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2011/01/05

Co Latino-Víctor Valle: «Todo lo que tenemos ahora ha sido propuesta de la izquierda» | 04 de Enero de 2011 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 Francisco E. Valencia/Gabriela Castellón.05 de Enero. Tomado de Diario Co Latino.

Víctor Valle, vicerrector de la Universidad por La Paz, y socialdemócrata, habla de los lineamientos que el Gobierno actual asemeja a la Social Democracia. Asegura que hace falta profundizar en la democracia, pero que el Ejecutivo está realizando un trabajo equilibrado.
Además, habla del ex presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, a quien califica como un personaje importante para América Latina.
¿Cómo está su trabajo en la Universidad por La Paz?
Soy, actualmente, uno de los vicerrectores. En la Universidad tienen una afiliación con Naciones Unidas, porque fue fundada por la asamblea general. El Consejo Académico lo decide el secretario general de Naciones Unidas. Actualmente tenemos unos 10 postgrados presenciales, en Costa Rica, con estudiantes de 60 países. Es una experiencia muy rica para ellos. En los últimos ocho años, hemos graduado a más de mil 200 muchachos de 110 países.
- ¿En qué áreas?
En derecho internacional, seguridad ambiental, medios de comunicación y conflicto; estudios de género, desarrollo sostenible…
- ¿Qué tiempo abarcan estos postgrados?
Un año intensivo, nivel de maestría.
- ¿Son becados?
Tenemos donantes importantes, como la Fundación Dipon, que nos da 30 becas para estudiantes asiáticos; el gobierno Holandés, que nos da un número similar para estudiantes africanos. No tenemos ningún latinoamericano que nos ayude y no hemos tenido, en los últimos ocho años, a pesar de que hemos graduado estudiantes de 110 países, ni un solo salvadoreño.
- ¿No le parece curioso?
Me parece curioso. Puede haber mil explicaciones. Una de ellas es el costo de la matrícula, que comparativamente con respecto a los países desarrollados es bajo; pero con respecto a nuestros países es alto.
-Y, siendo de las Naciones Unidas, ¿la pone tan cara…?
Porque no tenemos fondos de Naciones Unidas. Tenemos que pasar el sombrero a donantes, todos los años.
- ¿Desde cuándo está en esta tarea?
Desde hace 10 años, desde que me fui de El Salvador. Después de mi experiencia en la inspectoría, volví a la academia. Imparto cursos en materia de seguridad humana, desarrollo humano, violencia urbana. Y capacito diplomáticos en Asia central, en el cono sur, dando capacitaciones.
- Hablemos de la Social Democracia. ¿No la ha abandonado?
No, porque creo que para un salvadoreño, que busca los cambios políticos y sociales, la Social Democracia, bien entendida y llevada a fondo, es una opción viable, factible. Tengo la opinión, si usted quiere intelectual, de que la Social Democracia todavía no ha calado en la cultura política de El Salvador.
- ¿A pesar de que hay muchos que hoy se llaman socialdemócratas, y hay varios partidos que tienen la bandera de la rosa?
Lo que pasa es que para que tengan significado y sentido de ser, tienen que tener apoyo considerable de algún sector de la población. Creo que es allí donde se ha fallado: en educar al soberano, a las grandes masas, en la naturaleza y el mérito del socialismo democrático.
- ¿A quién le corresponde dar esa educación?
A los partidos políticos, al liderazgo intelectual progresista y principalmente a los grupos de avanzada, que enarbolan la bandera de la social democracia. El MNR quiso hacer eso. Y antes de ellos, hubo otros agrupamientos, en torno a la figura de Arturo Romero, que fue líder civil de la rebelión contra Martínez.
- ¿Era socialdemócrata?
Él era un socialdemócrata instintivo. Probablemente no era un ideólogo en particular, pero al final la Social Democracia descansa en principios muy sencillos. Uno, que hay que garantizar una estabilidad política, no olvidar la agenda social en servicio de los trabajadores, que  puede caber, funcionar la coexistencia entre los empresarios y trabajadores. Y con base a esos pactos ir adelantando lo que es posible adelantar. En nuestro caso, siguen siendo la bandera salarios decentes, respeto a las leyes laborales, tres tiempos de comida para todos, seguridad social para las grandes mayorías, que en otros países de la región ya eso es como comprobadamente exitoso.
