Ricardo Chacón.16 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.
Ahora es común, sobre todo entre los jóvenes que tienen acceso a las tecnologías informáticas, el uso cotidiano de las llamadas redes sociales; los cambios son acelerados y lo que hace un par de años era la novedad, el correo electrónico, ahora es casi sustituido por el Facebook o el Twitter (por citar dos de las más conocidas).
Es común ver a los jóvenes integrados en "comunidades virtuales", informándose, comunicándose e interrelacionándose, jugando en cada momento del día a través de la computadora o el teléfono. Pregúntele a su hijo o hija, a su hermano menor, a sus amigos o conocidos si están en las llamadas redes sociales y le dirán sin duda alguna que si.
Para darnos cuenta de esto basta recoger lo que afirman los estudios: una de cada trece personas en el mundo tiene cuenta en Facebook y su uso es enorme, abrumador, de tal forma que algunos dicen "me acuesto con Facebook y con Facebook me levanto". Y no estamos exagerando, hay cifras que muestran que la mayoría de usuarios, entre 18 y 34 años, mira su cuenta en la red social antes de acostarse y al nomás levantarse.
La influencia de las redes sociales es enorme, mucho más de lo que creemos, se han convertido en una herramienta de "compañía" para hombres y mujeres, jóvenes y adultos que quieren informarse, interrelacionarse o simplemente estar en la "jugada".
Sin embargo, a nuestra generación que nos ha tocado pasar en unas décadas de la máquina de escribir mecánica (todavía guardo una de las que utilizaba cuando era estudiante) hasta el Ipad, sabemos que siguen sin responderse preguntas elementales; he aquí algunas.
¿Mejoran las relaciones y la comunicación estas nuevas tecnologías? Me comentaba un amigo, un día de estos: ¿Cómo entender que mi hijo no me acepte como amigo en Facebook? Los jóvenes de hoy dedican mucho tiempo al uso de la computadora (dejando a veces de lado la televisión), participando cada vez menos en las tertulias familiares; todavía más, durante las reuniones suelen los muchachos estar "conectados" y con el teléfono están "chateando y twiteando".
¿Hay mejor comunicación? Es otra interrogante que queda en suspenso, como tampoco existen muchas respuestas certeras ante el uso de las nuevas tecnologías y el buen uso del lenguaje y apropiarnos del acervo cultural que nace de la lectura de las obras clásicas y modernas. "Desde los primeros años de mi vida disfruté de la lectura", cuenta Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura de este año.
Basta ver que en Twitter no se pueden escribir oraciones de más de 140 letras lo que ha hecho que los usuarios escriban con una gran economía del lenguaje y de las letras, provocando el deterioro de la sintaxis; los mundos de los "internautas" no suelen ser los mundos "mentales" de la Ilíada o la Odisea, sino los mundos "virtuales" de Ulises o Aquiles, buscados a través de Google o Wikipedia.
Informarnos sobre lo que acontece a nuestro alrededor es mucho más fácil y rápido ahora; incluso, todo ciudadano que tenga un celular con cámara e Internet puede lanzar una "noticia" de manera inmediata. La radio y la televisión le dan volumen y explican los hechos, mientras que la prensa escrita pone en contexto y da trascendencia a ese hecho noticioso… Esta es la nueva dinámica que tenderá no sólo a profundizarse en el futuro inmediato sino también a modificarse constantemente.
Entonces, ¿qué hacer?, no solamente basta oponerse o apoyar estas dinámicas, mucho menos fingir demencia, creo que simplemente nos toca conocer e intentar entender lo que está pasando con las nuevas tecnologías. No hay de otra, tenemos que entrar a las redes sociales.
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