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2011/01/03

LPG-Editorial-El año se inicia con grandes expectativas de todo tipo

 2011 debería ser un año dedicado en buena medida a desarrollar la competitividad, en la que nos hemos venido quedando más bien rezagados.

Escrito por Editorial.03 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Estamos emprendiendo el trayecto de un nuevo año, y esta vez se trata de un año que tiene características muy propias: nos encuentra en un estado de creciente incertidumbre política, es la antesala de una batería de años preelectorales y electorales que van desde hoy hasta 2015, y los más importantes problemas nacionales –la inseguridad imperante y las dificultades notorias para reactivar la economía– se hallan en estado crítico. La suma de esos ingredientes da para mucha preocupación, pero al mismo tiempo demanda un alto componente de voluntad nacional motivadora hacia adelante, en la que todos estamos llamados a poner nuestro dinamismo propio, desde los distintos ámbitos de la realidad, que abarca lo político, lo económico, lo social, lo cultural y aun lo espiritual.

Lo primero que hay que tomar en cuenta al iniciarse 2011 es que este es un año preelectoral, y en un sentido muy peculiar: las elecciones de 2012 son legislativas y municipales, y eso normalmente acarrea un dramatismo bastante menor que el que acompaña a las presidenciales; pero, en esta ocasión, las legislativas y municipales están más íntimamente vinculadas que nunca con las presidenciales que también se avecinan en 2014. La expectativa política, pues, es de largo alcance y de alta intensidad, y coloreará sin duda todas las otras realidades nacionales, lo cual demanda una estrategia de avance entre toda esa maraña que siempre surge de la competencia electoral cuando se acercan fechas desafiantes.

Otras expectativas también están palpitando en el ambiente, y tienen que ver con el desenvolvimiento de las políticas y los planes gubernamentales, cuando ya vamos casi iniciando el segundo tercio del actual mandato presidencial. Al tratarse de un Gobierno de alternancia, hay muchas cosas nuevas que están solo enunciadas o apenas iniciadas, y habrá que ver en las semanas y en los meses que vienen si la dinámica administrativa es capaz de despegar definitivamente antes de que el trapiche electoral llegue con su afán triturador. Los grandes temas ya de cajón, como la seguridad y la economía, siguen en la primera línea de espera.

Hay expectativa también sobre la forma en que los efectos de la crisis global se comportarán en el año que comienza. Depende mucho de lo que ocurra en Estados Unidos, que es nuestro socio principal; pero también de la forma en que nosotros, los salvadoreños, vayamos encajando los desafíos de estos nuevos tiempos. 2011 debería ser un año dedicado en buena medida a desarrollar la competitividad, en la que nos hemos venido quedando más bien rezagados. Y este es un problema de actitud nacional, que debe cambiar a partir de los impulsos motivadores que tendrían que venir del liderazgo conductor, tanto político como económico.

Y la principal expectativa está en el ánimo de la ciudadanía. Desde hace tiempos, las encuestas de opinión vienen reflejando una especie de desencanto ciudadano sobre la conducción del país, el rumbo del mismo y los resultados concretos de las administraciones gubernamentales sucesivas. Los gobernantes se engolosinan con los números altos que reciben como evaluación; pero eso es más simbólico que real: lo que hay que valorar es el sentimiento de la gente sobre sus concretas condiciones de vida. Aquí hay una gran tarea por hacer, y ya se carga un gran retraso en emprenderla de manera sustantiva y sostenible. Ojalá que 2011 vea un giro claro en ese orden.

El año se inicia con grandes expectativas de todo tipo

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