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2010/11/02

EDH-Editorial-No olvidemos el desastre de la zona de San Bartolo

 En lo que fue el cementerio de fábricas de la Zona Franca de San Bartolo quedó enterrado gran parte del promisorio futuro de los salvadoreños

Editorial-02 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.

 

El viernes 29 de octubre se realizaron dos eventos multitudinarios de calle: la protesta de un par de gremiales de buseros que fue disuelta por la policía, y la marcha de sindicalistas que, pese a generar un caos vial, no encontró tropiezo alguno.

No vale, en nuestro aporreado país, la regla de "o todos en el suelo o todos en la cama". ¿Cómo iban las autoridades a poner en orden a grupos cuya creación viene alentando el Ministerio de Trabajo?

El problema es que hacer de la calle el principal foro de debate, el lugar donde se hacen los grandes planteamientos ideológicos y económicos, la primera instancia de cualquier propuesta, es propiciar que un país se hunda en la anarquía. Es claro que los que se manifiestan no van a entender argumentos ni a analizar los efectos de sus actos; se mueven por consignas y las consignas se imponen a todos por los que montan las marchas.

En los desórdenes que de manera invariable acompañan a las reuniones de los países industrializados, muchos participantes no tienen mayor idea de por qué están allí; lo que se busca son efectos mediáticos, resonancia política.

Volvamos a los sindicalistas. Si en un año se han fundado más de ochenta –-no son una expresión espontánea de los trabajadores— es que sectores que forman parte del gobierno piensan manipularlos con finalidades políticas. Y lo que se puede esperar se ha venido viendo en los cerrados planteamientos de las marchas "de médicos" y similares, que secuestraron la salud de la gente.

La diferencia es que hasta hoy los movimientos sindicales estaban en la oposición, pero ahora juegan dos cartas: estar en la oposición pero también apoyar la política general del partido en el gobierno.

Cría cuervos y te sacarán los ojos

En El Salvador los sindicatos fueron promovidos a principios de los Años Sesenta con el lanzamiento de la Alianza para el Progreso, programa ahora olvidado pero que se sumó al tradicional populismo en el Hemisferio.

Las nefastas consecuencias son que debido al sindicalismo y a un número de reformas demagógicas se truncó el incipiente desarrollo de la región centroamericana.

A partir de mediados de los Años Sesenta hasta el inicio de la guerra, los movimientos sindicales fueron uno de los principales sostenes de la insurgencia, llegando a derrumbar la economía nacional. En una época, dadas las exorbitantes demandas sindicales, los conflictos no se dirimían en el Ministerio de Trabajo, sino en las oficinas del director de la Guardia Nacional, que obligaba a las dos partes a cumplir sus salomónicas decisiones.

Muchos recuerdan las ocupaciones de fábricas, el secuestro de ejecutivos, las huelgas por solidaridad y, como una de sus consecuencias, el cierre de empresas, incluyendo la Texas Instruments, que estaba en proceso de crear un "mini-Silicon Valley" en nuestro suelo.

En lo que fue el cementerio de fábricas de la Zona Franca de San Bartolo quedó enterrado gran parte del promisorio futuro de los salvadoreños.

La gente sabe cómo comienzan las cosas, pero nadie sabe cómo terminan. Los desórdenes y demandas contra Salud Pública comprueban lo de "cría cuervos para que te saquen los ojos"; no cuesta anticipar lo que serán las cosas en muy poco tiempo, con los sindicatos controlando mucho del quehacer de ministerios y entidades públicas. Si ahora hay poca capacidad de ejecución, mañana habrá parálisis…

elsalvador.com :.: No olvidemos el desastre de la zona de San Bartolo

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