EDH-Editorial-Muy pobre papel policial en los desórdenes que hubo

 Que además un desmadre semejante se haya efectuado sin que la policía se enterara, o si se enteró, que no hiciera nada para abortarlo o minimizar las consecuencias, es un síntoma aflictivo

Editorial. 17 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.

Todo se ha dicho sobre los graves perjuicios que marchas, bloqueos, agresiones, huelgas, boicots, pintas, desfiles, relajos, bochinches y desmadres callejeros causan a un país, no digamos a uno pobre, en crisis y necesitado de inversión.

Lo que quedó claro el viernes es que el aparato de seguridad nacional o no quiso o no pudo o no supo manejar la situación. Los agentes del orden, y lo decimos sin intención sarcástica, o fueron simples espectadores o no pasaron de dar un par de palos y capturar a unos pocos cabecillas, aunque no al agitador que se disfraza de cura. Llegará el día que el sujeto va a meter la cabeza en una mitra de obispo.

En Estados Unidos o Japón o Francia o la India, cuando un grupo de enloquecidos intenta bloquear una calle, la policía los desaloja a como dé lugar, incluyendo el uso de gases lacrimógenos, porras de hule y cogiéndolos del pelo o arrastrándolos de las canillas. El gas pimienta no es suficiente.

El derecho de los manifestantes termina donde comienza el derecho de cualquier ciudadano de transitar pacíficamente en calles y espacios públicos.

Ya comenzaron a romper ventanas…

Todos los desórdenes se efectuaron siguiendo patrones tácticos que vienen aplicándose desde hace varias décadas en el país y que preludiaron la agresión roja de los Ochenta. Los que montan los desórdenes han recibido entrenamiento en el exterior, son especialistas de la infamia.

Que además un desmadre semejante se haya efectuado sin que la policía se enterara, o si se enteró, que no hiciera nada para abortarlo o minimizar las consecuencias, es un síntoma aflictivo.

Igual de aflictivo es otro hecho: en el caso de la carretera hacia el aeropuerto, nuestro principal vínculo con el mundo exterior, se pudo haber habilitado un carril de la vía en sentido contrario y poner una valla policial entre ambas para impedir que el desorden se desbordara.

Más grave todavía es que cuando los automovilistas buscan rutas alternas, no hay agentes policiales ordenando el tráfico para minimizar los atascamientos, ni mucho menos indicándole a los automovilistas por dónde es mejor irse.

En los cruces de San Salvador hacia San Marcos, la vía lógica para los que regresaron del embotellamiento y querían seguir al aeropuerto, no hubo agentes dirigiendo el tráfico, como no los había en ninguna otra parte, actuando para ayudar a los automovilistas.

No es cosa del otro mundo hacer un estudio sobre las rutas que salen y llevan a San Salvador, para diseñar planes de contingencia. De lo que sí puede la gente estar segura es de que los rojos estudian todos esos escenarios para maximizar el daño a la población y, por ende, al gobierno en que participan. Son parte de él y también oposición, con la diferencia de que como funcionarios son colosalmente incapaces, pero para bloquear calles tienen grande habilidades.

Si los cabecillas de la llamada protesta social se entrenan para bloquear calles, la policía debe entrenarse para desbloquearlas usando métodos no letales, más sabiendo cómo los revoltosos buscan al "muertecito" para pasearlo luego por la ciudad y montar nuevos desórdenes.

Cuando el entonces vicepresidente Nixon visitó Caracas a finales de los Cincuenta, se filmaron los intentos de los manifestantes en su contra de empujar a otros para que fueran atropellados por el vehículo oficial…

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