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2011/01/24

LPG-Acuerdos de Paz, geógrafos y microfísicos

 ¿Debemos evaluar lo acontecido desde los Acuerdos de Paz con el telescopio o el microscopio? La respuesta adecuada es, con los dos.

Escrito por Roberto Rubio-Fabián.24 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica. 

rubiofabian@telesal.net

¿Ha habido muchos o pocos avances desde que se firmaron los Acuerdos de Paz? Hay distintas versiones. Desde aquellas pesimistas, que sostienen que no se ha conseguido mayor cosa, hasta aquellas optimistas que consideran que hemos logrado consolidar nuestro proceso democrático y de desarrollo. ¿Los cambios ocurridos desde hace 19 años han sido suficientes o insuficientes? Ni lo uno ni lo otro.

Desde la perspectiva de la geografía o de la paleontología, los cambios se valoran en miles o millones de años. En centenas de años, desde el telescopio temporal del geógrafo, los cambios son irrelevantes. Ahora bien, desde el enfoque del microfísico, los cambios se perciben y valoran en nanosegundos. Por tanto, desde el microscopio temporal del físico cuántico, hasta la roca más sólida de una montaña está en transformación permanente, y la expectativa de cambio es enorme en mucho menos tiempo que un parpadear.

Si analizamos los cambios acaecidos desde los Acuerdos de Paz bajo la lente paciente del geógrafo, posiblemente valoremos mejor los cambios que han sucedido en esos 19 años. En casi apenas dos décadas se removieron trancas históricas que estuvieron bloqueando por casi 200 años el despliegue de nuestra democracia y desarrollo: el rol de gendarme político y represivo del ejército, así como su rol de administrador del gobierno por encargo de los grupos económicamente poderosos; la cárcel, la tortura y el asesinato por motivos políticos; la aplicación de la violencia física a la resolución de las diferencias de pensamiento; la ausencia de libertad de expresión y de pluralismo político y partidario; la inexistencia de separación entre los poderes del Estado; elecciones completamente amañadas, etcétera.

No se puede negar que ahora el ejército cumple a cabalidad el rol que le corresponde en una sociedad democrática; que el pluralismo político es real (a tal grado que hemos experimentado alternancia); que hoy más que nunca existe separación de poderes, y que al menos una parte estratégica de la Corte Suprema de Justicia presenta comprobada independencia; que prácticamente ha desaparecido la cárcel, la tortura y el asesinato por motivaciones políticas, aunque haya algunos casos opacos todavía que iluminar como el asesinato de ambientalistas; que por más polarización que haya, esta no llega todavía a la violencia física; que hay variedad de medios de comunicación y amplias posibilidades para expresar las diferencias de pensamiento y los pensamientos diferentes, aunque los pesos e influencia entre los medios no sean todavía más proporcionados.

Por otro lado, si analizamos los cambios desde la lente impaciente del microfísico, posiblemente percibiremos con mayor preocupación los déficit de cambio, los estancamientos en varias piezas claves de nuestro andamiaje político e institucional, así como los riesgos que persisten desde que nació aquella esperanza de paz y entendimiento duradero. En efecto, nuestro sistema político es todavía inmaduro: no hay separación de funciones en el órgano rector electoral, no tenemos ley de partidos políticos ni ley de financiamiento de los mismos, no hay voto residencial ni voto en el exterior, los sanos intentos de reforma política y electoral los adulteran los perversos intereses de la partidocracia. Los principales partidos políticos todavía tienen muchas taras ideológicas y buena parte de su ideario vive anclado al pasado de la guerra, no acaban de hacer el clic hacia la modernidad que tanto necesita el país, no terminan de desprenderse de las tentaciones autoritarias y verticalistas, no respiran con profundidad su vocación democrática.

Pocos avances y riesgos también vemos en lo socioeconómico. El crecimiento económico sigue siendo pobre, frágil e inestable, y el poco crecimiento que se da sigue sin derramarse consistentemente hacia los más necesitados; poco o nada se ha construido hasta ahora para contar con una plataforma de crecimiento sostenible y desarrollo; prosigue el mismo esquema consumista del funcionamiento económico; los déficit sociales siguen acumulándose y asoman los peligros de fuerte conflictividad social.

¿Debemos evaluar lo acontecido desde los Acuerdos de Paz con el telescopio o el microscopio? La respuesta adecuada es, con los dos.

Acuerdos de Paz, geógrafos y microfísicos

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