Ha causado impacto la prohibición del presidente de la República de vedar a sus ministros y viceministros hacer campaña electoral. Esta es, en positivo, la culminación de un proceso que tiene larga historia.
Escrito por Ivo Príamo Alvarenga.12 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
En tiempos del general Martínez y su partido Pro Patria, así como de las dictaduras sucesivas del PRUD y del PCN, los empleados públicos tenían obligación de formar parte o hacer proselitismo por el partido oficial. El coordinador del partido era el “presidente” de la República o quien había sido designado para serlo.
Dicho sea de paso, este calificativo ha quedado con un simpático pero impropio uso. Oficial es lo que pertenece al Estado, forma parte o es emitido por él, como el Diario Oficial, de uso oficial, documento oficial, etcétera. Se llamaba así despectivamente a los partidos políticos que nacían desde arriba, servían al gobierno y se servían del gobierno. En tiempos electorales, los cuerpos de seguridad, y si era necesario la Fuerza Armada, presionaban u obligaban a votar por el partido oficial. Los vehículos, medios de impresión, combustible, todo lo que fuera útil del Estado para el proceso estaba al servicio del partido.
Partido de gobierno es otra cosa. Es el que da el principal sostén al gobierno. En los regímenes parlamentarios, el jefe del gobierno es el jefe del partido mayoritario o de una coalición que forma mayoría en el congreso.
El FMLN es partido de gobierno, es el partido “en” el gobierno, pero no es el partido oficial. Si yo fuera miembro del FMLN me ofendería que lo llamaran partido oficial.
Al Partido Demócrata Cristiano le faltó para la connotación de partido oficial el de haber sido constituido desde arriba, porque nació muy abajo y luchó tenazmente contra los de arriba para tomar el poder. Pero los recursos del Estado los puso en muchos casos al servicio del partido durante las elecciones.
ARENA se contuvo bastante, por propia iniciativa, ayudada por la vigilancia que ejercían los otros contendientes. Hablo de que se cuidó en lo que se refiere a poner en función del partido los bienes y las personas del gobierno. En otros aspectos, algunos tienen opiniones distintas.
Una virtud que al respecto ejerció fue la de separar la coordinación del partido con la Presidencia de la República, norma a la que en mal momento faltó el presidente Saca. Asumió los dos cargos y se lanzó de lleno a la campaña electoral, donde cometió dos errores confiando demasiado en su merecida popularidad. Uno el de creer que el 1.2 millones de sufragios en la presidencial eran para él, cayendo en el equivocado eslogan de que todo voto por ARENA era un voto por Tony Saca. Se olvidó que un 30% había sido contra Schafik. Esa fue la proporción que le negó sus preferencias en los comicios para diputados.
Para combatir esos males, desde la brutal imposición de Martínez, el PRUD y el PCN hasta los no disimulados de otros partidos, Funes ha querido erradicar el empleo de recursos públicos en fines partidarios, aunque quedan dos dudas. Los utilizan no sólo los ministros, sino los mandos medio altos y medios, pero es de esperar que el efecto cunda. Si no hay abuso arriba, podrá evitarse abajo. Puede también doler a ciertos políticos de profesión y de corazón estar limitados para luchar por su bandera.
Pero si el FMLN llegara a triunfar en las elecciones dejando la impresión de que no se valió del personal y los haberes del Estado para ello, obtendrá la victoria más limpia en la historia nacional.
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