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2010/05/13

Co Latino-Gallina que come huevos… (2) | 12 de Mayo de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

Escrito por René Martínez Pineda.13 de Mayo. Tomado de Diario Co Latino.
(Coordinador General del M-PROUES)
Por acá, los políticos conservadores descubrieron –en sus días de reciclaje o derrota— que los grandes medios de comunicación social y los nuevos partidos son, por hábito insano, la mejor coartada para colocarse-colarse (sin dejar de buscar un “puestecito” en la administración pública) en: las organizaciones sociales (los camaleónicos y audaces) para jugar al mesías que se espera como “agua de mayo”; los sindicatos, para jugar con las cuotas y los fueros; las cámaras de comercio y gremios empresariales, para jugar al gato de convento. Por allá, quienes están en contacto directo con el poder, sin ser políticos, descubrieron que eso es conveniente y, así, el encuestador de oficio y el mediático sin criterio propio -sin ser militantes confesos- se convierten en fieles, viscerales y romos defensores de la ideología burguesa.
El político –personaje que, atrapado como mosca en la miel de las prestaciones del sistema, siempre termina siendo “conservador”- no sólo busca obtener con su participación en la cosa pública, la retribución material y prebendas que “cree merecer”, sino que, además, busca el reconocimiento y el prestigio social (aunque sabe que, públicamente, el pueblo califica de inmoral a la política y los políticos, lo cual nutre generosamente los chistes latinoamericanos) que trae aparejado el cargo: el sentimiento de poder; el ejercer influencia directa sobre las personas; el participar en un asiento privilegiado en los hechos históricos, no obstante ser su principal obstáculo; el agrandar su salario con “cositas” como: vales de gasolina, dietas, viajes con viáticos.
Esos factores pecuniario-emocionales, también se dan a nivel de los países, e influyen a gran escala en sus políticas interna y externa, siendo éstas las madres putativas de hechos históricos como el nacionalismo, malinchismo, consumismo e imperialismo.
El partido político tradicional y el político intrascendente son, entonces, aquellos que tienden a obtener el poder –en beneficio de intereses muy particulares- y a legitimarlo de acuerdo con el tipo de dominio que predomine, y justificándose con una ideología vaga, general y ambigua. El partido político es, así, una socialización basada en el reclutamiento “libre” de los individuos, con el fin de proporcionar a los dirigentes el poder en el seno de un grupo político y, a los militantes, algunas oportunidades ideales o materiales de poder realizar objetivos precisos o conseguir ventajas personales.
En este sentido, los grupos dominantes no sólo buscan el monopolio de los bienes económicos, sino además el control de las ideologías espirituales que utilizan como medio de control social, pues, por medio de imponer normas jurídicas, morales y religiosas -así como creencias y descreencias- consolidan su poder más allá de lo económico.
Cualquier tipo de dominación es ejercido por un grupo minoritario y, en tal sentido, no existe un gobierno que pueda ser considerado de todos para todos, ni siquiera en los regímenes catalogados como los más democráticos, ya que en cuanto un grupo obtiene el poder –si pierde de vista su ideario social- es una minoría la que lo viene a detentar, la cual tratará de mantener continuidad en el mismo, y eso explica la impunidad de sectores como el del transporte público y el que se funden y refunden tantos partidos.
Así, cuando la política deja de ser revolucionaria, aunque cambien las personas, el partido, por ejemplo, gestionará controlar el poder de forma hermética, y esto lo realiza por medio de las ideologías que justifican a quienes retienen el poder, muchas veces dejando ocultas sus verdaderas intenciones o disimulándolas frente a los dominados.
Al político se le critica dentro de la sociedad de que no tiene moralidad, ese no es un secreto de Estado. Pero, la ética del político sí existe, y se reproduce en su enfoque moral de la realidad, el cual puede verse desde dos perspectivas prácticas: o sigue y defiende sus convicciones íntimas –moral de la contextura- sin importarle las consecuencias de su actitud, aunque respondiendo frente a los demás por ellas; o bien “tiene” que responder –por el salario recibido- de sus actos sólo en el tribunal del poder real, de modo que deja de representar a los votantes y se convierte en la representación de los donantes de su campaña –moral de la cooptación-.
El anterior es –sería, más bien- la paradoja del hombre cotidiano metido en política, no sólo porque este último se compromete frente a los demás sin tener íntimas intenciones de cumplir, sino porque sabe que a pesar de que las cuentas no serán cabales, las amistades –los votos- serán largas. “Sería” la paradoja –y no lo es- porque la contradicción la resuelven el salario jugoso y las prestaciones, de forma tal que desaparece la paradoja afectiva que tiene sus raíces en los principios.
Es por ello que muchas de las acciones y actitudes de los políticos no pueden manifestarse a la luz pública, aunque todo el público las conozca o las deduzca con facilidad en sus informes patrimoniales. El fin es conocido: obtener el poder o influir en su distribución, pero, los medios para lograr esto en muchas ocasiones deben permanecer ocultos o encubiertos, ya que se oponen a la moralidad de la convicción que predomina en el hombre cotidiano que cree y practica una política revolucionaria. Y es que la perversión del mercantilismo capitalista –en tanto cosificación del sentimiento social y degradación de los términos- se ha proyectado en el campo de su política, dándole al relacionista público un papel destacado.
Pero, como ya afirmé con anterioridad, es el periodista –junto con el político del partido- quien ha obtenido un papel preponderante en cuanto que es el “publicista” de la política, en cuanto trata de reclutar en el mercado electoral -sin mancharse las manos- el mayor número de partidarios para su candidato. El periodista es, entonces, un político cuya actividad es permanente, aunque la vida activa política de hecho se reduce a la época de las elecciones.

Gallina que come huevos… (2) | 12 de Mayo de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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