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2011/01/06

EDH-El principio de cooperación interinstitucional

 Javier Tobar Rodríguez.06 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.

Todas las mañanas los salvadoreños y los extranjeros que nos honran con su visita se dan cuentan del caos vehicular que nos aqueja, de la saturación poblacional por milímetro cuadrado, del desorden urbanístico, la invasión de la propiedad privada y del suelo público, la zozobra que provoca la delincuencia organizada y la omisión pasmosa de la autoridad ante tales afrentas.

Esos y muchos otros problemas conforman una caldera cuya presión debe ser enfriada. El tiempo se acaba. Esto no es una apología apocalíptica. Entiéndase que todos nos debemos poner en acción. Nos referimos que todos compartimos el mismo territorio en metros cuadrados, los que por cierto son exiguos. Con los pocos recursos que tenemos, debemos hacer que nuestro territorio nacional sea un lugar realmente habitable y que la poca soberanía reservada sea ejercida por las autoridades elegidas democráticamente.

Esto nos lleva a que los gobernantes electos por los ciudadanos y que los funcionarios que conforman el Estado apliquen el principio de autoridad, es decir, apliquen la ley y se impongan a los poderes fácticos (no elegidos democráticamente), quienes sortean aquella aplicación por la fuerza y manipulación que ejercen únicamente a su favor.

Reconocida en sí misma esa autoridad, por quien debe ejercerla en función de los ciudadanos, debe entenderse que la planificación de los proyectos es para que todos tengamos una vida más digna. Cuando se reconoce ese fin, tanto los gobernantes de turno, ya sea del FMLN o de ARENA o de otro partido político, deben concentrarse en ese fin para concertar.

A diferencia de la prehistoria, donde el respeto y la autoridad se ganaban mediante el empleo de aquellos recursos primitivos, en donde existía un señor feudal contra quien no se podía más que acatar su designio, ahora, es evidente que las estructuras estatales y en definitiva, económico-sociales son más complejas. El reparto de competencias, de atribuciones entre entes locales, regionales y estatales, compartimenta el campo de acción de cada funcionario. Luego, tal situación ha servido de excusa para que las autoridades no asuman responsabilidades ante las necesidades de bacheo, de reparación de calles, etc.

En ese sentido, en cuanto al ordenamiento de la prestación de los servicios públicos, debe enfocarse que se trata de la reorganización del servicio del transporte público como tal y no del "sector transporte". El punto de apoyo es el servicio en sí, como cosa pública, de todos y para todos.

Evidentemente, un Estado no organizado como tal o meridianamente organizado no se da cuenta cuando cualquier poder fáctico pueda tomar por asalto aspectos tan fundamentales, esto ha sido una herencia pretérita. Por ello, nuestro Estado debe conformarse con ideas y estructuras que acuerpen el interés colectivo. Evidentemente con el empleo del Derecho Político y el Derecho Administrativo hace falta mucho por hacer para organizar mejor la cosa pública.

El principio de cooperación interinstitucional debe aplicarse en el sentido que cada autoridad debe converger con otras en proyectos comunes para beneficio de la población. Cooperar es ayudar, comportarse honestamente, ser activo para facilitar el ejercicio de los derechos y obligaciones del otro, en fin, es pensar no egoístamente. Este principio está recogido tanto en las relaciones entre estados (capítulo IX de la Carta de las Naciones Unidas) y también en el plano de las relaciones entre particulares.

Nuevamente, si los problemas que vivimos son difíciles y si las estructuras organizativas son complejas y de conducción intrincada, las autoridades deben doblegar esfuerzos para buscar puntos de flexión y por tanto de cooperación para llevar "el barco a buen puerto"; de lo contrario, corremos el riesgo de perder la iniciativa ante la ventaja alcanzada por quien se cree dueño de la cosa pública.

En términos coloquiales: "unidos somos más fuertes" para superar los retos. Ni sólo con don Norman, ni sólo con el vice, el problema es de todos, es ma- yúsculo y por ende, la cuña debe ser de igual envergadura.

No perdamos la oportunidad de hacer las cosas correctamente.

elsalvador.com, El principio de cooperación interinstitucional

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