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2011/01/07

LPG-Editorial-Estamos entrando ya en plena atmósfera preelectoral

 La izquierda gobernante a medias y la derecha significativamente desintegrada tienen el reto de encarar lo que piensa el electorado de sus respectivos desempeños, en condiciones nacionales que por sí implican un desafío generalizado.

Escrito por Editorial.07 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Aunque falta un año para que la campaña electoral formal arranque para los comicios legislativos y municipales de 2012, la experiencia de los años recientes enseña que el ejercicio democrático nacional ha venido tomando cuerpo progresivo, y una de las características de ello es que los tiempos electorales tienden prácticamente a ser cada vez más extensos. En la democracia activa, se vive en competencia política continua; y eso es lo que vemos cada vez más en nuestro ambiente, lo cual, sintomáticamente hablando, hay que apreciar como una señal positiva de que avanzamos según la naturaleza del proceso.

Hasta hace poco, en el ambiente había iniciativas tendientes a extender los períodos de gestión legislativa y municipal, con el argumento de que elecciones muy seguidas entorpecen el normal desarrollo de la vida nacional. Es un argumento trivial dentro de una democracia que está buscando moverse como tal. Lo que hay que hacer es aprender a manejar la competitividad de manera natural y responsable, en el entendido de que la competencia electoral no lo es todo, ni siquiera es lo más importante; porque lo verdaderamente decisivo es la gobernabilidad bien asumida y bien practicada.

En las actuales circunstancias del fenómeno político que venimos viviendo en el país, la principal fuente de ansiedades está en las mismas fuerzas políticas, que todavía no han alcanzado un nivel de institucionalización que les permita funcionar en forma distendida frente al constante desafío de la competencia democrática. La mejor prueba de ello es que, en el caso de las fuerzas partidarias más grandes, aún no saben cómo encajar con naturalidad estabilizadora ni el triunfo ni la derrota, contingencias que en la democracia siempre son relativas; y en el caso de las fuerzas más pequeñas, aún no logran definir sus perfiles más allá de los acomodos circunstanciales dentro de la correlación de fuerzas vigente en cada momento específico.

De cara a 2012, el panorama se muestra aún más complicado que en ocasiones anteriores; y es que las legislativas y municipales del próximo año serán una especialmente desafiante medición de fuerzas después de la reubicación de posiciones partidarias que derivó de las presidenciales de 2009, que trajeron la primera alternancia en la conducción política no sólo de la posguerra, sino de todo el largo período anterior. La izquierda gobernante a medias y la derecha significativamente desintegrada tienen el reto de encarar lo que piensa el electorado de sus respectivos desempeños, en condiciones nacionales que por sí implican un desafío generalizado.

Así las cosas, lo que sí habría que demandarles a todos es que no vayan a enfrascarse de manera exclusiva en la competencia preelectoral como si ese fuera el tema prioritario de la realidad nacional: es responsabilidad inequívoca de los partidos y de sus distintos representantes el dejar los debidos espacios para atender la problemática del país más allá de los humos contaminantes que surgen de sus tensiones competitivas.

En los meses por venir veremos cómo se desarrolla toda esta dinámica en los hechos. Las distintas expresiones ciudadanas deben estar atentas al desenvolvimiento de los acontecimientos políticos, con más dedicación que nunca. Porque en definitiva es la ciudadanía la que, en primer lugar, correrá con los costos de lo que se haga mal y recogerá los beneficios de lo que se haga bien.

Estamos entrando ya en plena atmósfera preelectoral

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