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2011/01/24

La Página-Desarrollo nacional y políticas de Estado-Diario digital de noticias de El Salvador

 Escrito por Armando Bukele Kattán.24 de Enero. Tomado de La Página.

El Mundo se debate irremediablemente entre el caos y el relativo progreso. Unos países siguen hundiéndose en la inviabilidad más evidente y el desastre más pasmoso. Otros se mantienen en su posición histórica, con pequeños altibajos, aceptando un destino que no tiene por que ser inamovible, de permanecer siendo lo mismo. Unos, enormes, demuestran signos de un derrumbe anunciado; mientras otros, empiezan a emerger poco a poco como potencias económicas mundiales.

En esta escala permanentemente cambiante, es necesario aumentar la escala diferenciativa de países del 1°, 2° y 3er. Mundo y aumentar al menos una calificación adicional de países del 4° y 5° Mundo, para los países más atrasados del planeta; a la par de reconocer que la escala no solo no es fija, sino que es completamente variable.

Nuestro País se debate entre el 4° y el 5° Mundo, y hemos dejado hace mucho tiempo de ser tercermundistas, a pesar que nuestras élites, siempre reducidas y no representativas del grueso de la población, gozan permanentemente de las ventajas inherentes de vivir en el primer Mundo; aunque se encuentren dentro de nuestro País, en pequeños enclaves diseminados en colonias del sector poniente o en ghetos protegidos e incluso dentro de algunos años, militarizados.

Los políticos de siempre, se olvidan que esta situación de deterioro de la mayoría de la población, tiene un componente político de culpa; pero la política no tiene la solución; incluso, la complica.

Un político de izquierda le echaría la culpa inmediatamente a los Gobiernos anteriores. Un político de derecha, al nuevo Gobierno, como se ve últimamente en los medios masivos de comunicación. La verdad es que el deterioro ha sido progresivo, acumulándose a través del tiempo. Y no se trata sólo de políticas gubernamentales. El mismo pueblo no colabora (y pueblo somos todos). Definitivamente el peor cuchillo de un salvadoreño es otro salvadoreño. Aunque no nos quieren en otras partes (como entidad colectiva); debemos al menos aprender a querernos entre nosotros mismos. Es cierto que eso es parte de la Naturaleza humana, pero con cierta dosis adicional de agravamiento, por ser salvadoreños, ya que nos gusta ir siempre a los extremos. El fracaso de ambos sistemas políticos, comunismo y capitalismo, es parte de ese sentimiento carente de solidaridad del ser humano. Todo el Mundo trabaja para su propia conveniencia; el resultado individual se pondera y potencializa. Si en un grupo de individuos, a cada uno se le dará lo que hace, cada quien se esforzará más, para ganar más. Si a ese mismo grupo se le dice que trabaje, y que al final, el trabajo de todos se sumará y se repartirá en partes iguales, cada quien trabajará menos y esperará que el otro produzca más, para beneficiarse de ello él también. Salvo honorosas excepciones. El ser humano, en términos generales, no ha evolucionado lo suficiente, para ese grado elevado de solidaridad colectiva. El sistema así colapsa por deficiencia en la productividad, aunque el reparto equitativo garantiza a todos una mínima subsistencia. El fracaso del comunismo, como socialismo extremo, estuvo básicamente fundamentado en la poca productividad.

Por un lado, el liberalismo extremo, o capitalismo salvaje, o neoliberalismo también fracasó (y su caída tan sólo se ha detenido por ingentes cantidades de moneda fresca sin respaldo, inyectadas al sistema); porque los más capaces se quedan con todo el pastel, dejando a los segundos y terceros con migajas y a los últimos, incluso sin ellas.

La teoría del rebalse, que con exceso de productividad las ganancias rebalsarían y llegarían a los más desposeídos, no sólo resultó ser una utopía, sino que desde el principio era un engaño calculado.

Los embalses nunca se llenan, porque la prosperidad permanente no existe (la economía trabaja con altibajos) y porque en caso fortuito de un supuesto rebalse, la “eficiencia empresarial capitalista” construiría embalses más grandes, para evitar cualquier rebalse por mínimo que se estimara.

De esa forma, ambos sistemas fracasaron por la carencia de solidaridad humana. El comunismo a la hora de producir y el neoliberalismo, a la hora de compartir o repartir.

