Norma Guevara de Ramirios.10 de Enero. Tomado de Diario Co Latino.
Una cuestión tan elemental y tan fundamental como el derecho a la nacionalidad parece difícil de comprenderse por algunas personas indistintamente de su alto nivel de instrucción y formación profesional. O algo peor, que la nacionalidad sea manipulada por quienes portan en su interior, fobias y maldad.
En los últimos meses oímos a voceros de derecha pregonar el peligro de que la reforma de salud en la cual está empeñado el gobierno del cambio, era un mecanismo para despedir a médicos salvadoreños de sus empleos para abrir espacio y contratar médicos cubanos. Quienes mienten, se empeñan en que alguien les crea, pero es hora de que la verdad se imponga sin demora.
Los impulsores de la campaña de confusión y temor, tienen capacidad de saber la verdad sobre los sistemas de salud de América Latina y El Caribe, casi todos ellos han sido los gobernantes en el pasado, de manera que están en capacidad de distinguir entre una persona cubana y un salvadoreño graduado en Cuba gracias a la generosidad de ese hermano pueblo y de sus autoridades, de manera que mentir escandalosamente sobre el particular solo busca perversamente, dividir al pueblo salvadoreño en temas que requieren la mayor fortaleza y unidad como es la reforma de salud que permita a más de un tercio de personas, acceder a servicios que antes le negaron.
Los diputados de Arena que no votaron por el Presupuesto ni por la Ley de Salarios el año pasado, criticaban el aumento de plazas en salud; más de dos mil trabajadores del ramo de salud pública, que a lo largo de gobiernos anteriores venían contratados año con año, pasaron a ley de salarios, es decir a una estabilidad laboral; a esas personas y sus familias les quedará claro que el nuevo gobierno, les da estabilidad que antes no tuvieron; y que no son desplazados de sus puestos de trabajo por extranjeros.
Esos mismos señores se oponían a que se firmaran y ratificaran por la Asamblea Legislativa, convenios entre nuestro país y Cuba, en su delirio de mentiras, afirmaban que ese convenio era para inundar al país de médicos y maestros cubanos, era un pretexto vil de su mezquindad y de su primitivo criterio de las relaciones internacionales del país.
Ahora resulta que cuestionan al Ministerio de Salud por plazas dadas a salvadoreños profesionales de alta calidad por el solo hecho de haberse graduado en Cuba y mienten al intentar desacreditar procedimientos correctos y justos que jamás fueron capaces de impulsar cuando gobernaban.
Ya lo aclararon las autoridades de salud; de 1851 médicos contratados a lo largo de la nueva gestión gubernamental, sólo 25 eran graduados en Cuba, de las 355 plazas sorteadas, la inmensa mayoría recayó en profesionales graduados en el país y apenas unas 40 recayeron en médicos incorporados legalmente.
Han tirado lodo a la Universidad de El Salvador, al Ministerio de Salud, a los salvadoreños graduados en el extranjero, a un país generoso que acogió y formó gratuitamente a jóvenes salvadoreños con los más altos criterios de profesionalismo y competencia.
Arena pedía al Pleno Legislativo un pronunciamiento público denunciando la discriminación de estudiantes y profesionales egresados de las universidades salvadoreñas para beneficiar a graduados en Cuba, cuestión completamente falsa como la han demostrado las autoridades de salud. Vale la pena preguntar quienes ganarían con un pronunciamiento que afirmara cuestiones falsas? Ganaría la campaña de división y enfrentamiento entre profesionales, y por supuesto ganarían los periódicos en los cuales se publicara en campo pagado esos pronunciamientos.
Es obvio que para ese partido de derecha, en este tema, no le importan las comunidades que se beneficiarán con el empeño de acercar los servicios a más lugares remotos; dejan de lado la inteligencia del pueblo, el conocimiento de la realidad por vía directa que han tenido miles de salvadoreños que viajaron a Cuba para curarse de enfermedades en la Operación Milagro, dejan de lado el conocimiento de profesionales de la salud de la realidad de un país que goza, a nivel internacional, de credenciales de excelencia en la educación, la salud, la cultura y el deporte entre otros.
Pero la perversidad mayor radica en el resorte que intentan movilizar para desconocer a salvadoreños su nacionalidad y sus derechos, y, sobre esa base, atizar enfrentamientos estériles.
Un salvadoreño o Salvadoreña que estudie en Chile, Estados Unidos, México, España, Inglaterra, La India, China, o cualquier país del mundo, tiene los mismos derechos de quienes estudiamos aquí y no son los fanáticos de la derecha desesperada quiénes decidan el juicio y la racionalidad para reconocernos hermanos.
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