Comentarios mas recientes

2011/01/05

LPG-Editorial-Hay que enfocar los factores sociales de la inseguridad

Hoy la prevención hay que hacerla a marchas forzadas, cuando hay una urgencia de persecución del crimen que absorbe una enorme y creciente cantidad de energías de toda índole.

Escrito por Editorial.05 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Cuando en una sociedad se presentan condiciones tan agudas de inseguridad y criminalidad como las que imperan en nuestro ambiente, es inevitable arribar en algún momento a la aceptación real y generalizada de que dichas condiciones tienen profundos arraigos en los modos de vida y en las consecuencias que estos acarrean. En nuestro caso, es de incuestionable evidencia que dichos modos y prácticas de vida nunca fueron ordenados conforme a una verdadera lógica de comunidad nacional, sino, por el contrario, estuvieron regidos desde siempre por los crudos intereses del poder, más allá de los principios y valores que deben regir para que haya una efectiva convivencia pacífica, integrada y democrática.

Si allá en el siglo XIX, o siquiera en el siglo XX, hubiéramos hecho una apuesta nacional a la educación ciudadana, a la solidez de las instituciones y al equilibrio social pacificador, muy distintos gallos nos habrían cantado a lo largo del tiempo. Para empezar, no habríamos llegado al límite extremo de una guerra fratricida, como la que al final se detonó hace treinta años. Ahora, cuando ya el nuevo siglo lleva corrida su primera década, estamos ante el imperativo categórico de acelerar todos nuestros procesos ordenadores, y hay que hacerlo en medio de desafíos de la más alta intensidad; entre ellos, el de las estructuras antisociales y criminales que han venido ganando cada vez más espacio tanto en el país como en sus entornos.

Está visto y probado hasta la saciedad que para controlar y erradicar las conductas antisociales y criminales no bastan las acciones provenientes de las instituciones encargadas de perseguir y atacar sus consecuencias, como son las instituciones policiales, fiscales y judiciales; es imperioso descender a las raíces de los fenómenos que alimentan dichas conductas, con lo que se llaman políticas, estrategias y programas preventivos. En otras palabras, no bastan ni pueden bastar los esfuerzos persecutores de la delincuencia y del crimen: es preciso incidir en los caldos de cultivo de esas formas de comportamiento distorsionado y dañoso.

A estas alturas, el trabajo en este campo es de gran complejidad. Al respecto, FUSADES está haciendo otra propuesta muy oportuna: el contar con una ley de peligrosidad, que justamente pueda regular las conductas antisociales que afecten la normalidad de la vida comunitaria, como son las que provienen del accionar de las pandillas o sean resultantes de la desintegración familiar que padecemos. Según bien dice FUSADES, la situación actual se habría evitado de haber habido, desde la institucionalidad, un trabajo serio y responsable de prevención. Hoy la prevención hay que hacerla a marchas forzadas, cuando hay una urgencia de persecución del crimen que absorbe una enorme y creciente cantidad de energías de toda índole.

La regulación legal de la peligrosidad, de la que hemos hablado en varias oportunidades, haría posible distinguir con claridad entre conductas peligrosas y conductas ya delictivas, que es en lo que están entrampadas las iniciativas legales en curso. Y es que es apremiante pasar de las regulaciones a las aplicaciones prácticas, porque la realidad no es soportable tal como está.

El momento demanda mucha efectividad organizada, para poder entrar en auténtica fase de superación del actual estado de cosas en lo que a la inseguridad ciudadana se refiere. Este es sin duda uno de los retos mayores a los que nos enfrentamos como sociedad emproblemada.

Hay que enfocar los factores sociales de la inseguridad

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.