Chávez puede entrarle a palos y encarcelar opositores sin grandes protestas, lo que no sucedió cuando la Asamblea hondureña destituyó a Zelaya
06 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.
El pobre presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, sufre persecución internacional por un pecadillo sin gran importancia: manipular los resultados de las últimas elecciones que le habían dado, en los primeros recuentos, la victoria a su rival, Alassane Ouattara.
Por ahora tanto Francia como los Estados Unidos y un importante número de regímenes africanos, han puesto presión sobre Gbagbo para que reconozca el triunfo de Ouattara. De no ser así, el siguiente paso, de acuerdo con los africanos, es derrocar a Gbagbo por la fuerza.
Gbagbo es cristiano mientras a Ouattara lo apoyan las tribus y etnias musulmanas del norte. Con el paso del tiempo los islámicos han ido ocupando países y regiones bajo una consigna: lo que cae en sus manos no se revierte, pues abjurar del Islam es castigado con la muerte.
Esa realidad puede ser la causa de que mientras se toleran las más sangrientas dictaduras y farsas electorales, tanto en África como en el resto del mundo, sólo en este caso se ha planteado la deposición de un dictador. El caso más terrible de un atropello brutal a la democracia es el de Robert Mugabe, en Zimbabwe, que ha impuesto sobre el país un régimen absolutista similar al de Corea del Norte, sin que el resto de naciones el continente haga otra cosa que protestar.
Pero de igual manera están los regímenes del norte de África, la dictadura a perpetuidad de los saudíes en Arabia, los treinta y tantos años de Mubarak en el poder en Egipto y de Gaddafy en Libia.
Sin ir más lejos, los Castro han cumplido medio siglo en el poder sin que se celebre una sola verdadera elección, existan partidos políticos opositores y se concentre en la cúpula comunista, la fuerza militar, la emisión de leyes, los procesos judiciales, la policía y el espionaje interno, la vigilancia de los pobladores, el control de la economía, las relaciones con el mundo exterior, la información, los servicios básicos, el manejo del empleo, la enseñanza, el sistema de salud, los transportes, etcétera.
Unos animales son más iguales que otros
En Venezuela y Nicaragua se montan farsas electorales sin presencia de observadores extranjeros, sin que la oposición tenga acceso a los recuentos o a revisar la emisión de cédulas para votar, o sea informada de los resultados antes de que estos se hagan públicos.
De nuevo puede hacerse la pregunta: ¿Por qué sólo a Gbagbo y no al resto de despotismos que hay en el mundo? ¿Es que realizar farsas electorales, o no realizar ninguna, es más grave en Costa de Marfil que en Nicaragua o Venezuela?
¿Por qué puede la comunidad internacional convivir con un Castro o un Kim il Sung, pero no con el dictadorzuelo de opereta de Costa de Marfil? ¿Por qué tantos gobiernos se rasgaron las vestiduras y defendieron a capa y espada el intento de fraude con Mel Zelaya en Honduras pero condenan con tanta vehemencia lo que sucede en Costa de Marfil?
En palabras de George Orwell, el novelista inglés que fue un agudo crítico de la política de su tiempo, en la granja de animales "todos son iguales pero hay unos más iguales que otros"; Chávez puede entrarle a palos y encarcelar a opositores sin grandes protestas, lo que no sucedió cuando la Asamblea hondureña destituyó a Zelaya.
elsalvador.com, ¿Por qué sólo condenan a Gbagbo y no a otros?
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