Escrito por Ricardo Esmahan.04 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.
La negociación del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE) se convirtió en blanco de críticas y desavenencias, que están a punto de fraccionar a Centroamérica ante un inminente cierre del acuerdo. El Salvador y Nicaragua se retiraron de la última Ronda en Bruselas para consultas y unificar criterios regionales. Negociadores, sector productivo, e incluso, presidentes, han levantado su voz para que UE se deje de tacañerías y refleje en su oferta el compromiso con el desarrollo de Centroamérica del cual tanto ha alardeado.
Pese a todo aún existe optimismo de que esta semana, en Guatemala, se logren acercamientos y limar asperezas regionales en un texto que los presidentes del Istmo puedan avalar el próximo 8 de mayo. Coincidiendo con el traspaso de poder en Costa Rica, se pretende realizar una cumbre de presidentes centroamericanos que respalden el documento final que puedan consensuar los ministros a cargo de esta negociación. Pero siendo realistas, no todos abrigan esperanzas que el 8 de mayo tengamos un documento final sobre la mesa. Se busca que las dos regiones puedan suscribir acuerdo durante la Cumbre entre la UE y América Latina y el Caribe, programado para el 18 de mayo en Madrid.
Los tomadores de decisiones se quejan de la "inflexibilidad" de los europeos. UE insiste en vendernos sus productos aunque algunos afecten la producción regional y a su vez niegan acceso a su mercado a la oferta exportable centroamericana, como es el caso de azúcar, bananos, entre otros productos.
Veamos azúcar. El régimen azucarero de Europa impide el acceso con aranceles de 180% a 400%. Al contrario, el arancel centroamericano es de 40%. La demanda de azúcar en Europa es de 20 millones de toneladas por año y la cubre con producción de azúcar de remolacha sólo en 13 millones. Atienden su demanda mediante cuotas de producción por país más las importaciones de sus ex colonias. Por su parte, Centroamérica es productora y exportadora de azúcar de caña. Produce 4.2 millones de toneladas al año, de los cuales exporta 2 millones. El Salvador, segundo productor de la región, produce 600 mil toneladas por año y exporta 350 mil, con potencial de aumento.
La última oferta de Europa es otorgar una cuota de 150 mil toneladas métricas para los cinco países. Sólo 0.75% del consumo anual de la UE o 3.5% de la producción actual de Centroamérica. "Peanuts" que no estimularía ampliar la oferta ni crear empleos. Y es más, esta oferta es sin desgravación de aranceles europeos por fuera de la cuota.
En productos agropecuarios la UE es un socio comercial en OMC que tiene el escandaloso record de medidas de subsidio notificadas ante la Organización, que representan aproximadamente el 90% del total de las notificadas. Lo exagerado es que, además de la pírrica oferta europea, El Salvador tiene la decisión política de suprimir unilateralmente el único subsidio de este tipo, el llamado drawback, el 6% del FOB que se otorga a la exportación no tradicional para ser competitiva, y quitarlo incluso a productos agropecuarios que OMC trata con "debida moderación".
El reto de lograr un buen tratado es grande y debe basarse en tres pilares: Primero, generar condiciones rentables y competitivas para el desarrollo sectorial, con una apertura comercial gradual. Segundo, una política de inversión social que garantice que los beneficios del desarrollo sean de amplia cobertura, brindando un trato especial a la agricultura, para garantizar la seguridad alimentaria de nuestra población. Y tercero, estimular competitividad regional equilibrada, utilización eficiente de los recursos y armonización de condiciones sanitarias y fitosanitarias para el perfeccionamiento de la Unión Aduanera Centroamericana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.