- En América Latina, ¿qué países han abanderado la Social Democracia y han sido exitosos?
Mire, como Social Democracia, diría yo que lo que ha pasado en Brasil, a partir de Fernando Henrique Cardoso es algo exitoso. Incluso, el comportamiento de Lula, y el Partido de los Trabajadores, que supo equilibrar el manejo político, sin olvidar a las grandes mayorías, aunque él no se proclame socialdemócrata, yo diría que su agenda está bastante cerca de eso. En Chile, con esa concertación por la democracia que hizo posible vencer la dictadura de Pinochet, pues allí gobernaron durante algunos años personas como Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, que también levantaban unas banderas, aunque no lo dijeran, de corte socialdemócrata. Costa Rica es un caso que se menciona mucho, con sus peculiaridades. Actualmente tienen en el poder a un partido autoproclamado socialdemócrata. Internamente hay muchas discusiones, sobre si eso es cierto o no. Porque con base en lo que pasó en el mundo, y en el continente, se dio en el seno de algunos partidos socialdemócratas la adopción de medidas neoliberales para salir adelante.
- Sobre todo en Europa
Sobre todo en Europa. Y se le adjudica a Chile eso, un poco a Cardoso y al Partido de Liberación Nacional, de Costa Rica. Lo importante es que a nivel verbal y retórico  no desdeñan el ideario socialdemócrata.
- La crisis del neoliberalismo podría haber abarcado la crisis de la socialdemocracia, por haber adoptado algunos lineamientos
Podría ser, pero como ya está probado que ese ideario neoliberal no funcionó, porque las consecuencias están a la vista. Eso, en mi opinión, obliga a los políticos progresistas, donde están los socialdemócratas, obliga a revisar no sólo el instrumental político, sino la agenda de lo que hay que adelantar en este período histórico. Porque los problemas ahora, sobre todo después de los conflictos, son otros, pero más graves. Hace 20 años queríamos el fin del conflicto, ahora lo que quisiéramos es el fin de la violencia social o el de que los nutrientes de la violencia social se suspendan. Son la falta de oportunidades, la extinción social, familias desintegradas, la pobre educación en valores humanitarios, solidarios, y en valores democrático, donde creo que nuestro sistema educativo está fallando.
- ¿Tienen indicios de que los socialdemócratas, tanto aquí, como en otras partes del mundo, están haciendo ya  esas valoraciones pertinentes para enrrumbar?
Ha habido esfuerzos. Tengo la oportunidad de recibir documentos de la Internacional Socialista, que se refieren a problemas del cambio climático, la violencia urbana y, sobre todo, a problemas coyunturales como la muerte de un dirigente socialdemócrata; intento de golpe de estado en algún lugar, la persecución de algún ex presidente. Entonces, en  la medida que, siendo la Internacional Socialista, la expresión institucional de la Social Democracia, y siendo que ellos se pronuncien permanentemente, no sólo la global, que tiene sede en Londres, sino la regional que la dirige el ex presidente Martín Torrijo. Todos ellos frecuentemente se están pronunciando sobre los temas actuales, estratégicos.
- En El Salvador, muchos han dicho que hay un Gobierno más apegado a la Social Democracia. ¿Está de acuerdo con eso?
Podría calificarse, sí. Sobre todo, si tomamos en cuenta que existe una tendencia a la moderación, al poner de acuerdo varias fuerzas. Es lo que yo leo, como observador externo a lo que está pasando en el sistema salvadoreño. Percibo un gran esfuerzo, de un gran sector progresista, de ponerse de acuerdo. Hay una ventaja histórica. Yo siempre he creído que quien ha sido pionero en el pluralismo en El Salvador ha sido la izquierda, porque lo hemos ensayado en diversas ocasiones. El FMLN, en sus comienzos, cuando impulsó la guerra, era un pluralismo dentro de la izquierda. Había cinco fuerzas organizadas y, a veces, dentro de cada una varias sub fuerzas. Ese es un legado histórico de la izquierda: la capacidad de ejercer el pluralismo. Y, en la actualidad, yo veo que también se hacen esfuerzos por administrar un pluralismo, que es uno de los atributos de las características de la Social Democracia. Por otro lado, ¿por qué podría decirse que este Gobierno se acerca a la Social Democracia? Bueno, porque en ningún momento ha pensado en suprimir al patrono e instalar la dictadura del proletariado. En ese sentido, si lo que busca es un entendimiento con el empresariado, para que al trabajador le vaya mejor, que es otra piedra de toque de la Social Democracia, yo veo que el actual Gobierno intenta eso. ¿Cuán exitosos será? Está por verse. Yo diría que sí lo podríamos colocar en un gran esfuerzo de social democracia.
