Editorial.19 de Noviembre. Tomado de Raices.
Como es costumbre en esta sociedad deshumanizada, los empresarios privados reiteraron su indisposición aunque sea a un pírrico aumento salarial para sus empleados. Aducen que están en crisis, que el gobierno no genera confianza y, algo que es grave, que ya está reglamentado que cada tres años se revisa la tabla de los salarios mínimos en el consejo respectivo.
La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), entre otros, acusó al gobierno de Mauricio Funes y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) de hacer demagogia con el aumento para los empleados públicos y las pensiones, porque el número de favorecidos es pequeño de cara a los miles de trabajadores del Estado.
Habría que ver hasta dónde, porque este gobierno autollamado “del cambio” ha manoseado los derechos de los trabajadores estatales que tienen su escalafón, ya que hay varias prestaciones de ley que no han sido cumplidas. Por ejemplo, están los empleados del ministerio de Salud, Secretaría de la Cultura y la Universidad de El Salvador (la olvidada de derecha e izquierda).
Si el gobierno, primero de izquierda en la historia salvadoreña, se ha comprometido públicamente a respetar y hacer respetar la ley, pues, qué espera para cumplir con lo que le corresponde. Claro, lo que sí es de aceptar que en muchos tramos esta sociedad está desarmada, y ahora más que nunca es urgente que asuma su compromiso con hacer respetar sus derechos, uno es el del sustento.
Al final, con empresa(urios) de este tipo y gobiernos demagogos -ojala que Funes haga algo para superar el mote- los salvadoreños no necesitamos enemigos. Lamentamos que los que dirigieron las luchas heroicas en el pasado, ahora se muestren anuentes y anden más preocupados por enquistarse en el poder, negociar con los mezquinos y obviar su promesa del cambio.
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