Comentarios mas recientes

2010/05/24

LPG-Editorial-El crimen se ensaña ahora en los más jóvenes

Las autoridades se refugian cada vez más en una patética actitud autodefensiva, que contrasta abiertamente con los datos golpeantes del acontecer cotidiano.

Escrito por Editorial.24 de Mayo. Tomado de La Prensa Gráfica. 

Victimarios y víctimas, los jóvenes son en la realidad actual de nuestro país un conglomerado poblacional cada vez más vulnerable. La pandilla se ha vuelto el imán más perverso para muchísimos niños y jóvenes que carecen de buenos arraigos familiares y de suficientes opciones de futuro; y el crimen organizado ha convertido a las pandillas en instrumento de sus variadas estrategias delictivas. Ante este panorama desolador y alarmante, la sensación que queda es que ninguno de los responsables de orientar, estimular y abrirle rutas de autorrealización a la juventud está cumpliendo con lo que le toca, en la medida y efectividad que se requiere. Ni la familia, ni la organización social, ni el Estado en sus distintos roles.

Crece la violencia ejercida por jóvenes y contra jóvenes. Resurge ya sangrienta la conflictividad estudiantil. Se reitera en los hechos la ineficacia del sistema frente a tales flagelos. Y todo ello dentro de una creciente ola de criminalidad para la cual no hay ni diagnósticos ni estrategias funcionales. Las autoridades se refugian cada vez más en una patética actitud autodefensiva, que contrasta abiertamente con los datos golpeantes del acontecer cotidiano. El crimen hace de las suyas, y entretanto los responsables de contrarrestarlo con los instrumentos que provee la ley giran alrededor de supuestos proyectos de acción que nunca acaban de concretarse.

El crimen se ha apoderado de las cárceles y merodea por las escuelas, y en las calles nadie está a salvo de nada. En otras palabras, la inseguridad campea en el ambiente, con efectos devastadores en el desenvolvimiento normal de la vida del país, en todos los órdenes.

Poner los pies sobre la tierra

Es muy cierto que a lo largo de todos estos años pasados se dejó hacer, sin asumir las consecuencias, tanto a la delincuencia organizada como al fenómeno de las pandillas, y ahora el monstruo crecido se le ha impuesto abiertamente a la institucionalidad. Ésta se halla vergonzosamente a la defensiva, lo cual, por ejemplo, puede verse a las claras en la aguda problemática carcelaria: la ineficiencia y la corrupción del sistema son patentes, y aún se anda en tanteos y disimulos.

A estas alturas, lo que verdaderamente importa es asegurar que la institucionalidad ponga los pies sobre la tierra, deje de ver hacia atrás y se instale definitivamente en la responsabilidad que le corresponde, sin excusas ni pretextos. En temas como éste, no hay justificaciones que valgan: se funciona como la realidad demanda o se está incumpliendo con la sustancia del compromiso asumido. Es tarea cada día más compleja y desafiante, y por eso mismo nadie se puede dar el lujo de perder el tiempo en balbuceos institucionales. Se puede o no se puede.

Si la sociedad y la institucionalidad ya no son capaces de proteger en lo mínimo a sus niños y jóvenes es que las cosas han llegado a límites inconcebibles. La inseguridad reinante ya no es enfrentable con medidas coyunturales para ver qué resulta: se necesita, como tanto ha venido repitiéndose, un proyecto estatal que responda a una cruzada nacional. De no hacerse, lo que espera es el caos.

El crimen se ensaña ahora en los más jóvenes

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.