- ¿Cómo cree que, en América Latina, va a despuntar el socialismo?
Yo acostumbro, más allá de la formación ideológica, pensar en los problemas que aquejan a las grandes mayorías. En mi opinión, para ser consecuente a la historia del socialismo, los movimientos socialistas del continente tienen que tomar en serio las posibilidades y las necesidades del pueblo. Ambas como motores de una agenda realista-política. ¿Qué puede hacer el pueblo salvadoreño en estos momentos? No pensemos en lo que debería hacer,  sino en lo que puede hacer. Y, por otro lado, pensemos en las necesidades objetivas del pueblo. Al final, el socialismo lo que busca es favorecer a las grandes mayorías, en la resolución de sus problemas fundamentales.
- Desde la distancia, ¿cómo ha visto el trabajo de este Gobierno en el área económica, en el área de la seguridad?
Tanto los acuerdos de Paz, como el triunfo de 2009, del FMLN, son avances en la política, son indicadores de progreso. No hay duda de que la gente puso muchas esperanzas en este cambio. Sobre todo porque el país lo necesitaba, Y no sólo porque hubo 20 años de Arena; sino porque eran más de 20 años de un régimen similar. ARENA era el heredero del PCN, del PRUD, Propatrias… En ese sentido, las expectativas de la parte mayoritaria que favorece el progreso y el cambio en El Salvador fueron muy altas. Ahora bien, ¿qué ha hecho el Gobierno? Ha hecho lo que todos los Gobierno hacen. No es lo mismo mandarle a llamar, que verla venir. O sea, se ofreció, se plantearon expectativas, se llegó a actuar; pero allí viene  lo que dice un amigo sociólogo, vienen los golpes de realismo. ¿Cómo hay que manejar el presupuesto, cómo hay que favorecer la inversión, cómo manejar las macrovariables de la economía, cómo conciliar los intereses de los sectores populares, con los sectores conservadores? Y, en ese sentido, he visto que el actual Gobierno, y sobre todo el Presidente (Mauricio) Funes, y la gente que le rodea, han hecho esfuerzos por encontrar puntos de coincidencia, conciliar. He observado que, lamentablemente, el Gobierno ha contado con la renuencia de los sectores tradicionalmente conservadores del país que, por distintos medios, siembran la duda, la incertidumbre y me da la impresión que no han aprendido la lección. Porque lo que vivimos en El Salvador actual, los acuerdos de Paz y toda la agenda derivada, nunca fue propuesta de la derecha. Todo lo que tenemos ahora ha sido propuesta de la izquierda. La PDDH, la PNC. Existe una manera democrática de elegir la CSJ, todo eso es la agenda que presentó el Frente en la negociación. ARENA nunca presentó nada, lo que había era que convencerla que esas propuestas eran viables y necesarias. Entonces, al decir que no han aprendido la lección, estos mismos sectores, en lugar de pensar en un esfuerzo nacional para resolver los grandes problemas del país, y que haya mejor seguridad, y que la gente no viva con el miedo de la extorsión y el asalto, se dedican en poner duda e incertidumbre a cualquier medida del Gobierno. Un gran esfuerzo del actual Gobierno debería ser en esa dirección: ¿cómo crear espacios de diálogo democrático?, a partir de una premisa: que hay  buena intención en la otra parte. Si no la hay, pues los hechos demostrarán que no la hay, y el pueblo se encargará de tomar nota y expresarlo en las próximas elecciones. Estamos jugando dentro de las reglas del juego democrático y me parece que, un punto crucial, serán las elecciones de 2012. Deberían abrirse espacios para un diálogo democrático y el que se niegue o sabotee ese diálogo, quedará en evidencia. Como quedó en evidencia que el Foro de concertación económica y social, que se previó en los Acuerdos de Paz no funcionó, por el sabotaje de los empresarios.
- ¿Cuáles serían las directrices para ese diálogo democrático?
