Es una falacia creer que los impuestos sólo los pagan los grandes contribuyentes, ya que de inmediato afectan los precios y el costo de vida de toda la población, en especial, de los asalariados
12 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Desde la Antigüedad hasta hace siglo y medio, uno de los procedimientos médicos más aplicados fue sangrar a los enfermos, creyendo que en esa forma los "malos humores" del organismo se eliminaban y podría el pobre paciente recuperarse.
Eso es lo que piensa hacer el gobierno para recuperar (lo piensa) la economía: sangrar a los contribuyentes, "los más ricos", inflar la burocracia, repartir zapatos a los escolares y así lograr que el enfermito reviva.
El pretexto es fortalecer la lucha contra la delincuencia, pero ese problema no se va a solucionar tirándole más dinero encima, sino replanteando las estrategias que en la actualidad se aplican para combatir el crimen y renovando los cuadros que hasta ahora han demostrado ser ineficaces, sea por falta de conocimiento, sea por una deficiente administración, sea por no coordinar los esfuerzos con el resto de los países de la región.
Es una falacia, además, creer que los impuestos sólo los pagan los grandes contribuyentes, ya que de inmediato afectan los precios y el costo de vida de toda la población y en especial de los sectores que no pueden trasladar esas alzas, que son precisamente los asalariados.
Ricos y pobres son los que de inmediato resultan afectados por los impuestos, con el agravante de que cuando los empresarios sufren un descenso en sus ganancias, pierden la capacidad para invertir, renovar sus equipos y su tecnología y de tal manera pasan a ser menos competitivos en los mercados interno y externo.
De hecho, El Salvador es el país centroamericano con menores niveles de nueva inversión y con el menor crecimiento económico, por lo que seguir sangrándolo es empeorar lo que ya padece.
Toca a la Asamblea estudiar las propuestas
Que incrementar impuestos afecta la inversión y el crecimiento económico no es una teoría, sino que ha demostrado ser una dolorosa realidad en el año cinco meses que lleva en ejercicio el actual gobierno. Y en vez de echar marcha atrás, reducir el gasto de la burocracia y mejorar las estrategias de la lucha contra el crimen organizado, se persiste en mantener lo que no tiene el éxito esperado.
El error conceptual que mueve las actuales políticas de gobierno es creer que no hubo hasta la fecha un significativo crecimiento económico, sino sólo traslados de recursos (o de riqueza, si se quiere) de unos sectores a otros. De acuerdo con la teoría, si un sector prospera, otro tiene que sufrir; de allí el dictum marxista de que "cada vez los pobres son más pobres y los ricos más ricos", noción que se estrella con una contundente realidad, cual es la del progreso que ha tenido el mundo en los últimos cincuenta años o desde hace tres siglos.
Son incontables los salvadoreños que recuerdan cuando, en nuestras ciudades, muchísimas personas iban descalzas y vestían cotones. Los caminos rurales eran de tierra, muchas ciudades estaban empedradas, San Salvador terminaba en "Agua Caliente" y el hospital Rosales… pese a la guerra y al duartismo que nos hicieron retroceder en cuarenta años, hemos seguido creciendo, por lo que cada nueva política se debe pensar y repensar.
La Asamblea tiene que estudiar la propuesta de subir impuestos, así como el incremento sin justificación de la burocracia que se ha planteado.
Nadie posee la verdad absoluta; entre todos hay que trazar el buen camino.
elsalvador.com :.: La peor medicina sería seguir sangrando al enfermo
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