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2011/01/15

LPG-Un madrugón como resaca de fin de año

 La última votación, a las 3:37 de la mañana de ayer, avaló al presidente del parlamento para que reciba una condecoración que le ha sido conferida por parte del congreso de Honduras.

Escrito por AMADEO CABRERA/GIOVANNI CUADRA.15 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica. 

politica

Viernes, 3:45 de la mañana. El gong del Salón Azul del parlamento se hace escuchar en señal de que la sesión plenaria número 80, iniciada en horas de la mañana del día anterior, por fin terminó. El cansancio entre los diputados era obvio. Sus ojos enrojecidos hablaban del desvelo. No era para menos, los padres de la patria habían laborado poco más de 16 horas en su segunda sesión del año.

Atrás habían dejado ocho horas, entre lectura y debates, para dar vida a la ley de supervisión y regulación del sistema financiero, normativa que ocupó casi la mitad del tiempo laborado.

Lo agotador de la jornada llevó a que, por lo menos, tres de los cinco vicepresidentes del parlamento ocuparan la silla principal de la junta directiva. Su presidente, Ciro Cruz Zepeda, en un momento de la sesión plenaria se quedó solo en el estrado principal del Salón Azul, cuando el resto de directivos decidieron estirar sus músculos.

La brisa fresca, alimentada por los vientos y el aire acondicionado del Salón Azul, no fue impedimento para la degustación de helados. Los diputados areneros Enrique Valdés y Margarita Escobar parecían ganarle la batalla al clima: cada uno saboreaba una paleta cuando el reloj marcaba poco más de las 3 de la mañana.

Otros preferían salirse del Salón Azul para mezclar lo fresco del ambiente con el calor de sus cigarrillos que fumaban entre sus labios. El sueño también hizo presa fácil de algunos legisladores que aprovechan los debates para cerrar sus ojos; sin embargo, tenían que volver a abrirlos a la hora de la votación. Una maratónica jornada que sirvió para que el futuro presidente del congreso, Sigfrido Reyes, se armara de paciencia y condujera con diligencia la sesión plenaria cuando ya todos sus colegas pensaban quizás en estar en sus casas durmiendo, pues la medianoche ya era cosa del pasado y las primeras tres horas del viernes ya habían sido consumidas por las agujas de los relojes.

Un madrugón como resaca de fin de año

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