Escrito por Renán Alcides Orellana. Miércoles 18 de Noviembre. Tomado de Diario Co Latino.
Sacude el alma con estrépitos de solidaridad contagiosa cuando una multitud, en perfecto orden y con amor solidario, une su voz clamando “justicia reparadora”, en memoria de quienes ofrendaron sus vidas luchando por el bien común. En el marco de asombro y dolor que padecemos por la furia de la tormenta Ida, la noche del 14 de noviembre con una vigilia multitudinaria se conmemoró el XX Aniversario de los mártires de la UCA.
Los sacerdotes jesuitas Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Martín Baró, Joaquín López y López, Juan Ramón Moreno y Amando López y dos mujeres del personal de servicio: Elba Ramos y su hija Celina, fueron asesinados por el ejército salvadoreño el 16 de noviembre de 1998, durante la ofensiva “Hasta el tope” del FMLN. Ambas realidades de gran impacto a la conciencia social, la fe y la cultura, unificaron ideales hacia proyecciones en pro de la denuncia por la justicia y la lucha contra la impunidad. Lucha franca en todos los campos del quehacer nacional.
En el campo social, unir esfuerzos para resarcir el sufrimiento y las pérdidas de nuestros hermanos, víctimas de la tormenta Ida y su secuela de muerte y destrucción, sin dejar de lado la denuncia y condena por la marginación de que fueron objeto durante gobiernos anteriores, “al habérseles negado las condiciones mínimas para una vida y asentamiento dignos”.
Reflexiones para este y otros desastres anteriores, fueron motivo de aceptación solidaria. Y una elocuente respuesta de agradecimiento y cariño de los salvadoreños para los numerosos visitantes. En el campo político jurídico, fue evidente la demanda de investigación acertada y oportuna para resolver casos emblemáticos como los Jesuitas, Katya Miranda, el sindicalista Gilberto Soto y otros, que demandan “pronta y cumplida justicia”.
“Son casos que importan, no se me van a olvidar”, dijo el congresista estadounidense James P. McGovern, quien “ha venido al país -en el marco del 20 aniversario del asesinato de los jesuitas- para hacer sentir en persona su interés por varios casos” (La Prensa Gráfica, noviembre 14/2009). “Yo creo que la gente quiere ver que las cosas son realmente diferentes cuando se trata de impunidad y corrupción”, dijo Mc Govern. En igual sentido, en la misma edición LPG publica que “La comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) espera la derogación de la Ley de Amnistía de 1993, que prohibe las investigación de crímenes cometidos durante la guerra civil”. Sin ánimo revanchista, únicamente por justicia, el pueblo congregado llamó a la reparación, con coherencia y honestidad.
En el aspecto artístico cultural también se espera el cambio. Trabajo y honestidad, para no desoír la voz de los intelectuales mártires, caídos por su profunda fe en la lucha por la justicia y la libertad. Sacada de contexto, una frase del poeta Alejandro Masís, lo sugirió ese día al plantear: “Desde 1970 el afán de los escritores salvadoreños para organizarse, no ha dado un fruto estable. ¿La razón? Bueno, yo sostengo que lo que desde siempre ha faltado es la discusión, la polémica, el debate…” (Diario Co Latino, noviembre 4/2009). Hay interés por la discusión pública, por no evadir la polémica y el debate sobre temas culturales, con altura y respeto.
Con transparencia y veracidad. Masís es hombre de experiencia, conocedor del pasado reciente, desde el año que él menciona. No más malos recuerdos ni acciones presentes y futuras contra el arte y la cultura, como los desaguisados literarios, suplantaciones y plagios.
Construir actos innobles como estos, no es consecuente con el ideal de los poetas mártires; como no lo es la aprobación y justificación de dichos actos, por el prurito de una amistad o mal entendida solidaridad generacional. Tampoco invocar sacrificios y sufrimientos para justificarlos, como la mejor vía para eliminar una controversia. Contribuir a la omisión de la denuncia de hechos culturales ciertos, también se vuelve evasión nada apreciable. La esperanza de cambio, en esto y más, sigue ahí. La Secretaría de Cultura tiene voces orientadoras en este campo, por capacidad y experiencia, y su lucha desinteresada.
Aquellas voces venidas de todos los rumbos del país y del mundo, clamando y reclamando: ¡denuncia, coherencia y honestidad!, fueron acogidas con aplausos por una multitud ahíta de paz y justicia. Era la expresión de amor solidario con nuestros hermanos muertos por la tragedia de Ida y por los numerosos mártires de la Patria: Monseñor Romero, los Jesuitas y otros sacerdotes, la misioneras Mariknoll, Marianella, Enrique Álvarez Córdova, Manuel Franco, Juan Chacón, Polín Serrano… los poetas Jaime Suárez, Amílcar Colocho, Alfonso Hernández, Lil Milagro Ramírez, Mauricio Vallejo padre, Chema Cuéllar, Roque Dalton, Rigoberto Góngora, Claudia María Jovel, Salvador Silis, Amada Libertad, … y tantos y tantos compatriotas asesinados por sus anhelos y afanes libertarios. ¡La vigilia fue el mejor recordatorio/responso por todos ellos!
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