La Asamblea legisló sobre el tema específico de esas candidaturas también conocidas como “no partidarias”, y el decreto ya fue sancionado por el Ejecutivo.
Escrito por Editorial.14 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
Como ha venido siendo notorio a lo largo de todos estos años de construcción democrática, después del logro de la paz negociada, la modernización política es un esfuerzo erizado de resistencias y obstáculos. Dentro de dicha modernización, la reforma electoral es un componente de primera importancia, porque es ahí donde se definen los perfiles de la representatividad ciudadana, que está en la base de todo el sistema. La principal fuente de dificultades al respecto se halla en los mismos partidos políticos, que se resisten de distintas maneras a los desafíos de la evolución democratizadora; aunque, por la misma energía del proceso nacional, ya se ve que la línea de avance es indetenible, como lo demuestran los hechos que se van sucediendo en el ambiente.
A la luz de la controversial sentencia de la justicia constitucional sobre las llamadas “candidaturas independientes”, se han venido dando movimientos legislativos dignos de análisis. La Asamblea legisló sobre el tema específico de esas candidaturas también conocidas como “no partidarias”, y el decreto ya fue sancionado por el Ejecutivo. Hay, al respecto, gran variedad de opiniones, sobre todo negativas. Ahora se está moviendo también en la Asamblea el tema de las listas “abiertas y desbloqueadas”, que implica un mejoramiento hacia la representatividad más personalizada. También en este punto se están oyendo diversidad de opiniones, con mayor tendencia hacia la crítica de lo que en un principio ha acordado la Asamblea.
Lo cierto es que todo lo que se refiere a la reforma política y a ese relevante apartado de la misma que es la reforma electoral debería haber seguido una vía diferente a la que se tiene en estos momentos. Para empezar, los actores políticos tendrían que haber emprendido, sin necesidad de apremios externos, como son los que surgen de la sentencia aludida, un trabajo de renovación modernizadora del sistema, que se viene necesitando desde hace mucho. Ha habido, en el pasado, compromisos interpartidarios para hacer ese trabajo, pero hasta la fecha los productos han sido muy escasos. Y en las circunstancias actuales se tiene que hacer por necesidad lo que debió hacerse por convicción. Eso complica aún más las cosas.
En la Asamblea todo puede ocurrir. Hay, por el momento, un acuerdo partidario para que en las papeletas de votación, en el caso de las legislativas, estén tanto el nombre como la fotografía de los candidatos, y ya no sólo la mención genérica del partido. Si esto se concreta, y se hace de una manera práctica y conveniente, se tratará de un paso muy significativo en la línea de avanzar hacia lo que sería un esquema mucho más acorde con la lógica democrática: el que cada representante se elija dentro de su propio distrito; es decir, que cada representante les responda directa e inequívocamente a sus electores, y no sólo a su cúpula partidaria, como es hasta la fecha.
En todo caso, hay que valorar de manera positiva todos estos movimientos tendientes a modernizar el sistema electoral. Ya se anunció que el voto residencial abarcará, en 2012, 9 departamentos y 2 municipios grandes más. Buena noticia. Si se llega a tener listas abiertas y desbloqueadas será otro aporte en firme. Siempre habrá opiniones variadas, porque son cuestiones concretas, que pueden tener distintos moldes; pero lo que importa de veras es que el esfuerzo modernizador vaya caminando hacia adelante, porque cada paso en esa dirección se vuelve un resultado acumulable para asegurar que no se reproduzca el estancamiento.
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