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2011/01/04

LPG-Editorial-La clave de la efectiva gobernabilidad es la disciplina responsable

 El inicio del nuevo año es de nuevo oportunidad más que propicia para definir la hoja de ruta del nuevo despegue económico, con metas muy superiores al angustioso ritmo que venimos teniendo desde hace ya mucho tiempo.

Escrito por Editorial.04 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Si algo falta en los países que no han logrado dar el salto inequívoco del subdesarrollo hacia el desarrollo es disciplina. Y eso se mira en todos los tiempos y latitudes. Para salir adelante hay que ordenarse conforme a principios y a proyecciones, dejando a un lado las prácticas turbias, los intereses abusivos, las improvisaciones ocurrentes y las imposiciones arrogantes. Esto se dice fácil, pero requiere toda una enseñanza histórica y una práctica social debidamente acumuladas. En otras palabras: el comportamiento nacional saludable y progresista hay que construirlo de manera disciplinada y consciente, para lo cual no basta un ejercicio democrático superficial, sino que debe haber un compromiso de todas las llamadas fuerzas vivas en esa línea.

Quizás el ejemplo más vivo, en nuestro ambiente, de que los fenómenos nacionales básicos tienen que responder a una disciplina clara está en la dolarización, que en un principio quiso disimularse bajo el disfraz del bimonetarismo. Desde un principio estuvimos de acuerdo con la lógica de dolarizar, justamente para entrar en una fase de disciplina fiscal formalmente asumida, aunque en el entendido de que la dramática medida exigiría la máxima seriedad en la gestión. Desafortunadamente, no se fueron tomando las medidas disciplinarias consecuentes en el ámbito del manejo financiero; pero aun con eso, ahora es evidente sin ninguna duda que desdolarizar conllevaría consecuencias de altísimo riesgo, como lo reconocen hasta los que a todas luces quisieran hacerlo. Aparte del disparo imprevisible de las tasas de interés, podríamos imaginar las tentaciones de jugar con el factor monetario que tendrían los tomadores de decisiones gubernamentales en las actuales condiciones de escasez de recursos.

Disciplinarse tanto en la consecución de ingresos como en política de gastos es insoslayable. Eso crea resistencias, pero no hay cómo evitarlo. De lo que se trata es de actuar estratégicamente en áreas fundamentales y determinantes, como el manejo del déficit fiscal, la dinámica de endeudamiento público y, sobre todo, el estímulo real a la economía productiva. Este último punto es francamente decisivo, y no se le da el tratamiento que merece. En algún momento se habló de potenciar y desarrollar la economía productiva, pero ahora ya no se habla de ello, porque los aires políticos soplan con despiste cada vez mayor.

Debemos enfilar todas las baterías de la creatividad nacional, tanto pública como privada, hacia una verdadera disciplina del crecimiento. El inicio del nuevo año es de nuevo oportunidad más que propicia para definir la hoja de ruta del nuevo despegue económico, con metas muy superiores al angustioso ritmo que venimos teniendo desde hace ya mucho tiempo. Sería del caso que se montara una mesa multidisciplinaria compartida por el sector público en pleno y por el sector privado ampliado para redefinir las líneas del crecimiento nacional.

Necesitamos entrar en la dirección de la efectiva gobernabilidad, lo cual implica que cada quien aporte su propia disciplina, empezando por el Gobierno. La realidad, en todas sus expresiones y con todos los tonos habidos y por haber, está enviando ese mensaje.

2011 no es año común, como se ha reiterado ya hasta el cansancio. Y no lo es, en primer lugar, por la intensificación de los desafíos que venimos cargando. Si seguimos en las mismas, jugando pizpizigaña ingenua cuando se requiere ajedrez de altura, todos pagaremos las facturas.

La clave de la efectiva gobernabilidad es la disciplina responsable

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