Escrito por Guido Miguel Castro.07 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
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Encontrar la razón última del escultismo a la luz del pensamiento de su fundador, Lord Baden Powell (BP), ha sido una tarea que muy pocos han emprendido y que casi todos han abandonado, prefiriendo dedicarse al campismo y al pionerismo; y algunos, al no poder comprenderlo, llegaron hasta a desfigurarlo, al punto de generar un escultismo sin espíritu con consecuencias nefastas como el scout vapuleado en Chile el año pasado o el lobato que murió por causas todavía no esclarecidas en 2007 en El Salvador debido a un error técnico.
En sus inicios, Baden Powell quiso poner al alcance de los niños y jóvenes británicos los conocimientos militares necesarios para volverse verdaderos hombres de los bosques. Ante la acogida de su publicación “Scouting for Boys” (Escultismo para Muchachos) y la organización espontánea de tropas de exploradores en el Reino Unido y otros países una organización juvenil en la que se exaltan las potencialidades juveniles que casi siempre se retraen ante el maltrato de padres o maestros.
El método original de BP permite “aprender haciendo”, generar liderazgo, descubrir a Dios en la naturaleza, el patriotismo y la grandeza de la familia.
En un mundo dominado por la globalización y el individualismo hedonista del consumismo, el explorador descubre que vive en una comunidad en la que es posible practicar el servicio a los demás sin esperar nada a cambio, a través de la práctica diaria de la buena acción.
La amistad adquiere una nueva dimensión al enmarcarse en los principios de lealtad, abnegación y pureza, los cuales aseguran amistades de toda la vida.
El escultismo lleva al hombre, desde su más tierna infancia, a reencontrarse con ese yo interno que el ruido del mundo moderno no permite descubrir. El silencio de la naturaleza en las noches de campamento lleva al dirigente en servicio a valorar su entrega por los niños y darle un sentido a su vida.
BP supo traducir toda la experiencia vital acumulada en consejos para la juventud, títulos como “Tropiezos de la vida y cómo encararlos”, “Lecciones de la Universidad de la Vida” y “Aventura hacia la edad viril” son algunos títulos que reflejan su deseo incesante de orientar a la juventud de la primera mitad del siglo XX, que enfrentaba un mundo en desarrollo y al mismo tiempo de grandes conflictos bélicos.
Ese esfuerzo ha llevado a decenas de millones de jóvenes en los últimos 103 años a encontrar un sentido en la vida y alcanzar grandes metas: BP predijo que sería un explorador el primer hombre que pisaría el suelo lunar, y se cumplió: Neil Armstrong, antiguo BSA, llegó en la Misión Apolo XI hasta la Luna y colocó una flor de lis en el suelo lunar que ahora se conserva en la Oficina Mundial de los Exploradores.
Pero otros han sido presidentes, científicos, profesionales, excelentes obreros, amorosos padres, santos sacerdotes, dignos militares y ejemplares ciudadanos.
El árbol que nació de la semilla de la filosofía del escultismo ha dado frutos abundantes, pero como todo árbol hay que podar los errores, corregir el rumbo y volver a las fuentes originales para volver a surgir con mayor fuerza que los movimientos originales.
BP sigue teniendo una palabra de aliento a las juventudes cansadas del siglo XXI, nos llama a volver a Dios, a cuidar de la Madre Naturaleza y a ser hermanos de todos.
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