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2011/01/23

LPG-La otra cara de las huelgas

 Escrito por Gabriel Trillos.23 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica. 
gtrillos@grupodutriz.com

La semana termina con un capítulo desastroso para la justicia del país. Los sindicatos del Órgano Judicial se dieron el lujo de poner candado a los tribunales y a Medicina Legal y con una impresionante insensibilidad, mezquindad e impunidad dejaron tirados en las calles los cadáveres de muchos salvadoreños, provocaron la liberación de reos (algunos de ellos con delitos graves), se impusieron a los jueces, a fiscales y a policías, y negaron así a toda la sociedad el derecho al acceso a la justicia, al derecho del reconocimiento y decente entierro de sus muertos. De nuevo, la ley y los gritos de una minoría se imponen al resto de salvadoreños.

Y lo que es peor aún, el Estado, el sistema, las instituciones, velan por los derechos de los que han violentado los derechos de la sociedad. Por eso es que en medio de la anarquía y la excesiva flexibilidad cualquiera cierra calles, cierra clínicas y hospitales, cierra escuelas a placer y nadie se preocupa por los derechos constitucionales violentados como el de libre tránsito, el derecho a la salud, el derecho a la educación. La percepción es que nadie pone orden. Es que nadie se preocupa por ese ciudadano que trata de escapar de un congestionamiento provocado por unas pancartas, por esa madre frustrada que junto a su hijo tomaron varios peligrosos buses en busca de una medicina o un tratamiento médico para llegar a enfrentarse a un manifestante que ha cerrado el centro médico público y que seguramente gana más que ella, tiene muchos beneficios en su plan laboral y quiere más a costa del salario de esa madre o del de su esposo a quien le descuentan renta para poder pagarle al manifestante que le impide acceder al servicio médico. Así no hay democracia que valga.

La Procuraduría de Derechos Humanos que se supone debe velar por el respeto de los derechos de los salvadoreños no hace más que pronunciarse a favor de los que se manifiestan. Su llamado público en el caso del paro judicial ha sido que la Policía no vaya a poner orden, porque hay una mesa de diálogo, pero no veo que esa institución haga algo por las familias dolientes a quienes les han dejado los cadáveres de sus familiares asesinados tirados por muchas horas en un camino polvoso o que trate de impedir que los delincuentes regresen a las calles.

Si bien es cierto, los sindicatos tienen el derecho a reclamar sus continuas mejoras laborales, no entiendo por qué tienen que hacerlo en menoscabo del resto de salvadoreños, en detrimento y atropello del ciudadano común. Y no se trata de ideologías o de extremismos, se trata simplemente de equidad, y de respetar los derechos de cada quien. Si basta con saber que los líderes sindicales ya tienen salarios y beneficios que seguramente no tiene la mayoría de trabajadores salvadoreños, como para que se palpen estas desigualdades.

El panorama no pinta nada bien. En el caso del Órgano Judicial, los magistrados no han llegado a acuerdos con los sindicatos. El presidente de la Corte Suprema de Justicia no ha salido a explicarle al país qué se está haciendo para resolver el conflicto. Se mantiene encerrado en su despacho. Por otro lado, de manera orquestada, tal cual sucedió en la última huelga general judicial en 1999, un sector de los maestros también ha anunciado acciones de hecho en busca de más salarios para ellos, y ya reaccionaron también en sector salud. Alguien ha creído que las arcas del Estado rebalsan de dinero y que solo hay que estirar la mano para tener más. El Estado deberá entonces ser claro y no permitir el caos. Ayer, la PNC recuperó las sedes de Medicina Legal... así por lo menos los muertos no sufrirán más... a ver qué hacen por los vivos.

La otra cara de las huelgas

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