Comentarios mas recientes

2010/05/06

EDH-Los impuestos y la competitividad

 Escrito por Manuel Hinds.07 de mayo. Tomado de El Diario de Hoy.

Las utilidades y los sueldos dependen en último extremo de la productividad total de la economía, es decir, de la eficiencia con la que se usan los trabajadores y el capital (principalmente las máquinas, los edificios y el efectivo de las empresas). Esta productividad es la que permite que después de pagar todos los otros costos quede suficiente dinero para pagar buenos sueldos y tener buenas utilidades. Si la eficiencia es baja, tanto los trabajadores como los inversionistas ganarán poco y la economía no crecerá. La productividad promedio de Latinoamérica es bien baja, es igual al 52 por ciento de la de Estados Unidos. La de El Salvador es más alta que este promedio, pero de todos modos es baja, igual a 61 por ciento de la de Estados Unidos.

El libro sobre el tema que acaba de publicar el Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID), identifica muchas causas de esta baja productividad. Una de las principales es la ineficiencia fiscal, que el libro define en dos dimensiones: tasas demasiado altas de impuestos e impuestos demasiado complejos. Estos dos problemas incentivan la evasión y la existencia de una economía informal de empresas muy pequeñas, que reduce drásticamente las posibilidades de crecimiento de los países de la región. Debido a la evasión, las empresas informales atraen inversión y recursos aunque sean menos productivas que las formales. De esta forma los recursos fluyen hacia empresas que son menos productivas pero tienen más utilidades efectivas que las productivas porque no pagan impuestos.

El libro arguye que el problema es serio en Latinoamérica. La gráfica 1 compara los impuestos a las empresas como porcentaje de las utilidades de éstas en siete regiones del mundo. Los impuestos incluidos son el impuesto sobre la renta a las empresas, las contribuciones al Seguro Social y a las pensiones, los impuestos a las ganancias de capital, los impuestos a los vehículos y a las licencias de negocios, y los impuestos municipales sobre activos. El IVA no se incluye. Como se ve en la gráfica, calculados así, Latinoamérica tiene los segundos impuestos más altos en el mundo.

Hay mucha gente que cree que tener impuestos tan altos debería ser algo muy bueno, que se traduciría en altas tasas de crecimiento. Estas personas se sorprenderían al ver la gráfica 2, que compara los porcentajes de las utilidades pagados por las empresas como impuestos con las tasas de crecimiento, para las mismas regiones de la gráfica 1. La gráfica muestra que, apartando al Medio Oriente, cuyo crecimiento depende mayormente de petróleo y (negativamente) de los continuos conflictos que sufre, y África al sur del Sahara, cuyo crecimiento depende en gran medida de enormes flujos de ayuda externa, el crecimiento económico de las regiones en los últimos 10 años muestra una relación inversamente proporcional al porcentaje de las utilidades que el gobierno toma de las empresas en impuestos. A más impuestos, menor crecimiento.

Los impuestos en Latinoamérica no sólo son altos sino también complicados. Requieren 385 horas anuales (48 días) para calcularlos, declararlos y pagarlos, mientras que en los países desarrollados toma la mitad (194 horas). Pero el gobierno no sólo causa costos a las empresas formales a través de los impuestos, también lo hace a través de miríadas de regulaciones, reglamentos y requisitos burocráticos, en los cuales Latinoamérica es también un líder.

Esto, combinado con altos impuestos a las utilidades y el cobro inequitativo de éstos (cobrando cada vez más a las mismas que ya pagan), reduce directamente la productividad de las empresas y resulta en la tasa tan baja de crecimiento de la región.

En este momento, la carga sobre las empresas en El Salvador, en 35 por ciento de las utilidades, es más baja que la del promedio de Latinoamérica. Sin embargo, es más alta que la de muchos países desarrollados, incluyendo a Luxemburgo, 21 por ciento, Hong Kong 24, Islandia 25, Irlanda 27, Singapur 28, Dinamarca 29 y Nueva Zelanda 33. El Reino Unido tiene prácticamente la misma carga que El Salvador en términos de las utilidades de las empresas. El hecho de que cobremos más impuestos sobre las utilidades de las empresas que Singapur no nos ha llevado a mayores tasas de crecimiento o a desarrollarnos más que ese país. La verdad ha sido lo contrario.

Pero el gobierno arguye que el país tiene que subir sus impuestos al menos al nivel que tiene Latinoamérica y está continuamente imponiendo regulaciones cada vez más onerosas para la economía. El costo de esto será la introducción de mayores incentivos para la informalidad, lo cual llevará a una disminución sustancial en la productividad del país.

La verdad es que el gobierno quiere subir los impuestos no porque tener impuestos más altos lleven a mayores tasas de crecimiento, sino porque no puede y no quiere disminuir el ritmo creciente de sus gastos, que no están llevando a ninguna mejoría en la rendición de los servicios públicos. Es por este tipo de decisiones que nuestra productividad, y por tanto, nuestra capacidad de pagar buenos sueldos, es tan baja y crece a un ritmo mucho menor que en el resto del mundo. Es hora de que lo entendamos.

elsalvador.com :.: Los impuestos y la competitividad

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.