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2011/01/20

Simpatizantes FMLN » Intereses encontrados en la sociedad

Por Pocote. 20 de Enero. Tomado de Simpatizantes del FMLN.

Es difícil y complicado gobernar un país como el nuestro, los problemas surgen como torrentes de agua, cuando no hay alguien se los inventa, hay descontento, amargura, desdén, manifiesta inconformidad y no todos los sectores se ponen de acuerdo en destituciones o nombramientos de funcionarios.
En el Seguro Social, por ejemplo, el sindicato de médicos y de trabajadores no están contentos ni satisfechos con el nuevo director de la institución, no hay razones valederas, simplemente “no estamos de acuerdo”.

Con las cúpulas empresariales es lo mismo: nunca están de acuerdo con las medidas tomadas por el ejecutivo a pesar de no afectarles en nada los decretos o las iniciativas de ley. Es un encrespamiento insolente de las clases poderosas del país. Ya ni siquiera necesitan que se anuncien tímidas medidas que eventualmente “lesionaran” sus intereses. Les basta con una simple exhortación, pongamos por caso, cierto control de artículos de primera necesidad y la anunciada Ley de Medicamentos, durmiendo el sueño de los justos en la Asamblea Legislativa, para que los presidentes de la ANEP y la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, salgan en “defensa de sus derechos”.

Se llega al extremo de las amenazas o de esas frases trilladas como “la inseguridad y la falta de reglas claras no genera confianza a los inversionistas”. Es decir, algunos sindicatos y las cúpulas empresariales se unen en la cresta de los extremos para crear problemas, incertidumbre y cierto grado de desestabilización, con lo cual nada más dan un deplorable espectáculo de miopía política, los unos ciertamente por grandes intereses económicos, por seguir una agenda política para supuestamente al final recobrar el gobierno; los otros por ambiciones personales, por mantener privilegios y cierto control gremial. Es muy extraño pues el actual mandatario no es un hombre que aliente profundas transformaciones estructurales, como tampoco se ha declarado “enemigo” de las asociaciones gremiales y de los sindicatos.

Por lo escuchado y visto en 18 meses de gobierno, para él la propiedad privada, mientras más grande mejor, tiene prestigios de lo sagrado. Sin embargo, los “grandes” empresarios, las clases económicamente poderosas, quieren un Órgano Ejecutivo sin problemas, sin intervenciones enojosas de la presidencia de la república, cero regulaciones y total independencia para hacer sus negocios. Sería una regla simple: usted dedíquese a administrar la cosa pública, a realizar obras de infraestructura, a combatir la delincuencia, a crear un clima de tranquilidad, y permita a la iniciativa privada hacer sus negocios, generar empleos (?) y mantener el total control del comercio exterior. Así de sencillo.

Un simple vistazo al periodo transcurrido, nos dice claramente que el gobierno no ha hecho nada por lesionar intereses de la poderosa empresa privada, lejos de ello ha formulado insistentes llamados para trabajar unidos y en armonía, les ha generado un clima de confianza para que se decidan a invertir, a generar nuevos y frescos empleos; pero nada más hemos visto recelos, ofuscadas declaraciones y marcada insolencia. El mandatario tiende a concertar, a no confrontar, simplemente a responder a los ataques feroces, vemos su preocupación por no gobernar desde una rigidez implacable, tiende más bien a la conciliación con todos. Como lo hemos apuntado ya, las realidades nacionales le van demostrando una vez y otra que conciliar el hambre con la riqueza, puede ser, todo lo más, una hermosa utopía; pero ya sabemos que no hay tal lugar.

En este gobierno sí se ha dado la desagradable paradoja de buscar la unidad y la paz y suscitar en cambio la violencia física y la verbal. Lo vemos todos los días con los constantes llamados a la reconciliación y a la armonía; pero también presenciamos la escalada de la delincuencia común y las serias amenazas del crimen organizado. La presencia de reconocidos cárteles internacionales, así como las arremetidas de la insolente cúpula empresarial, no invitan ni al entusiasmo ni al optimismo. Pero uno añadiría que los ciudadanos, ante las graves provocaciones al poder público hicieran a éste reaccionar de manera firme, enérgica y sin titubeos. Es evidente que una vez comprobada la imposibilidad de conciliar intereses en pugna, el camino a seguir no parece ser otro que el de la elección: elegir entre esos intereses el que tiene preferencia en los afanes gubernamentales y dársela.

Es rasgo de una política tan conciliadora dar por resueltos problemas que nada más quedan pendientes. En estos días, sigue siendo el alto costo de la vida un caso típico para la ilustración, eso genera malestar entre las mayorías poblacionales y nula reacción entre los comerciantes sin escrúpulos. La situación se complica y se deteriora con el aumento exagerado de los derivados del petróleo y la pérdida del poder adquisitivo. El panorama es sombrío, como decía el filósofo: El Salvador no tiene esperanza, nada más el ir pasándola y confiar en días mejores.

Publicado por pocote

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