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2011/01/23

LPG-Sindicatos: ¿caos o progreso?

 Escrito por Kalena de Velado.23 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica. 
kvelado@yahoo.es

Es sorprendente la anarquía generada por grupos sindicales en las instituciones de gobierno como si no existieran los cauces democráticos y las formas institucionales para tramitar sus peticiones. Ha sido inaceptable ver los cadáveres abandonados en la calles sin poder ser enterrados por los parientes dolientes. Pero lo más vergonzoso fue observar cómo algunos sindicalistas maltrataron y violentaron la libertad de sus hermanos trabajadores que querían cumplir con sus responsabilidades de servir a la ciudadanía a pesar de la huelga en el sistema judicial.

Hace años escribí, y lo reafirmo ahora, que “en manos de unas pocas personas está la gran oportunidad histórica de cambiar las reglas de juego en una sociedad en beneficio de miles de personas. Me refiero a los sindicatos salvadoreños y a las federaciones de empleados públicos. Los dirigentes de siempre y los de nueva generación pueden ayudar a restablecer el valor y prestigio de estas instituciones: verdaderas organizaciones que trabajan por los derechos y deberes de los trabajadores, mejorando su calidad de vida”. ¿Ha sido este su rol en los últimos días?

Por experiencia personal he considerado al movimiento sindical como un bien para la sociedad. En la fábrica que tuvo mi familia, los obreros fueron parte fundamental de la ecuación exitosa de la empresa. Recuerdo que Lilian, la líder, tenía puerta abierta con la Dirección Ejecutiva y por eso fluían constantemente las ideas para mejorar la producción y consejos para administrar mejor a las personas. Mientras existió la factoría, tanto accionistas, gerentes como los colaboradores, se esforzaron juntos por sacar adelante un proyecto en común y una fuente de progreso.

Para que empleados y empleadores aprendan a dialogar efectivamente es fundamental crear un clima de confianza y apreciar las diferencias de enfoques. La propuesta sería buscar construir una cultura de corresponsabilidad y cooperación entre ambas partes. Sin una puesta al día del papel del dirigente sindical para motivar a sus colegas a educarse y profesionalizarse para alcanzar el nivel competitivo de “trabajadores globales”, no se lograrán abrir nuevas fuentes de trabajo ni se aprovecharán la oportunidades del TLC con EUA y el AA con la Unión Europea, cuyos consumidores exigirán excelencia en la cadena de producción. Debemos redescubrir que el trabajo bien hecho dignifica y perfecciona, no importa qué tan sencillo y escondido sea. El trabajo no es solo una actividad fatigosa mediante la cual se satisfacen necesidades, sino que también es un resultado: la organización, la transformación y continuación del medio natural en que se vive; en definitiva, la única herramienta de mejora del mundo con que contamos cada uno (Ricardo Yepes).

“El hecho de ser distintos constituye una gran riqueza y es, en principio, una fuente de aprendizaje continuo. Las diferencias no pueden ser negadas; no necesitan ser niveladas. Cada hombre es original y tiene el pleno derecho a serlo. Se ha llegado a decir que la capacidad de reconocer diferencias es por antonomasia la regla que indica el grado de cultura e inteligencia del ser humano... Quien ha encontrado su identidad, es una persona fuerte. No necesita ofender al otro para mostrar la propia superioridad. Es sereno, pacífico y generoso. Y cuanto más firmes son las propias convicciones, más flexible y acogedora la persona... Es como un árbol con raíces profundas, que da sombra, apoyo y alivio a quien lo busque... La actitud de respeto es más que mera tolerancia, pues mientras esta última proporciona solamente el mínimo margen para una convivencia posible entre la gente, el respeto apunta a la relación misma entre las personas y al desafío que supone estimar incondicionalmente la vida del otro para los demás...” (Jutta Burggraf).

Sindicatos: ¿caos o progreso?

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