Primero, voluntad política de propiciarlo. Segundo, anuencia de las partes fundamentales. Las partes fundamentales son el movimiento social, los partidos políticos y los empresarios. Si hay voluntad comprobada de dialogar democráticamente, para encontrar solución a problemas comunes y nacionales, con esos dos requisitos podemos pensar en un procedimiento. Pero una sugerencia que es fácil decirla, pero probablemente no llevarla a cabo, es crear un cuerpo de comisionados para el diálogo democrático, de carácter plural. Por ejemplo, somos un país pequeño, nos conocemos todos y sabemos que en todos los sectores hay gente de vocación democrática y de vocación de cambio y, sobre todo, de vocación de usar el diálogo para resolver problemas. Una docena de estas personas podría contribuir a eso.
- ¿Tiene en mente figuras?
Sí tengo, pero preferiría no mencionarlas, para no herir susceptibilidades ni crear expectativa.  Yo recuerdo la experiencia de la Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz, que fue creada por la negociación en septiembre de 1901. Y, entre septiembre y enero, funcionó como COPAZ transitoria, con la intención de legislar para la nueva institucionalidad, o por lo menos elaborar los proyectos de ley para la nueva institucionalidad, que se derivaría de los Acuerdos de Paz. Sin embargo, cumplió otros papeles, en el sentido de que, dado que estaba allí una docena plural, de distintos sectores, se podía hablar de cosas y llegar a consensos. De tal forma que se llegaba a un consenso informal, que era trasladado a las instancias de decisión política. Eso funcionó. Lamento que no se haya extrapolado en la historia nuestra. Pensando en esa experiencia, casi 20 años después, creo que sería aconsejable una instancia de diálogo democrático, donde se le consulte o se le proponga  a quien corresponde cosas a hacer.
- Este 2010, la CSJ emitió varias sentencias que crearon cierta polémica. ¿Qué piensa de esta Corte, de esta Sala de lo Constitucional?
Me llamó la atención y me entusiasmé con la resolución de las candidaturas independientes. Me desencanté un poco cuando vi que los dos partidos mayoritarios establecieron una serie de procedimientos que, prácticamente, tornan imposible, por lo menos para las elecciones de 2012, la vigencia de las candidaturas independientes. Me desencanté, porque yo creo una cosa: toda la lucha nuestra, en las últimas décadas, ha sido una lucha por la democracia y, en la medida en que nosotros profundicemos la democracia y eduquemos a los ciudadanos en los méritos de la democracia y el propósito de una democracia sana, en esa medida crearemos las condiciones para que el país progrese.
- ¿Las candidaturas independientes profundizarían la democracia?
Creo que sí, pero combinado con otras medidas.
- ¿Por ejemplo?
En primer lugar, el riesgo es, lo que han apuntado algunos, que alguien malsano con dinero capte partidos o candidaturas independientes. Pero la otra medida que yo creo que debería complementarse es un cambio en la estructura del régimen político. Si somos democracia representativa, ir a la representación directa de  distritos electorales, por ejemplo. Es algo que le daría al ciudadano la oportunidad de elegir a un representante. Ahora lo que hacemos es votar por una planilla y, muchas veces, la gente no sabe por quién vota. Si modificamos el sistema de manera tal que la distribución sea por distrito electoral, de gente vinculada con su comunidad estaremos profundizando la democracia, porque el electo se sentirá vinculado con su base. Ahora se siente vinculado con una cuestión más agregada, que es el partido. La otra cosa es el voto domiciliar. No es posible negarle el voto a los servidores públicos (policía, soldados). Y la otra es el voto en el exterior. Le podrán decir a uno que eso no va a hacer la diferencia. Sí, pero la democracia no es a base de muestra, sino a base de universo. Todas esas medidas, que lucen como administrativas, en realidad profundizarían la democracia.
- Recientemente ha muerto Carlos Andrés Pérez, muy conocido sobre todo en la década de los ‘80, cuando gobernaba Venezuela. ¿Qué piensa de este personaje, qué legado dejó en América Latina para la democracia?
