Evangelina del Pilar de Sol.15 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Este mes de noviembre, 1 y 2, dedicados a los Santos y a los fieles difuntos, deseo escribir de los primeros debido a impactante correo-e recibido entonces, respecto a que los restos mortales de muchísimos de ellos están incorruptos --o sea que no se han corrompido a través del tiempo, aun de siglos--, lo cual ignoraba. Sí conocía de alguno, pero confieso, sentía algunas dudas ahora totalmente disipadas ante las contundentes pruebas científicas de esta sobrenatural incorrupción, triunfante sobre los elementos.
Ocasionalmente decido tocar el punto de la realidad natural en cada vida personal: Nacer, crecer, reproducirse y morir. Sin embargo al escribir de ello, no pretendo cargar de disgusto a una sociedad sumida en el escepticismo, ateísmo, egoísmo, hedonismo, que prefiere cegarse favoreciendo un mundo que invita al materialismo y vida vacía, rehusando meditar en que moriremos un día, nos guste o no.
Es por esta razón que siento necesario compartir estas apasionantes milagrosas manifestaciones de tantos cuerpos incorruptos de santos, que desafían las leyes naturales, convencida que son una prueba de que la mano de Dios sigue obrando para avivar nuestra deteriorada fe en Él, y la necesidad de reconocer la existencia del mundo sobrenatural alrededor nuestro. Obviamente Nuestro Señor quiso mostrarnos su predilección por santos que cumplieron su voluntad (todos pertenecientes únicamente a la Iglesia Católica, encontrándose aún, mártires de los años 300 DC, inicios del cristianismo), indudablemente como ejemplos a seguir para ganar el cielo y no perder nuestras almas.
Aclaro no estarme refiriendo a cuerpos preservados mediante métodos de embalsamar como el de Eva Perón y otros conocidos, métodos que datan desde los faraones egipcios momificados con sustancias como el piche, asfalto u otras. Tampoco me refiero a los momificados accidentalmente debido a subsuelos con características de extrema sequedad, como el de Guanajuato, o bien de extrema frialdad como la cordillera de Los Andes. Hablo de cuerpos incorruptos que contrarían las leyes naturales de corrupción de todo cadáver. Esta incorruptibilidad implica la única forma de preservación corporal que no obedece a ninguna ley.
Las fotos del centenar de santos incorruptos que recibiera, me hicieron investigar más de ellos en Wikipedia (enciclopedia del Internet), entrando en la página "Incorruptibilidad cadavérica". Allí se detallan otros fenómenos que desafían explicaciones científicas, como la emanación de sangre fresca procedente de buena cantidad de esos cuerpos, entre ellos, la herida mortal de San Josafat, que sangró veintisiete años después de su muerte, o como San Francisco Javier, que sangró en exámenes médicos efectuados a su cadáver, o Santa Bernardita (vidente de la Virgen en Lourdes), cuyo hígado le fue extraído en autopsia (necesaria para santificarla), siglos después de morir, encontrándose éste blando como recién fallecida.
Otro fenómeno en algunos de esos santos, como el de la Beata Santa Mariana de Jesús, que reposa en el convento Juan de Alarcón, en Madrid, exhala aroma dulce de rosas y jazmín, igualmente el de Santa Margarita María de Alacoque y de otros muchos que pueden encontrarse en Internet, en YouTube.
Milagroso es otro fenómeno en santos incorruptos cuyos cuerpos permanecen suaves y flexibles, ej.: San Pío, fallecido en 1968, fue exhumado en 2008 frente a incontables medios de comunicación y comunidad científica, que lo constataron.
Con manifestaciones sobrenaturales así, Dios está llamándonos reiteradamente, mundialmente. Imposible erradicar la maldad objetándolo.
Cuentan que una niñita molestaba a su padre que leía el periódico, insistiendo desear conocer cómo lucía su país en un mapa. Hastiado el padre rompe en pedacitos un mapa que casualmente encontró en el periódico, ordenando a la niña irse a armarlo para aprender cómo es su patria. Pocos minutos después la niña regresa con el mapa armado y pegado. Asombrado él pregunta cómo lo hizo tan rápidamente. Ella responde: "Fácil papá. Al reverso había una foto de Jesús. Solamente puse a Jesús donde correspondía, surgiendo atrás nuestro país correctamente".
El Salvador surgirá correctamente solamente poniendo a Jesús donde corresponde.
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