Escrito por Norma Guevara de Ramirios. Lunes 02 de Noviembre. Tomado de Diario Co Latino.
El 31 de octubre en la madrugada tuvo lugar un proceso de reorganización de la Asamblea Legislativa originado en la conformación de un nuevo grupo parlamentario integrado por doce diputados propietarios y otros suplentes que se separaron de Arena.
De acuerdo al Artículo 34 del Reglamento Interior de la Asamblea, no se puede tener beneficios administrativos sin ser un grupo parlamentario y éstos, se constituyan en un número igual o mayor de cinco. Esa circunstancia se cumplió, fue reconocida por la Junta Directiva, y motivó una necesaria modificación del Protocolo de entendimiento que sirvió de base en la organización al inicio del período, el pasado 1 de mayo.
Las diferencias existentes en Arena, después de perder las elecciones presidenciales, se tornaron tensas y, por los hechos, irresistibles para los doce diputados que primero buscaron ser oídos sin lograrlo. La separación se produjo, esto constituye un cambio real y objetivo en uno de los espacios esencialmente deliberantes de la política nacional. Como es natural, el nuevo grupo demandó su propio espacio para desempeñarse en las comisiones legislativas, en la Junta Directiva y en el pleno de la Asamblea.
Los diputados de Arena alegan que el protocolo firmado el 1 de mayo solo es modificable para futuras Asambleas; de ser así, el reglamento tendría la rigidez que demanda una reforma constitucional y no es ese el caso. Al margen de la formalidad y legalidad de lo actuado, es necesario recordar, que antes de la instalación de la Asamblea el 1 de mayo, el FMLN le propuso al partido Arena un acuerdo que permitiera organizar la Asamblea tomando como base la proporcionalidad, el pluralismo y la capacidad de compartir en tiempos iguales la función principal, la Presidencia.
Arena se negó, pactó con PCN y PDC un protocolo y cuando estuvo finalizado invitó al FMLN, el contenido excluía a Cambio Democrático, y al ya diputado independiente que había sido expulsado del PCN, era desventajoso para el FMLN, pero sólo se tenía la opción de aceptar los términos desiguales o quedarse fuera.
Lo segundo era complicado pues el deber de respaldar al Presidente de la República, implica también el deber de conocer de primera mano el tratamiento que la Directiva da a las iniciativas del Gobierno Central, de manera que consignando la diferencia con el concepto base, subrayando la subrepresentación del FMLN y la sobrerepresentación de otros partidos, el jefe del grupo parlamentario del FMLN firmó aquél protocolo y se cumplió.
Ahora las circunstancias cambiaron, y se produce la condición para un debate más razonable entre grupos diferentes, tanto en la Junta Directiva, como en las Comisiones y en pleno, a lo mejor, condiciones basadas en argumentos razonables, más que en chantaje y amenazas del Presidente del COENA para parar el funcionamiento del gobierno o votar por un presupuesto y préstamos sólo si se financian proyectos del alcalde Quijano.
En el decir de los dirigentes areneros, en ese partido no hay crisis, todo está bien, y que doce diputados areneros se declaren independientes no significa debilitamiento ni nada, el partido sigue unido y fuerte, ¿entonces, por qué tanto alboroto por lo actuado por 12 diputados?
Lo que en esta humilde opinión está pasando, es que quienes habían perdido la elección presidencial en marzo, no aceptaban que el nuevo gobierno gobierne, se sentían con derecho y con fuerza para impedir que un Director de Policía tome las decisiones sobre quienes deben dirigir las diferentes divisiones policiales, o que el Director de Centros Penales reprenda a un empleado que actúa negligentemente, o que la Ministra de Salud decida cómo aplicar las disposiciones sanitarias para combatir la gripe. Nada se puede cambiar ni discutir, porque todo lo que ellos habían dejado es inamovible. Es tan irracional esa postura de la dirección de Arena, que se rompió.
La condición del inmovilismo gubernamental como condición para “apoyar” iniciativas del Ejecutivo, debe haber sido en parte, motivo de esa ruptura, porque en ese partido debe haber personas razonables que comprenden que el nuevo gobierno está empeñado en servir al pueblo.
Más allá de lo que digan, el reacomodo en la derecha arenera, indica que sí cuenta la voluntad del pueblo expresada el 15 de marzo, y que el reparto equilibrado de poder legislativo entre diferentes partidos, lo que implica es el deber de deliberar, concertar y legislar con responsabilidad hacia la gente en las circunstancias históricas que nos está tocando vivir.
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