La solución mundial está basada en esa adecuada combinación de ambos sistemas, de acuerdo a las características económicas, financieras y políticas de cada país. China continental lo especifica a su manera: El capitalismo se aplica: cuando convenga a los intereses del Estado; cuando produzca más y sea más eficiente y cuando ayude a mejorar las condiciones del pueblo.

Definitivamente la Empresa privada es un motor importante de desarrollo nacional; pero no puede dejarse que opere sola, con las condiciones libres del Mercado; porque en primer lugar, un Mercado libre es utópico; porque el Mercado siempre es manipulado por los grandes; los de adentro y los de afuera.

Se necesita un Estado vigilante, alerta, ágil y fuerte; que evite las distorsiones deliberadas o las disfuncionalidades arbitrarias, especialmente en las Empresas monopólicas y cuasimonopólicas; y en los cárteles oligopólicos fácilmente identificables. Por un lado, el Ministerio de Hacienda tiene que fiscalizar, sobre todo a los grandes y reconocidos evasores históricos; y dejar de utilizar definitivamente las prácticas del pasado, de acosar a los micros, pequeños y medianos empresarios, mientras a los grandes, sobre todo los históricamente protegidos, se les deja impune. Por otro lado, al delito de evasión y la práctica legaloide de elusión, se le une esa exoneración legal de todos los impuestos, para ciertas Empresas, cuya tradición de no pagar nada, y que les ha sido otorgado en forma vitalicia, al menos hasta ahora, no encaja con la política actual de focalizar o incluso de eliminar subsidios; y además, considerando que en el caso del IVA, hasta la Canasta básica, incluyendo la sal, el frijol, el maíz y las medicinas, pagan IVA. Los ingresos del Estado nunca serán suficientes con esas exoneraciones onerosas. En la década de los 60, se establecieron Leyes de Fomento Industrial, beneficiando con ello a muchas Empresas fantasmas, que no contribuyeron al Desarrollo industrial buscado. La exoneración de impuestos, de renta, fiscales, municipales, de importación y exportación, incluyendo dólares preferenciales, degradó las finanzas del Estado y dio comienzo a esa abultada deuda externa, que hoy alcanza límites casi insostenibles. Se premiaba sobre todo a las “industrias nuevas”, que generalmente eran la parte final del proceso fabril; sin grandes inversiones, sin fomento de empleo, sin tecnología propia, sin planes de inversión a futuro; incluso con desplazamiento y la quiebra de miles de artesanos.

Resultado: poco desarrollo - empleo disminuido – finanzas en deterioro. Micro y pequeña empresa desplazada.

A finales de la década de los 80, un nuevo apoyo a la industria nacional, esta vez a expensas de la Agricultura. En el caso del café, a los cultivadores se les pagaba a ¢2.50 x 1 US $, un cambio oficial en la práctica inexistente y se permitía que los exportadores-beneficiadores, vendieran el café al cambio paralelo, que empezó a 4.10, luego a 5.00 hasta llegar alrededor de los ¢8.50 por US $. Con los dólares sobrantes, se subsidiaban las importaciones de materia prima industrial, incluyendo un producto terminado, los medicamentos, todo a $2.50 por US$ un negocio redondo, aunque terminó por deprimir aún más, al eje cafetero y a la agricultura en general.

Ahora se mantienen subsidiadas las importaciones a través de los TLC´s vigentes, que en algunos casos también otorgan beneficios a nuestro país, aunque en otros casos, solo hemos otorgado beneficios, sin casi no recibir algo en cambio.

El desarrollo de la Agricultura, logrando nuestra autosuficiencia alimentaria es un reto para todo Gobierno y ningún Gobierno anterior lo ha logrado, ni siquiera éste (al menos, no todavía). Corregir esa escasez crónica de granos básicos y los altibajos en los precios, generalmente al aumento, debe de ser tarea prioritaria y poco se ha hecho hasta ahora; incluso actualmente estamos emproblemados.

Además la fábrica de empleos prometida, no puede nunca lograrse solo con empleos industriales, comerciales o de servicios; ya que la infraestructura y la inversión son de decenas de miles de dólares por cada plaza; por consiguiente hay que apostarle a 3 grandes áreas, donde cada plaza puede realizarse con un par de cientos de dólares: la Agricultura (mencionada antes); el Comercio Informal (al menos transitorio, mientras el Estado pueda dar las condiciones favorables de un trabajo digno, de acuerdo a principios constitucionales. A esto quiero insistir que el comercio informal, debe de verse como una dura realidad, pero al mismo tiempo, como una solución momentánea a la falta de empleo.

