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2011/01/14

EDH-La Unión, El Chaparral y la tragedia de los comunes

 Manuel Hinds.14 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.

Los gobiernos populistas tienden a tratar el dinero del gobierno con gran informalidad, como si no costara. Hay tantos ejemplos en nuestro país que podríamos escribir un libro. Pero basta ver tres casos para saber lo que está pasando. Uno es el puerto de La Unión, una inversión de 200 millones de dólares que fue entregada al gobierno el 28 de diciembre de 2008 y que se ha mantenido sin usarse más que a un mínimo de ocupación por dos años enteros. El lucro cesante del puerto mismo es de al menos 28 millones de dólares al año, más el lucro cesante de la zona industrial, que no se ha desarrollado porque el puerto no funciona y que podría generar unos 90 mil empleos directos e indirectos en la zona oriental. Si hay algo urgente, sería concesionar el puerto y desarrollar su zona de apoyo.

Pero no hay urgencia. El proyecto se paró porque los diputados del FMLN y el PCN y algunos sectores de ARENA, consideraron que CEPA podía manejar el puerto tan bien como cualquier operador internacional, sin entender que el papel de éste no es bajar y subir los contenedores al barco —algo que CEPA sin duda puede hacer, aunque ya golpeó un barco y tuvo que pagar daños—, sino el de atraer las actividades industriales y logísticas que den vida al puerto. En realidad, lo que ha pasado es lo que ellos querían —que la CEPA maneje el puerto— y el resultado ha sido lo que no querían entender, que sin clientes el puerto es un elefante blanco. Ahora, dos años después, no estamos más cerca de tener el proyecto en pleno funcionamiento. Los dos años se gastaron en hacer un nuevo estudio que dijo lo mismo que había dicho el proyecto original. En el proceso, hemos perdido cerca de 56 millones de dólares de lucro cesante y hemos retrasado la creación de empleos en al menos dos años. A nadie parece importarle.

Un segundo ejemplo es el de la represa de El Chaparral. El año pasado nos desayunamos que dicho proyecto, que ya estaba costando mucho más que lo que cuestan represas similares en otros países, tiene un defecto fatal: uno de los cerros en los que la presa se ancla no es estable geológicamente. Como consecuencia, la represa ya no puede hacerse allí. Tendría que hacerse un poco más arriba, probablemente. El problema es que ya se gastaron más de 65 millones de dólares en construir pedazos de presa que no servirán para nada. El dinero allí gastado no fue invertido sino botado. Esto sería un escándalo en cualquier país serio. Aquí no. Alguien en la CEL, o contratado por ella, cometió un error de principiante, haciendo mal los estudios geológicos que son fundamentales para diseñar una represa, un error que en el país nunca se había cometido. Fue claramente un terrible descuido, una gran irresponsabilidad. Pero bueno, en El Salvador la gente dice "ni modo".

El Diario de Hoy reportó lo que explicó el presidente de la CEL. "Sobre el dinero ya invertido en el inicio de la obra [el presidente de la CEL], indicó que lo que se podría hacer es dejarlo en manos de alguien que lo quiera continuar, pero eso sería por administración, y ya no dependería de CEL, porque eso es demasiado complicado llevarlo a feliz término así como está". Es decir, después de botar 65 millones de dólares, CEL considera que la cosa se ha puesto demasiado complicada para que la CEL las resuelva. Por lo tanto, se aparta del proyecto. Y, en todo caso, dijo el presidente de la CEL, "lo gastado, gastado queda". Al fin y al cabo, sólo eran 65 millones de dólares.

Un tercer ejemplo es la pavimentación de la carretera que va de Chalatenango a Arcatao, que tiene 22.7 kilómetros, que se diseñó en la administración Saca y se comenzó a construir en la administración Funes. El vice ministro de Obras Públicas anunció recientemente que no le alcanzan los fondos para terminarla, y que podrán pavimentar sólo 19 kilómetros, dejando casi cuatro sin pavimentar. En realidad, aclaró después, el presidente Funes inaugurará la carretera con sólo 13 kilómetros de extensión, es decir, como dijo el vice ministro, inaugurará "una carretera más corta". Eso sí, dijo el vice ministro, "será de calidad", dando la impresión de que al momento del diseño iba a ser más larga, pero no de calidad.

Esta actitud de despreocupación en el manejo de enormes sumas de dinero es una comprobación de lo que en economía se llama la tragedia de las cosas comunes: la tendencia a desperdiciar el dinero que al ser de todos no es de nadie.

Esta tendencia es la que negaron que existía los que alegaron que la CEPA podía manejar el puerto tan eficiente como cualquier empresa privada, y los que alegan que la energía saldría más barata si la produjera toda la CEL, y los que dicen que la ineficiencia del Estado es un mito. El gobierno necesita un sistema de control para asegurarse de que estas cosas no pasen.

Pero en este tema no hay mucha esperanza. Basta ver cómo los carros de lujo comprados por el gobierno se multiplican, mientras estos errores proliferan para poder darse cuenta de dónde están las prioridades de los funcionarios de un gobierno populista.

elsalvador.com, La Unión, El Chaparral y la tragedia de los comunes

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