En primer lugar, es una figura que ha dejado una gran huella en la historia política de América Latina. De acuerdo a las crónicas, murió de 88 años, los últimos diez los pasó combatiendo a su enemigo político, Hugo Chávez. Sin embargo, durante 60 años anteriores de esa lucha tuvo aportes muy importantes en la cuestión política de América Latina. Habría que ver en Carlos A. Pérez tres momentos importantes de su vida política. Primero, cuando siendo él adolescente presencia su familia la caída del dictador Juan Vicente Gómez, de Venezuela. Y es en ese clima que él inicia sus primeras armas. A partir de ese momento, entra con entusiasmo a apoyar un intento democrático en el Gobierno del escritor Rómulo Gallegos y, posteriormente, en el esfuerzo de los pioneros de la Social Democracia y de la soberanía de América Latina, como Rómulo Betancourt, José Ferrer, Juan Bosch. Él, joven, pero ya involucrado a eso. Diría que eso le da a él un basamento y un ideario muy por la democracia y por el cambio social. Cuando se instaura la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, él sale al exilio y desde allí sigue trabajando por el derrocamiento de la dictadura, lo cual sucede a principios de 1958, un año antes de la revolución cubana. El exilio lo pasa en Costa Rica, y allí, tanto él como sus mentores, Rómulo Betancourt, habían entrado en contacto con el PC de Costa Rica. Y siguió en su trabajo político, pero al principio de la década de  los ‘60 hubo un quiebre, entre esos socialdemócratas y esos progresistas moderados, con la izquierda histórica y radical.
- ¿A Carlos Andrés Pérez lo ubica como socialdemócrata?
Sí. Es uno de los campeones de la Social Democracia. En esa época, gobernaba Rómulo Betancourt, pero tuvo la oposición de Trujillo, que lo intentó matar. Y fue muy protagónico, Betancourt, en la expulsión de Cuba del sistema Interamericano. Entonces, a partir de ese momento, Rómulo Betancourt y sus allegados se convirtieron en  adversarios frontales de la revolución cubana.
- ¿Carlos Andrés Pérez simpatizaba con la revolución cubana o estaba en contra?
Al principio simpatizaba con la revolución cubana, porque hasta contribuyeron a través de sus movimientos políticos, conexiones. No sólo con la revolución cubana, sino que con la lucha contra Trujillo, contra las dictaduras centroamericanas, el apoyo a Arévalo (Guatemala). Entonces, esto iba configurando con un movimiento no marxista. Cuando Rómulo Betancourt es Presidente, él es el ministro del interior y le toca reprimir a algunos movimientos populares izquierdistas. Y eso le dio una imagen de duro y reaccionario. Sin embargo, siguió su carrera, y llegó a su primer período de presidencia, que fue del ‘74 al ‘79, y allí le tocó jugar un papel importante en dos cosas primordiales para América Latina. Uno fue la recuperación del Canal de Panamá, apoyando a Torrijos enormemente, para que eso fuera posible. Y, otro, el apoyo a la revolución sandinista. Eso fue en el primer período.
- ¿A los movimientos guerrilleros salvadoreños no les ayudó en aquel momento?
En ese momento los movimientos guerrilleros salvadoreños eran incipientes, pero le ayudó no sé si a los movimientos guerrilleros, pero sí a los luchadores, por lo menos afiliados al FDR y al MNR. En el segundo período, que fue del ‘89 al ‘93, allí ya le tocó el papel muy protagónico de estar en el grupo de amigos, favoreciendo la negociación. En ese sentido, favoreció la lucha porque proveyó Venezuela como punto de reuniones, dio medios para que los equipos se desplazaran. Él fue afectado cuando su segunda presidencia, que comenzó en el ’89, sucedió el famoso «Caracazo», que provocó, a raíz de esa posición de la Social Democracia. Eso, en Venezuela, cayó como una bomba y provocó un alzamiento popular de dos días que le causó 300 muertes al país. Eso lo afectó y, sin embargo, eso no fue obstáculo para que él jugara un papel protagónico en apoyo a la administración salvadoreña. Yo diría que el aporte de Pérez a la democracia es innegable. Sus errores tendrá, habrá que señalarlos,  y otros lo harán.
- ¿Usted lo conoció personalmente?
Sí.
- ¿Tiene alguna anécdota que le parezca interesante contar?
Tengo varias. Me acuerdo cuando aún estaba trabajando en Washington, en la OEA, y yo todavía hacía parte del colectivo del lobby de la insurgencia allí. Entonces, murió Guillermo Hungo. Una de las personas que habló conmigo para convencerme de que debía dedicarme a la política fue él.
- ¿Usted se consideraba un excluido de la política?
