Los tontos útiles, esos que no salen ni a la esquina o los que se esconden en la gerencia de alguna empresa estatal o privada, vivirán el resto de sus días con la posibilidad real de comparecer, así sea en silla de ruedas, ante cualquier tribunal penal a responder por sus crímenes contra hondureñas y hondureños patriotas.
17 de Enero. Tomado de El Libertador.
La extrema derecha hondureña apuesta por el fascismo y pagará por sus crímenes; conviene a sus integrantes aprovechar el tiempo para revolcarse en la bajeza de sus pasiones y gozar su miseria moral.
Aún mantienen activas las fuerzas irregulares que contrataron durante la dictadura y están asesinando.
Siembran la táctica del horror: Asaltan casas y secuestran gente que luego lanzan sin vísceras en el fondo de los ríos para evitar que los cuerpos floten; multiplican las matanzas de empobrecidos en las ciudades; al interior del país mandan a matones a segar la vida de jóvenes, y ejecutan crímenes selectivos, fríos y calculados contra periodistas, dirigentes campesinos y líderes de "La Resistencia".
La oligarquía aplica el sicariato para postergar el retorno de Honduras a los foros de Derechos Humanos porque urge de ese vacío internacional para destruir al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y, por eso mismo, ensuciará cualquier acción positiva del gobierno de Lobo; cree que quedarán impunes los delitos de lesa humanidad amparada en fusiles y balanzas de la Corte Suprema de Justicia, Ministerio Público, la Policía y las Fuerzas Armadas.
De nada servirá, cuando llegue la hora comprenderá que finalmente “Facusselandia”, ese sueño absurdo de mantener a toda una nación como la hacienda particular de unos cuantos con la mayoría de hondureños oprimidos y en la miseria, no tiene sustento en pleno siglo XXI.
No hay fuerza capaz de detener al soberano cuando decide darse una Patria y edificar una República. Abundan lecciones de historia para que se entere que Honduras deberá pasar a ser verdaderamente de todos o los pocos tendrán que marcharse para siempre.
La realidad frustrante que transitamos los hondureños recuerda al político cubano José Martí, que en una de sus obras, Abdalá (el hijo) viendo a su madre (Cuba) sometida por gusanos invasores inmortalizó este verso: “Madre, el amor a la Patria, no es el amor ridículo a la tierra, ni a la hierba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca”.
A más de un año del golpe de Estado, la naturaleza cerril de la oligarquía, su nula comprensión del mundo y el desprecio que siente contra el pueblo comienza a pasarle factura. Lo que en sus mentes era un capricho más se convirtió en un ajedrez complejo con enormes implicancias geopolíticas.
Sin talento ni inteligencia para desmadejar el nudo gordiano, miran como su imbecilidad ha pasado a catalizador de un proceso de cambio nacional que tardaba en llegar.
El bipartidismo herido de muerte nos hace escuchar los estertores de un status quo que también agoniza.
El Frente Nacional debate y construye el Frente Amplio que deberá ser factor político vital de la nueva Honduras.
Los tontos útiles, esos que no salen ni a la esquina o los que se esconden en la gerencia de alguna empresa estatal o privada, vivirán el resto de sus días con la posibilidad real de comparecer, así sea en silla de ruedas, ante cualquier tribunal penal a responder por sus crímenes contra hondureñas y hondureños patriotas.
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