Comentarios mas recientes

2011/01/22

LPG-La raíz de la crisis es la falta de moral

 Las constantes manifestaciones de falta de orden en la sociedad hacen que el desorden generalizado se vea como una situación camino al caos, de preocuparse mucho. El orden está fuera de control y la autoridad que lo debiera imponer en todos los ámbitos no tiene la fuerza para hacerlo.

Escrito por Rafael Castellanos.22 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

“Parte del camino al caos en que vamos viene de la pérdida paulatina de valores, de la corrupción cada vez más generalizada y de verlo como algo normal. La crisis tiene en su raíz la falta de moral.”

Por supuesto que la violencia, el crimen organizado y los derivados del narcotráfico están en esa categoría en una prioridad altísima, pero no es la única señal de descomposición social que preocupa. Si así fuera y tuviéramos una sociedad con principios sólidos y autoridades con una gran robustez moral en todos los niveles, esos problemas serían menos complicados de resolver, sería más fácil ordenar a la sociedad en un solo equipo en contra del flagelo de la delincuencia en todos sus aspectos.

Pero no es así. Las autoridades en general tienen poco poder. Hoy tenemos la huelga de los empleados del Órgano Judicial, que ha paralizado valiosos servicios a la población, incluso reconocimiento de cadáveres. Los empleados públicos tienen derecho a aspirar a mejoras, a manifestarse pacíficamente, pero nunca a paralizar servicios públicos.

Cuando algo así sucede, las autoridades (todas) deben recordar que su función es el bienestar de la mayoría y no el proteger privilegios, mucho menos desmanes de minorías que paralicen servicios públicos. Lo que procede son soluciones drásticas como las del gobierno español con los controladores aéreos que paralizaron España en diciembre, militarizarlos y si no se presentan, aplicarles el régimen militar. Desde prisión hasta despidos (causar baja), inmediatamente sin responsabilidades.

Antes se repitió una escena grotesca, totalmente desfasada, la toma de la Catedral Metropolitana por un grupo que buscaba algo y probablemente lo consiguió. Mañana serán otros grupos, porque la ley y el orden no son lo que impera en el país, más bien es el desorden y la ley del más fuerte.

Esos desórdenes públicos, la rebeldía silente de los ciudadanos a cumplir leyes y reglamentos, aunada a la percepción de que carecemos de rumbo concreto, que no está claro el futuro inmediato y hay una sensación de vacío de poder, es lo que hace afirmar que estamos en una crisis en camino a un caos. Puede ser, hay que identificarla con claridad. Parte central del problema es la moral, la ética, los valores... la decadencia y pérdida de esos valores elementales se siente horizontalmente en la sociedad, hay en nuestra cultura el ser “animalita, vivaracho”.

Este vicio social, malo de por sí, se potencia con los ejemplos del liderazgo. En los últimos años, y particularmente en el período anterior, la corrupción que desde el Ejecutivo se logró en las diferentes instancias, como se supo, el Legislativo, el Judicial, las autónomas, los partidos políticos mismos, la compra de voluntades –según lo justificaban en el círculo de poder, “para comprar la paz social”– nos causó un daño profundo, difícil de reparar. Corrompió a la sociedad, a sus instituciones, algo que ya estaba adelantado, logró que la corrupción generalizada se vea como algo común, nada especial.

En este período, hemos visto escándalos como el del ex director del ISSS expuesto por un ex compañero, del director de la Lotería, y los rumores de corrupción y prebendas en la Corte Suprema, que el presidente llegó a remover y por ello tiene enemigos a morir, el descaro de los diputados al gastar ampulosamente en carros de lujo, viajes, viáticos enormes, peor aún de viajes inexistentes, la práctica hoy generalizada del nepotismo familiar o de emplear a queridas, o parientes de ellas se da en números alarmantes, acosos sexuales protegidos, etc.

Hay una crisis moral en toda la sociedad, que sería más fácil combatir si los funcionarios tuvieran la autoridad moral. Pero cuando los funcionarios dan el mal ejemplo, este se multiplica al infinito. Debemos comenzar porque los funcionarios den el ejemplo.

La raíz de la crisis es la falta de moral

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.