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2009/11/17

Nuestro sistema de partidos aún es rudimentario

Hay que conjurar a toda costa ese peligro, y no en función de ninguna línea de pensamiento político, sino en función del interés nacional básico, que es el que debería prevalecer en cualquier circunstancia.

Editorial. Martes 17 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

Lo que estamos viendo en estos días en el interior del partido ARENA no puede considerarse una simple pugna interna, de carácter puramente coyuntural: es, más bien, una especie de exposición reveladora de la vulnerabilidad extrema a la que puede llevar la falta de una institucionalidad sólida. Esta falta no es exclusiva de dicho partido, que viene siendo el más emblemático de la derecha: prácticamente todos los partidos la padecen, con las peculiaridades propias de cada caso. El análisis, pues, debería partir de las condiciones estructurales imperantes en nuestro sistema de partidos, que inciden de manera directa en el sistema electoral, en el esquema legislativo y, en términos generales, en el manejo de la cosa pública.

En ARENA las cosas no tienen, en este momento, ni pies ni cabeza, por una razón muy sencilla: dentro de dicho partido no hay ni siquiera elementales análisis sobre la propia situación. No se asume la derrota como un núcleo de responsabilidades, no se asume en consecuencia el rol que las circunstancias demandan en este momento, con todas las posibilidades que eso acarrea; no se asume la función de futuro, con la estrategia que exige. Y, al enfrascarse en un pleito de grupos de interés, se repite el vicio que detonó la derrota.

Desde luego, la realidad partidaria no se agota en ARENA, ni en el FMLN, ni siquiera en la suma de partidos. La realidad partidaria responde a un fenómeno más profundo: el de la práctica política nacional. Si ésta no evoluciona, seguiremos en las mismas.

Madurar para progresar

No cabe ninguna duda de que un proceso democrático es un aprendizaje constante, aunque aquél ya cuente con las bases mínimas que aseguren la solidez de su avance. En el caso salvadoreño, esas bases parecen estar bastante bien consolidadas, en buena medida porque el conflicto bélico interno generó una especie de autoinmunidad frente a cualquier tentación o tendencia regresivas. Sin embargo, la maduración necesaria para que dicho proceso se desenvuelva de manera cada vez más normal y segura debe ser un compromiso y un trabajo constante de todos los sectores y actores nacionales, especialmente de aquéllos cuyo accionar incide más directamente en las dinámicas del ejercicio del poder tanto político como económico.

El sistema de partidos políticos constituye uno de los tejidos fundamentales de sostén de todo el proceso, y de ahí deriva el imperativo de mantener sano y funcional dicho sistema. No es posible asegurar la estabilidad nacional si dicho sistema se quebranta o se debilita. Hay que conjurar a toda costa ese peligro, y no en función de ninguna línea de pensamiento político, sino en función del interés nacional básico, que es el que debería prevalecer en cualquier circunstancia.

Los partidos deben asumir este desafío como tarea propia de primer orden. Y el escenario donde mejor se mide el cumplimiento de esa responsabilidad es el de la Asamblea Legislativa, que es la vitrina natural del pluralismo político en acción. Ahí hay que calibrarlos a fondo.

1 comentario:

  1. Son niños en cuerpos deformes de madurones. Funcionan a puro capricho, a pura reaccion, no pueden perder por que si no arrebatan. Quieren simplemente el poder por que lo quieren, no por que sepan o tengan claro que hacer con el. Simplemente lo quieren para ellos y ya! Esas son las razones de "fondo" del existir de la derecha salvadoreña.. profundo.. verda?

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