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2010/11/16

LPG-¿Vamos al abismo?

 “La posibilidad de ir al abismo es real, la economía, la violencia, el crimen organizado o un gobierno revolucionario nos pueden llevar rápida o lentamente. Podemos evitarlo si actuamos inteligentemente.”

Escrito por Rafael Castellanos.16 de Noviembre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Al analizar las muchas dificultades coyunturales y estructurales que enfrenta el país, hay quienes piensan que vamos velozmente al abismo. Otros sostienen que no enfrentamos una catástrofe súbita, como pudo haber sido en la guerra, que vivimos un deslizamiento lento, sostenido, que cabe perfectamente en la teoría de “lo inevitable de la gradualidad”, que siempre caeremos al abismo en un período más largo, pero inexorablemente a una situación desastrosa. Las amenazas que existen son de naturaleza diferente, pero muy serias y si la sociedad mayoritariamente no se pone de acuerdo y canaliza su energía vital en el rumbo adecuado, las posibilidades de caer son altas.

La economía declinante es un problema serio; de seguir así conduce al abismo, vamos mal y no parece que le acertemos a qué hacer, más bien hay desarmonía entre gobierno, otros políticos y sector privado. Hay mucha confusión y percepciones crispadas de los argumentos de los otros. De no haber diálogo y acuerdos, nos convertiríamos del país de la esperanza y el ejemplo que fuimos hace una década, a uno de los más atrasados de Latinoamérica. Ya estamos atrás de todos en crecimiento. Hay que ponerle mucha atención, comprensión y auténtico sentido de nación a este tema.

La perspectiva política es complicada. La posibilidad de un gobierno socialista revolucionario si el FMLN logra su ideario, indefinido en su forma, pero muy probablemente con patrones comunes de ese tipo de regímenes, pérdida de libertades de todo tipo, retroceso en la democracia, gobierno centralizado, clima de negocios antagónico. Si no es revolucionario, también peligrosos los gobiernos demagogos, populistas, sin rumbo real, como se ha visto en los países vecinos. En ambos casos se aumenta enormemente la pobreza y baja exponencialmente la calidad de vida y el desarrollo humano en la nación.

Otra grave amenaza de ir al abismo es la penetración del narcotráfico y el crimen organizado en todos los niveles de la sociedad. Se ve desde pequeños delincuentes a grandes empresarios del crimen que tienen otras fachadas. Se ve presencia en casi todas las estructuras del Estado, se han destapado casos que lo evidencian, alcaldes, diputados, policías, funcionarios menores y algunos mayores.

Estrechamente relacionada con lo anterior está la cruda realidad de la violencia que en apariencia nos va ganando la partida. Es grave la noticia de que hay presencia de carteles internacionales que si bien más infiltrados en países vecinos, ya están aquí.

Transversalmente a todas las amenazas, está el problema de los valores éticos y morales declinando o perdidos en todos los niveles de la sociedad, expresados en la clase política, encuestas y mediciones internacionales señalan mayor corrupción y menor transparencia en el sistema de Justicia y la Asamblea, tierra abonada a todos los otros males.

¿Está todo perdido? No. ¿Hay posibilidades de que el país le gane la partida a todas esas grandes amenazas? Por supuesto que sí, pero no es fácil.

Hay manera de conjurar todas las amenazas, analizar seria y lúcidamente cómo se resuelve cada una. Las soluciones no se dan solas. Es crucial que la sociedad se involucre, que esté consciente de los problemas, de su gravedad y del debate sobre las soluciones. Así presiona a los políticos, que inciden grandemente, pero no actúan si no los empuja la opinión pública.

La amenaza política será menos probable en la medida que todo mundo esté claro de su realidad y el Frente no tenga ventajas ni posibilidades de torcer la forma de elección, alterando leyes o el padrón electoral, como en otros países. El proyecto duro no tiene posibilidades electoralmente por ahora.

Trataremos las posibles soluciones de las otras amenazas en otras columnas, aquí solo planteamos la posibilidad real del abismo y lo que nos puede llevar a ello.

¿Vamos al abismo?

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