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2011/01/10

LPG-Lo engañoso de los indicadores macroeconómicos

 De datos estadísticos ciertos se pueden sacar conclusiones falsas, interesadas o malinterpretadas.

Escrito por Roberto Rubio-Fabián.10 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
 

Durante las recientes vacaciones recibí de un amigo un correo conteniendo uno de esos simpáticos chistes, el cual decía, omitiendo algunas de sus malas palabras, lo siguiente: “Por favor cuídate, estoy preocupado por ti. Un reciente estudio realizado por la Dirección y Control de la Policía Nacional Civil, a través de la unidad anti-doping afirma que el 23% de los accidentes de tránsito son provocados por el consumo excesivo de alcohol. Esto significa que el otro 77% de los accidentes son causados por aquellos hijos de #%&¡ que toman agua, juguitos, gaseosas, latas de dieta y de sabor, horchatitas, tés, cafecitos y todas esas pendejadas. Por tanto cuídate de los abstemios de m%&#@.” De este chiste podemos hacer una reflexión: de datos estadísticos ciertos se pueden sacar conclusiones falsas, interesadas o malinterpretadas.

No cabe duda que los indicadores macroeconómicos son muy útiles pues es una forma de aproximarnos a la realidad económica para conocerla y transformarla. Sin embargo, hay que tener cuidado con su uso e interpretación ya que no solo pueden prestarse a análisis interesados o manipulaciones sino que también muchos de ellos poseen un carácter engañoso.

Una interpretación equivocada o interesada puede darse dependiendo del enfoque que se asuma. Así para el caso, una ligera variación del crecimiento del PIB puede o no ser relevante dependiendo de si lo vemos desde una perspectiva macroeconómica o desde una microeconómica. El saber que el crecimiento anual de la economía es o será del 0.7% y no del 1% es ciertamente irrelevante para la economía cotidiana de la población. Lo que es relevante para esta es el precio del pasaje, de los alimentos, de lo que paga por gas y electricidad, etc. Aunque a la larga su consumo pueda verse afectado por unos puntos más o unos menos, lo cierto es que la gente no come ni vive de décimas de más o de menos.

Pero si esos movimientos decimales los vemos desde una perspectiva macroeconómica, entonces sí resultan relevantes. El que la economía haya crecido al 0.7% y no al 1% sí importa para el logro de los objetivos fiscales, las metas de inversión, los niveles de deuda, los compromisos con organismos internacionales, las calificaciones de riesgo, el valor de los bonos soberanos, etc. Los equilibrios macroeconómicos sí son sensibles a los decimales.

Ahora bien, resulta que los indicadores macroeconómicos no solo pueden ser interesada o maliciosamente interpretados “según el cristal por donde se miran”, sino que muchos de ellos en sí mismos encierran un carácter engañoso. Así por ejemplo, un incremento sustantivo del número de policías y miembros de la seguridad privada puede significar un crecimiento de la tasa de empleo e incidir positivamente en el incremento del PIB. Sin embargo esa lectura positiva del crecimiento cuantitativo del empleo puede llevarnos a engaños, pues significa cualitativamente que ha ido creciendo la inseguridad y por tanto la necesidad de más personal para enfrentarla. En tal caso, ese crecimiento económico no va acompañado de aumento en el bienestar sino todo lo contrario, es expresión de malestar y deterioro social.

Así existen otros ejemplos. Atrás de los bajos promedios de inflación anual pueden esconderse altas tasas de inflación con fuerte impacto para sectores pobres de la población. Esto puede suceder cuando no hay alzas o hay bajas de precios en productos que no son de consumo esencial para determinados sectores pobres, pero sí hay alzas importantes en ciertos alimentos de consumo básico para estos sectores. Otro ejemplo es el caso de un crecimiento económico basado en la explotación y uso indebido de los recursos naturales, que puede llevar pérdidas importantes, no registradas en la contabilidad nacional (costos de la erosión, de la contaminación, de la pérdida de biodiversidad, etc.), y que no solo merman el crecimiento real del PIB sino que comprometen su crecimiento sostenido.

Prudencia y duda entonces ante ciertas declaraciones de analistas, políticos o empresarios especialmente cuando pontifican sus verdades.

Lo engañoso de los indicadores macroeconómicos

1 comentario:

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