Escrito por Luis Laínez.16 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
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Lo más importante de la reforma electoral quedó aplastado por los acuerdos legislativos de esta semana. Si bien los diputados se incorporarán fotografías de los candidatos a legisladores en las próximas votaciones, eso no implica que los ciudadanos podrán optar libremente por los que sean mejores. Solo estamos ante un cambio cosmético de las papeletas de votación: serán más grandes, tendrán las fotos de los candidatos, pero los únicos que podrán escoger la lista de diputados serán las cúpulas de los partidos políticos.
Los diputados llaman a esto “listas abiertas bloqueadas”. Es decir, están abiertas porque, por primera vez en la historia salvadoreña, se imprimirán las fotografías de los candidatos a parlamentarios. Están bloqueadas porque los ciudadanos no podrán escoger candidatos de más de un partido político. El argumento de poner las fotos es nada más para que el ciudadano pueda marcar a aquel de ese partido que él considere deba ser el primero en la lista. Nada más.
Esto, no obstante, representará un pequeño avance. Tradicionalmente, los dirigentes de cada partido político se ponen a la cabeza de la lista porque era la única “posición segura”. El fenómeno era más extendido cuando existía la Circunscripción Nacional (la famosa Plancha Nacional), de donde se repartían 20 diputados según los votos obtenidos por los partidos a escala nacional. Esas listas las encabezaban los secretarios generales, hasta que la Corte Suprema de Justicia la declaró inconstitucional porque el mecanismo no garantizaba la representatividad.
Esos diputados representaban a todo el pueblo en general y a nadie en particular. En otras palabras, no estaban atados a ningún departamento, sino a un nebuloso “pueblo”.
El problema es que persiste esa falta de representatividad. Está en menor grado en los departamentos con tres diputados, pues los ciudadanos pueden identificarlos fácilmente. Otra cosa es que los legisladores atiendan a sus representados.
Pero, ¿qué pasa con los 24 diputados que representarán a San Salvador en la próxima legislatura? ¿A cuál deberá acudir un ciudadano de Ayutuxtepeque u otro de El Paisnal? ¿Cuántos de ellos solo tendrán en mente la capital?
Ese es el verdadero problema. Mientras El Salvador no tenga un sistema realmente que garantice la representatividad, no habrá manera de que los diputados tengan un vínculo con la población, por más giras que hagan en campaña, recorran colonias o den un balance de su trabajo en arengas políticas en las tardes de viernes.
El verdadero avance no está en poner las fotos de los candidatos, sino en que los ciudadanos puedan realmente escoger. Lo ideal es que los votantes tuvieran la posibilidad de marcar candidatos de varios partidos, si así lo desean. Otros considerarán que la lista que propone su partido es suficiente, pero otros exigimos más. Y no hay oportunidad de escoger a los mejores de cada partido, sino a los designados por las cúpulas.
La sanción a la ley que permitirá la presentación de candidatos no partidarios es un paso más en la consolidación del control de las dirigencias al sistema político. Aunque se permita esta figura “independiente”, en la práctica, con las enormes exigencias impuestas, resultan inviables. Además, en otros países se ha demostrado que han tenido un impacto marginal y, para meter mayor candado, los diputados salvadoreños acordaron en la ley que estos parlamentarios no podrán formar bancadas legislativas.
De modo que estamos como al principio. Eso sí, tendremos papeletas “adornadas” con muchas fotografías.
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