos sin importar que, en muchas ocasiones, atentan contra el interés público.
Esperemos ver hasta dónde llegaremos con esta ley. Los diputados ahora tienen en su cancha la pelota, el presidente Mauricio Funes ya se las tiró. Más importante sería que la gente y las organizaciones de la sociedad civil estuvieran atentas a los acontecimientos y, como corresponde, hacer valer sus derechos ante los que están en las instancias de poder.
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