Evangelina del Pilar de Sol.01 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
La muerte es de lo único que podemos estar seguros que, de manera inevitable, sucederá un día. Morir por designio de Dios es lo natural. Morir violentamente es antinatural. Esto es asesinato. Pero educando en valores morales podría disminuir esta pandemia.
El asesinato viola el más sagrado derecho de todos, la vida, e igualmente el Quinto Mandamiento: "No matar".
Formar con moral desde la niñez en hogar y escuela, podría ir terminando con este demoníaco azote. Pero en la actualidad, los antivalores son el arquetipo a practicar. Ejemplo: ¡Sean promiscuos y aborten!
¿Cómo esperar un mínimo de moral en las maras y resto de criminales, si los poderosos del mundo reunidos en la ONU exigen el asesinato de los seres más vulnerables, combatiendo la vida humana desde el vientre materno como modelo a seguir? Allí, el feto no es considerado un ser humano sino una amenazante alimaña para la superpoblación. Para los criminales, en tanto, cualquier ser humano escogido al azar, es una alimaña. ¿Diferencia? Ninguna. Todos unidos asesinando, combatiendo la superpoblación.
Se usan falacias atentatorias contra la vida desde la concepción, promovidas por el comunismo, pero destacados científicos como el Dr. Michele Mathews-Roth, de la Escuela de Medicina de Harvard; el Dr. Hymie Chairman, (del Dpto. Genético de la Clínica Mayo); el Dr. McCarthy de Mere, médico-abogado en la Universidad de Tenessee; el Dr. Alfred Bongovianni, (Escuela de Medicina, Universidad de Pensilvania); el Dr. Landrum Shettles, llamado "padre de la fertilización in vitro"; el científico biólogo, Dr. Jean Rostand, figura eminente del humanismo científico; el Prof. Genetista Eugene Diamond, y decenas más, concuerdan en que la vida humana comienza en el momento de la concepción, porque ésta, producida por espermatozoide masculino y óvulo femenino, confiere vida y esa vida sólo puede ser humana.
La Dra. Maureen Condit, profesora de Neurobiología y Anatomía en la Universidad de Utah, Escuela de Medicina, expone:
"Los seres humanos se originan de la unión de dos células humanas preexistentes en el espermatozoide masculino y el óvulo femenino originados igualmente de otras células predecesoras en los testículos y los ovarios de los progenitores. Es una continuidad de células vivas que generan, --al momento de la concepción--, nuevas células vivas en la evolución progresiva de un nuevo ser humano. Señalar y decidir en forma arbitraria sin fundamento científico, 'aquí empieza la vida', vuelve la importante pregunta de '¿qué es un ser humano y qué no es?', en un asunto de gusto personal y del poder de imponer nuestros gustos a otros.
"Durante la esclavitud en Estados Unidos, -continúa-, los poderosos amos decidían si un esclavo era una persona o una simple propiedad, reduciendo al individuo a una cuestión de poder. Decidir arbitrariamente quien es humano y quien no, reduce igualmente este tema a un asunto de poder.
"Muchos deciden ignorar la evidencia comprobada, para favorecer convicciones personales, políticas o ideológicas y son incapaces de plantear objeciones científicas sólidas. Entonces, el argumento, datos científicos y conclusiones se sostienen. Los hechos en relación a cuando empieza la vida se han demostrado más allá de cualquier objeción razonable" finaliza.
Desde el momento en que la ONU y poderosos gobiernos del mundo promueven el aborto asesinato, promueven la desvalorización moral a nivel global, -principalmente entre la juventud-, dando aval a las maras y a diabólicos criminales, en su implacable carrera de asesinatos.
La falta de Dios bulle universalmente, sin aceptar que en este mundo estamos de paso y no se debe derrochar nuestra fugaz vida, sumiéndola en la maldad.
Hablar de la muerte si hemos vivido de cara a Dios, es hablar de la vida.
Por el contrario, matar a otro ser humano escogiendo en forma arbitraria quién vive o quién muere, negando la existencia del infierno, conducirá sólo a encontrarse un día en éste, no por "un tiempito" sino por toda la eternidad. Será tarde admitir allí que Jesucristo sí vino a salvarnos y: "Entonces será el rechinar de dientes", (Mt13;50)
Mañana, Día de los Difuntos, se podría meditar sobre estas verdades tan despreciadas por tantos.
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