No, porque yo había estado fuera mucho tiempo. Mi papel había sido ayudar a todo lo que fuera izquierda, desde lo que yo pudiera hacer. En primer lugar, hablar bien de la izquierda, que ese es el deber mínimo de una persona progresista, no caer en la tentación de por quedar bien con los poderosos hablar mal de la izquierda. Eso yo no lo he hecho en mis 70 años de vida. Entonces, una de las personas que me convenció para que regresara a El Salvador fue él. Recuerdo que hubo una reunión de presidentes acá, y recuerdo que vine de Washington, muy breve simplemente me dijo: «creo que es tiempo de que te decidas a hacer algo». Entonces la despedida de él fue: «dale pa’lante, te apoyo».
¿Por eso aceptó la secretaría general del MNR?
Fue un factor, porque no sólo él me lo había dicho. Todos esos factores, más la decisión personal, aplicando aquel dicho popular de «el niño llorón y la mamá quue lo pellizca». Yo, subconscientemente, quería eso. Y dejé mi carrera en la OEA y me vine a la aventura, de lo cual no me arrepiento. Fue muy enriquecedora para mi vida. Esa es una anécdota. La segunda es cuando se le da el golpe en febrero de 1992, la Internacional Socialista crea una comisión para ir a expresar su solidaridad, eso fue como a los dos días del golpe. Todavía había huellas de sangre de los combates y todo. El comentario que les hice después a mis compañeros fue que lo encontré muy firme. Como inalterado. No que lo esperaba, sino como un hecho de la política. La otra fue cuando… Me acuerdo que comenzó su declinación por una cuestión muy política. Él permitió que sus enemigos se unieran. Incluso dentro del partido Social Democrático. No fue capaz de evitar que ellos se unieran.
- ¿Todo al rededor de la corrupción?
Sí, corrupción. Cuando él ya estaba en la antesala de lo que al final fue la separación del Gobierno, lo visité con Gerardo Godoy, que es un salvadoreño que vive en Venezuela, que fue el representante del FDR en ese país, lo visitamos y me acuerdo que estaba en el palacio de Miraflores solo. Y lo único que le dije fue que llegaba a darle mi solidaridad, porque yo creí que era una obligación política y moral de mi parte. A mí me constaba lo apoyador que había sido de los procesos y estoy convencido que cuando el poder se evapora, también se evaporan muestras de solidaridad. Recuerdo la soledad de Miraflores y la penumbra de su oficina. La última vez que tuve contacto con él fue en el 2007, cuando a raíz de los 20 años de Esquipulas II, la Fundación Arias me encargó un estudio de evaluación, y me pidieron presentarlo en España, Toledo. Y llegó Beatriz Rangel, que había sido su asistente política, y que ahora está dedicada al periodismo en Estados Unidos, y que había sido la que había llevado el apunte de toda la negociación y todos los apoyos de Venezuela. Entonces, dijo que al Presidente Pérez le acababa de dar un derrame y le iba a llamar por teléfono. Él estaba en Miami. Entonces, le llamamos. Cuando llegó mi turno, me llamó la atención dos cosas: uno, su voz. A pesar de sus 85 años, una voz muy vigorosa. Y, dos, su memoria. Se acordó de mí y me preguntó «¿cómo está El Salvador?». Cosa que para mí fue sorpresiva, porque nunca fui una figura de la estatura de él; y además era un hombre de 85 años que  había estado con un derrame.
- ¿Le parece un personaje para no olvidar?
Sí, sí. No hay duda de que tiene… Ahorita probablemente se le regatee el valor histórico que tiene, pero con el paso de los años, sobre todo, si se hace un análisis cronológico de sus luchas y apoyos, todo eso se va a ver que su legado es valioso para el progresismo y significativo.
- Comienza un nuevo año, ¿qué le recomendaría a los salvadoreños y salvadoreñas?
Que nos pongamos de acuerdo. Hace 20 años nos pusimos de acuerdo para cesar el fuego, ahora pongámonos de acuerdo para hacernos el bien. Es un poco preocupante el estado de ánimo que yo verifico en algunos familiares o amigos, de vivir con miedo. Noto que hay mucho miedo en la sociedad.

Víctor Valle: «Todo lo que tenemos ahora ha sido propuesta de la izquierda» | 04 de Enero de 2011 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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