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2011/01/05

La Página-Editorial: La marea salvadoreña-Diario digital de noticias de El Salvador

 05 de Enero. Tomado de La Página.

 

El Salvador posee como atributo de nación una conducta social que genera una alta dosis de energía. Lo hemos visto en la historia, lo vemos en los titulares de los medios de comunicación y lo podemos percibir en las actitudes en el tráfico, los centros comerciales y hasta en los juegos infantiles. Los salvadoreños somos personas energizadas.

La canalización de esa energía social hacia la productividad positiva es el reto que nos debe empeñar, a todos, aprovechando una coyuntura como el inicio de este 2011 en el que los buenos deseos se multiplican y las adversidades se toman con mayor frialdad.

¿Pero quiénes son los canalizadores de esa energía social? Son los liderazgos en todas las esferas.

Desde los padres de familia hasta los gobernantes, la responsabilidad asumida junto al don del liderazgo debe asimilarse y llevarse hacia acciones de conducción de nuestros semejantes.

¿Y cómo conducir esa energía social hacia lo positivo y constructivo? Echando mano del conjunto de valores morales y cívicos que rigen, por lo menos en la parte teórica, a nuestra sociedad. La educación es primordial, en todos los sentidos; pero también la tolerancia hacia las acciones o actitudes del prójimo que nos afecten. No se trata, empero, de ser indolentes o de dejarnos mancillar la dignidad, sino de comprender que detrás de cada acción de un ciudadano hay un motivo. Entender ese motivo nos puede ayudar a decidir qué hacer.

Los líderes religiosos tienen una enorme carga de responsabilidad en esto. Deben, a nuestro criterio, dejar atrás las agitaciones que buscan redimir supuestos derechos ciudadanos y concentrarse en su papel de guías espirituales. No queremos decir que nada más se circunscriban a lo que su doctrina indica, porque la vida cotidiana está mezclada de manera inexorable con los preceptos bíblicos que se predican, sino a que su argumentación en la conducción de sus fieles esté basada en los principios morales y éticos que sostienen al cristianismo.

Por su lado, los líderes o dirigentes políticos tienen también un gran papel: trabajar por sus representados, ser dignos y eficientes en la creación y ejecución de las medidas que gobiernan la sociedad salvadoreña, sin deslizarse hacia intereses mezquinos y minoritarios. Y ser honestos en la administración de la cosa pública para no caer en las faltas y delitos que ellos mismos, propios y extraños, han criticado durante décadas.

Los medios de comunicación debemos asumir el reto primordial que dibuja nuestro ADN: informar de una manera honesta, sin ir más allá de lo que podemos comprobar y tener cada día mejores fuentes, cuya trayectoria les dé el mérito para consultarlos. Interpretar los hechos es posible y necesario, pero se deben tener las herramientas y datos suficientes para sostener esas interpretaciones periodísticas (que en ninguna manera significan inventar datos, cifras o hechos).

Decir las cosas como son ha sido uno de los baluartes que nos han permitido en DIARIO LA PÁGINA obtener una confianza creciente de nuestros lectores y el beneficio de la inversión de nuestros clientes.

Los dirigentes de gremios, sindicatos y otros grupos de poder social tienen también un importantísimo rol que desempeñar en esto de la canalización de las energías ciudadanas: la consecución de objetivos es siempre loable en cuanto resulten de beneficio colectivo y no solo del sector que representan. Las formas y maneras de exigir sus derechos pueden ser la puerta que abra a los diálogos o el detonante que explote la bomba del peligro y la violencia que no merece nuestro El Salvador.

Y la sociedad misma debe saber aprovechar todo su potencial para no dejarse conducir hacia la violencia; para no dejarse manosear la inteligencia y tampoco para caer en las superfluas promesas populistas. Ningún almuerzo es gratis, dicen los estadounidenses y la realidad cotidiana salvadoreña lo refrenda.

Canalizar la energía hacia el bien común es equivalente a amar al prójimo como a uno mismo, una misión que nos dejó el Cristo en su visita a nuestro mundo. Desde esta sala de redacción enviamos a nuestros lectores deseos de bendición y de paz en este nuevo año.

Diario digital de noticias de El Salvador

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