El comercio informal debe tratarse de ordenarse y regularse. No de desalojarse a la fuerza y reprimirse. Debe considerarse que a nivel nacional, alrededor del 60% del comercio es informal. Por otro lado, tenemos que ser solidarios con nuestros hermanos más desposeídos.

Yo me veo perjudicado por el Comercio informal, ya que dispongo de 4 Almacenes en el Centro de San Salvador, pero no por eso voy a estar a favor de la represión municipalmente oficializada. Yo comprendo que a mi me perjudica el bolsillo, pero para los vendedores informales, es su único medio de subsistencia.

Fuera de ello, destruir el comercio informal generaría más desempleo y al quitarle la última oportunidad al desplazado del sistema económico, de hacer un trabajo honrado, aumentaríamos la delincuencia.

En tercer lugar, se debe fomentar las micro y pequeñas empresas (las MYPES). La disposición del Supremo Gobierno de utilizarlas para entregar los uniformes escolares, es aplaudible. Deberá fomentarse su creación y fortalecimiento, y si al principio no dan abasto, en lugar de contratar empresas mayores, mejor adelanten los insumos, mientras se fortifican. El caso de la contratación parcial de calzado nicaragüense tiene que ser una medida transitoria y no debe repetirse. Insumos anticipados y desarrollo de micro-empresas, es la solución adecuada.

Yo he perdido prácticamente el 40% de mi venta de uniformes, porque NORMA ha sido la marca tradicional de camisas, guayaberas, pantalones y ropa interior desde 1928; y considero que somos la Empresa más afectada con esta medida. Pero enhorabuena! He decidido no participar en la confección de uniformes para el Ministerio de Educación, porque esta línea no debe estar dirigida a los grandes ni a los medianos. Ahora que está de moda. ¡Focalicen la producción.!

Y consideren esta línea, no solo un medio para favorecer al estudiante de escuelas públicas, básicamente de bajos ingresos, sino también para favorecer el crecimiento y fortalecimiento de los micro y pequeños empresarios de la confección, la manufactura y la artesanía, que nuestro país urgentemente necesita, como una fuente complementaria de creación de empleo y el mejoramiento del ingreso familiar.

Esto lo aplaudo, como ciudadano salvadoreño. Y como empresario exitoso, puedo desviarme a otros nichos.

Si esto merece un público reconocimiento, la licitación de compra de telas si merece mejorarse; buscando la amplitud necesaria para encontrar una sana y libre competencia, que mejore sustancialmente los precios y plazos de entrega. Por otro lado y diferente a la confección, los empleos fomentados por la fabricación de tela, son mínimos y no compensan los altos costos de compra.

Quiero hacer una connotación pública. El Ministro de Educación, Profesor Salvador Sánchez Cerén y los 2 Vice-Ministros del Ramo: Dr. Eduardo Badía Serra y Dra. Erlinda Hándal Vega son personas honestas y honorables, sin ninguna manifestación de codicia en la historia de sus vidas, la cual fácilmente se vé en sus semblantes ( y que las mujeres tienen más desarrollada esa habilidad de “ver” a través de su intuición, y que los hombres podemos accesar únicamente a través de larga práctica y concienzudo análisis); pero deberían controlar la participación de los mandos intermedios y revisar las bases de licitación de la compra de tela para camisa y pantalón, para el próximo concurso. Podrían lograr un ahorro sustancial, incluso talvez comprándoles a los mismos proveedores, quienes deberían ajustar los precios. Como está hecha la licitación, la compra se vuelve monopólica.

Aunque esto pertenece más a la parasicología que a la política, los “vibres” de las personas demuestran fehacientemente su interior. Para empezar: “Los ojos son el espejo del alma”. En el Gobierno anterior había un Ministro que tenía cara de “tonto”, pero se le miraba bueno, al principio. Al final (ya que se mantuvo todo el período) tenía siempre la cara de tonto (eso no se quita, ni con el estudio), marca genética; pero entonces se miraba malo. Era evidente que se había corrompido.

Ahora en el actual Gobierno hay un Ministro que está cambiando rápidamente su expresión y sus vibres, lamentablemente para mal. No puedo acusarlo porque son solo suposiciones. Ojalá me equivoque.

Diario digital de noticias de El Salvador

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