EDH-¡Aprovechen, muchachos, sus víctimas están desarmadas!

 Los honrados llevan sus pistolas pero sólo en pocos casos las usan, ya que no están acostumbrados a matar a nadie. Los que matan lo hacen por haber sido enloquecidos de odio y resentimientos

Editorial. 24 de Mayo. Tomado de El Diario de Hoy.

 

Sólo en las cabezas de ignorantes o perversos cabe la idea de combatir la criminalidad desarmando a los honrados, como desde hace un largo tiempo insisten diversos grupos y personajes. Una nación indefensa cae sin remedio en poder de pandilleros, crimen organizado y movimientos radicales, ya que desarmar a los honrados que registraron sus armas es muy fácil, pero imposible hacerlo con individuos y bandas que sólo sacan las suyas cuando perpetran fechorías.

A esto se suma otra realidad: que una parte sustancial de los asesinatos y agresiones más espantosas se efectúan con puñales, cuchillos, piedras, sogas, cadenas de hierro, palos y venenos. El "menor infractor" por el cual una jueza multó a La Prensa Gráfica, mató a cuchilladas al joven Carlos Francisco Garay, como a cuchilladas descuartizaron a Estrellita y a cuchilladas por poco matan a un joven automovilista asaltado por otros "menores infractores".

Los honrados se defienden con armas de fuego, pero a pistolas, metralletas, AK-47, M-16, trabucos, granadas caseras y explosivos, los criminales suman puñales, cuchillos de mesa, barras de hierro, garrotes y grandes piedras. Nada de esto último se puede controlar por el simple hecho de que cuchillos hay en cada cocina, como barras de hierro en cada construcción.

Los honrados llevan sus pistolas pero sólo en pocos casos las usan, ya que no están acostumbrados a matar a nadie. Los que matan lo hacen por haber sido enloquecidos de odio y resentimientos, porque los pusieron a marchar en el cantón, o porque es parte de los rituales satánicos de las clicas a las que pertenecen.

En el creciente desborde de la delincuencia en que estamos cayendo, desarmar a los honrados –lo que incluye finqueros, comerciantes, personas que viven aisladas, pagadores, joyeros, gente conocida, etcétera— no sólo complica enormemente las tareas de la Policía y del Ejército, sino que manda un terrible aviso a los criminales: pueden atacar donde quieran porque no encontrarán resistencia.

Las dictaduras comienzan desarmando

Piénsese en lo que sucederá con la ganadería, que ahora sólo con dificultad se defiende de cuatreros y merodeadores. Si matan a personas a plena luz del día en medio de barriadas, los pobres agricultores que andan solos en los potreros no sobrevivirían un mes.

Se habla de desarme cuando en varios puntos del país se da entrenamiento militar a grupos de adolescentes, como lo demostraron en su momento fotografías publicadas. ¿Qué propósito pacífico pueden tener entrenamientos "con fusiles de juguete" a jóvenes en su mayoría confundidos y en parte inmersos en los conflictos y horrores que se viven a diario en el territorio? ¿A quiénes quieren engañar con la campaña de desarme que desde hace años se lleva a cabo?

La historia del Siglo XX no registra un solo caso de dictadura que no haya iniciado desarmando a los ciudadanos honrados y al mismo tiempo armando grupos de choque, brigadas de defensa de la revolución, bandas hitlerianas o turbas divinas, para aplastar toda disidencia, someter por el terror a la gente honesta. La ciudadanía honesta pero absolutamente indefensa frente a la opresión oficial. Fue para evitar que se diera ese escenario que la Constitución de los Estados Unidos reconoce y respeta el derecho de la gente a portar armas, pues fueron esas armas en poder de los yankees libres las que hicieron posible la rebelión de Jorge Washington.

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