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2010/11/16

EDH-Editorial-Un impuesto específico prohibido por las leyes

¿Quieren ver el capital de un comerciante? Visiten los almacenes donde vende sus mercaderías, vayan a las bodegas, vean a sus empleados entrar temprano en la mañana

16 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.

 

La idea de cobrar un tributo a "los ricos" para financiar la lucha contra la delincuencia tiene graves fallas, comenzando porque la Constitución prohibe decretar impuestos específicos. Se rechaza porque tarde o temprano se desborda el procedimiento y los impuestos se convierten en un instrumento represivo, con el agravante de que casi de inmediato todos, pobres y ricos, pagan la factura.

Lincoln advirtió que no se beneficia a los pobres persiguiendo a los ricos; las razones son obvias para quien las quiera ver, ya que el empleo, el consumo y los servicios de la población son generados por grandes y medianas empresas, las únicas capaces de rendir los beneficios con los que se invierte para hacer crecer la economía.

Los impuestos son, inexorablemente, costos de producción y como tales se trasladan a los consumidores. Si se grava la harina, sube el precio del pan o baja su tamaño y peso; si las ganancias de una empresa o industria se reducen, hay menor capital de inversión, causando que las empresas sean menos competitivas y queden en peligro de desaparecer, al tiempo que se afecta a toda la estructura económica de un país.

Considérese además que lo de "ricos" es siempre relativo, pues depende de cómo se mide. Un rico de pueblo es una persona modesta en la capital, como las grandes empresas del país palidecen frente a las de México, no digamos a las estadounidenses. Cuando el alzamiento comunista de 1932, las hordas atacaron los pequeños negocios de Izalco y Nahuizalco, creyendo que la farmacia del pueblo, las tiendas y el molino eran la causa de su retraso.

El impuesto, se afirma, se cobra a los grupos empresariales, a las familias y a las personas cuyos ingresos o patrimonio sobrepase una cifra establecida a dedo. Nadie, empero, garantiza que allí se quedará la cosa, pues el paso siguiente es gravar los patrimonios que siguen a la cola, digamos los que superan los cien mil dólares. Y después los de cuarenta mil, más tarde los de diez mil y así hasta que toda la población tiene que pagar, salvo los indigentes.

¿Dónde está el capital? Está trabajando

Al inicio del castrismo en Cuba, a los dueños de sus viviendas les obligaron a pagar un alquiler, forzándoles más tarde a dividirlas y entregarlas a personas y familias desconocidas.

Las tragaderas del Estado no tienen fondo, nunca se sacian.

Hay otra falla en este esquema de cobrar a los ricos los errores y la inexperiencia de los encargados de combatir la criminalidad.

Los capitales no están en fondos líquidos, en dinero contante y sonante, en cuentas corrientes, sino que, en prácticamente todos los casos que conocemos, están invertidos: el capital son bienes raíces, instalaciones fabriles, empresas agroindustriales, tecnología, cuentas por cobrar, inventarios de materias primas, vehículos, pasivos laborales… el capital de la mayoría de empresas, negocios y comercios no está metido en un gaveta para sacarlo cuando el Fisco toque la puerta, sino en todo lo material y lo inmaterial que mueve la economía nacional.

¿Quieren ver el capital de un comerciante? Visiten los almacenes donde vende sus mercaderías, vayan a las bodegas, vean a sus empleados entrar temprano en la mañana, averigüen del crédito que le permite comprar a los mayoristas… es lo que mueve al país.

elsalvador.com :.: Un impuesto específico prohibido por las leyes

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