Nuestro fútbol “profesional” va en reversa, en bajada y sin frenos. Después de 13 años, se me ocurrió acompañar a mi hijo a ver la final del torneo de Apertura 2010 entre el Alianza y Metapán. Para no hacerles larga la historia, me encontré a dos equipos que daban lástima técnica y físicamente. Un fútbol pobre, de pelotazos y rebotes, no hubo tan solo una jugada interesante; lo mejor de los 120 minutos de partido fue la celebración acrobática de un penal de Willer Souza en la tanda de tiros, al final del empate. Jugadores acalambrados por doquier y con limitadísima condición física. A pesar de ello, el estadio estaba lleno. La gente aún cree en el fútbol nacional, pero a la dirigencia poco le importa esto.
Escrito por Óscar Picardo Joao.12 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
El miércoles 22 de diciembre de 2010, el titular deportivo más importante de LA PRENSA GRÁFICA anotaba: “La Azul, en líos por el desayuno”; en efecto, la nota retrataba que la concentración de la selección nacional se había interrumpido debido a este pequeño “impasse” de coordinación y logística. Sobre este nivel “superior” del fútbol –selecciones– los resultados no solo han sido mediocres en fogueos, amistosos e intentos clasificatorios, sino que además, lejos de avanzar o mejorar, seguimos bajando en los rankings; y bajo las condiciones actuales no se ve una perspectiva clara para el mediano y largo plazo. Mientras otros países de la región ya definieron su staff de dirección técnica para el próximo mundial, aquí no tenemos ni idea de lo que va a suceder.
Estas circunstancias están llevando a los aficionados a aferrarse a otras ligas y al debilitamiento de la identidad futbolística local. No hay duda sobre el desmedido crecimiento de fanáticos del Barcelona y del Real Madrid, y la prensa local ha acompañado este desbordamiento cediéndole más páginas y titulares a la Liga española que al fútbol local, al extremo que le damos más importancia que los propios periódicos españoles.
Tres conclusiones de la entropía del fútbol nacional: en primer lugar, el problema de los dirigentes deportivos; el fútbol está en manos de gente que no sabe, que no logra aprovechar el potencial comercial, que administra mal los recursos, que planifica peor y que ha llevado al fútbol a condiciones paupérrimas, contratando a jóvenes mal pagados, sin condición física y técnica, y a directores técnicos desactualizados que rotan entre la mediocridad y el descenso. En segundo lugar, no hay una buena liga de fútbol infantil y juvenil, base de las ligas mayores. Países que tienen un buen nivel de fútbol tienen buenas canteras articuladas y progresivas, aquí los equipos de primera división y selecciones se conforman con rescatar a algunos jóvenes con algunas habilidades al margen de la condición física, no se preocupan por trabajar con niños y jóvenes con potencial; en tercer lugar, o se realiza un mercadeo y administración deportiva muy mala o algunos se aprovechan del fútbol y malgastan los recursos. Para el fútbol siempre hay patrocinadores, páginas y páginas deportivas, y reportajes. Lo hagan bien o mal, el deporte rey es el fútbol; la gente llena los estadios, pero todos estos recursos no se notan, seguimos contratando jugadores extranjeros de mala calidad y seguimos pagando mal a los jugadores locales que no terminan de profesionalizarse.
Finalmente, no sigamos siendo ingenuos: con contratar a Bielsa, a Ferguson o a Mourinho no vamos a clasificar al mundial; esto solo podría significar una nueva etapa del trillado episodio de seguir malgastando el dinero, con el riesgo –si los vecinos de CONCACAF cometen nuestros mismos errores– de una nueva goleada en el mundial de Brasil 2014.
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