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2011/01/11

EDH-Escuela Europea para Centroamérica

 Ricardo Esmahan.11 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.

Se perciben sucesos que apuntan a que la Unión Europea (UE) está en el mejor momento para realizar un cambio sustancial y dar un salto de calidad en su integración. En la Cumbre de Jefes de Estado de la UE, realizada el pasado el 16 de diciembre, se lanzó un proceso destinado a salvaguardar la moneda común europea, el euro. De llegar a buen término este proceso, sería el paso más importante hacia la creación de una singular potencia europea, sin precedentes desde su fundación en 1992.

El Tratado de la UE previó la política de Unión Monetaria, con una moneda común, la cual ha sufrido dos problemas durante su existencia: la falta de una unión política similar y uniforme, y la cuestión referente al manejo de la deuda. Muchos en el mundo financiero creen que lo que se requiere para que la moneda europea sea viable es una unión fiscal, una política común que tenga el poder de imposición fiscal uniforme y general.

Pero en ese enfoque, el principal punto a resolver es quién va a estar a cargo de la Unión Fiscal en cuanto al cobro de impuestos, y sobre todo, ¿quién paga?, ¿cuánto se paga y a quién? Son cuestionamientos esencialmente políticos. ¿Se puede tener una autoridad fiscal centralizada sin tener una autoridad centralizada militar y política, capaz de imponer y hacer cumplir la voluntad de un soberano?

Por ejemplo, no es muy factible que los griegos implementen un sistema de impuestos y créditos de "diseño alemán", simplemente porque Berlín piensa que es una atinada política; sin olvidar que Alemania es la que ha sacado del abismo financiero y ha puesto la plata para rescatar a los que no hacen bien su tarea. Al final de cuentas, es de considerar que las tesorerías no son el poder supremo, el poder último proviene de la ley respaldada por el poder y balance militar. Punto.

Veamos la historia: Estados Unidos libró una guerra interna entre 1861 y 1865, sobre la cuestión del poder central integracionista versus poder separatista. El resultado fue un Estado Federal estable y ejemplar. Y ya no se diga las guerras europeas del Siglo XX que desolaron y renovaron la vieja Europa, entre ellas el sostenimiento de una URSS.

Europa tiene una experiencia histórica y no llegará al punto donde la política trasciende a la guerra, como señalaba Klausevich, para lograr la unificación y la subordinación de nacionalidades. Por ello, la creación de una identidad política europea unificada se considera hoy por hoy difícil. La diplomacia y la democracia requieren paciencia.

Los estados europeos participantes están sujetos a los dictados de un banco central único, el Banco Central Europeo con sede en Frankfurt. Y la economía más grande en Europa; Alemania, tiene clara incidencia en el devenir, por lo que se percibe la imposición de enfoques: lo que es bueno para el motor económico del continente es bueno para Europa.

Un ejemplo son las bajas tasas de interés aplicadas en Alemania, que se aplican a lo largo de la zona de la moneda euro; incluso, a estados con niveles de ingresos pequeños, niveles educativos bajos, infraestructura pobre y pocas perspectivas de crecimiento a largo plazo.

En el caso del proceso de centroamericana, que se trazó el objetivo de integración desde 1960, que renovó su institucionalidad a principios de los 90 y que a la fecha se irrespeta, no ha sido capaz de unificar su política monetaria y fiscal. Sus avances giran en torno al libre comercio, aun con trabas. Centroamérica no está en disposición de ser un ente conglomerado, al igual que Europa que se luce muy avanzada.

*Columnista de El Diario de Hoy. resmahan@hotmail.com

elsalvador.com, Escuela Europea para Centroamérica

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