Quizás el camino sería que se acabaran los sistemas de privilegios y de lugar a una sana competencia empresarial
Por Juan José Dalton. 25 de Noviembre. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR – En El Salvador la confrontación entre el gobierno y la empresa privada (quizá valga aclarar que se trata de una parte de la Gran Empresa Privada) es cada vez más frecuente y común. Por ratos bien –relax para cargar energía-, pero una chispa desata la furia y comienza la gresca como sucede con los perros y gatos que comparten un mismo espacio.
Antes, durante y despuecito de la visita oficial, en septiembre pasado, del presidente Mauricio Funes a Brasil, había “armonía”. Gobierno, políticos y empresarios armaron una delegación de “unidad nacional” para visitar al presidente Luiz Inacio Lula da Silva. En las fotos gobernantes y empresarios se veían como “estudiantes ejemplares, educaditos, bienportados, tomados de las manos y respetando el orden de las filas”. Ni decir de los secretitos y miraditas: ¡Masa enamorada!
Llegados de Brasil, se comienza a armar el viaje a Cuba y la “Masa enamorada” dejó de ser tal, se desmoronó y comenzó la gresca. ¡Yo no voy, nada tengo que ir a aprender!, dijo el uno, y dijo el otro: ¡Pues yo si voy, y mucho vamos a aprender! Al final, pues, el significado de Nación termina valiendo menos que un pepino.
Ayer, el tema de las medicinas. Hoy, el Presupuesto y el Impuesto. Cada quien defiende lo suyo. El banco es blanco y el negro es negro... No hay arreglo. El si contra el no, tengan o no razón, nadie entra en razón.
Más allá de los temas específicos por los cuales debe haber debates lógicos, existe una real confrontación entre los diferentes estamentos del poder que en los últimos meses se han trastocado.
En tiempos pasados el empresariado vivía en armonía con el poder gubernamental porque éste le representaba. Hoy eso ya no ocurre o ocurre menos.
El economista Roberto Rubio, director de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), conversó con ContraPunto para tratar de explicar el problema, desde su punto de vista.
“Lo primero que habría que apuntar es que ha habido una mayor separación entre el Ejecutivo (gobierno) y el empresariado, por el cambio de gobierno desde junio del año pasado. No es total esa separación, pero si debemos recordar que hubo un sector empresarial que antes tenía un vínculo fuerte con el gobierno y ahora ya no lo tienen”, explica el analista.
Funes hace pocos días lo decía claramente en un discurso: el gobierno ya no está “preso” ni “llega a tocar la puerta” de las oficinas a los grandes empresarios para configurar su plan de acción y ejecución.
Pero eso no sólo pasa con el Ejecutivo. En el Legislativo las fuerzas que antes sobredeterminaban la vida del país, ya no tienen el poder para imponerse. Algo similar pasa también en el sistema Judicial.
Rubio recalca igualmente que hay un hay un sector bastante importante del empresariado identificado sólo con Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), algo que en otros países no ocurre de manera tan tajante, lo cual se señala como un error del Capital. “Ello produce de hecho un mayor distanciamiento”, dado que el actual partido de gobierno es de otra afiliación política ideológica.
Los círculos viciosos
Un segundo marco de esta confrontación tiene que ver con el contexto de crisis económica en que se produce. Rubio dice que en la actualidad se ha creado como un círculo vicioso entre el tema fiscal y el tema del crecimiento económico, conceptos esgrimidos por el gobierno y el empresariado como un pleito de espadachines, en el que no han logrado llegar a acuerdos.
“Para crecer necesitamos que el gobierno tenga fortaleza fiscal, pero al mismo tiempo, al no haber crecimiento no hay esa fortaleza fiscal… Los sectores confrontados ven este fenómeno de una forma separada y por eso la confrontación se hace mayor. La empresa privada insiste en el crecimiento con la reactivación económica, mientras que el gobierno sigue insistiendo en el tema fiscal, que necesita recursos”, señaló Rubio.
Si duda la etapa actual de la historia salvadoreña es nueva y es difícil en ocasiones entender los discursos parecidos y las actitudes contrarias.
Rubio atribuye la creación de una mayor confrontación a la falta de canales institucionales de comunicación entre el gobierno y el empresariado.
Existe el recién creado Consejo Económico y Social (CES), pero en la actualidad está muy débil, en estado germinal.
Por otra parte, el “debate” entre gobierno y empresariado se da en la prensa, que en ocasiones contribuye a crear mayor confrontación.
“En la prensa se ventila el debate, que en realidad no es debate… Uno dice una cosa y el otro reacciona, pero eso realmente no es debate”, asevera Rubio.
¿A quién le correspondería romper el hielo? A ambas partes, claro. Ambas partes hacen discursos a la unidad nacional, por el interés nacional y por el desarrollo del país, pero hasta el momento, como analiza Rubio, “nadie dice el cómo ni el cuándo”.
“Hay que pasar de la declamación al acuerdo”, agregó.
Contra el sistema de privilegios
Hay quienes consideran que la actual confrontación tiene en su fondo el intento del gobierno de “destruir la oligarquía”, es decir, a la casta empresarial local, misma que en un lapso de 30 años se convirtió de “14 Familias” a un aproximado de “ocho grupos o emporios” que dominan la economía nacional, según estiman estudios locales, como el del economista de izquierda, Salvador Arias.
“No creo que el fondo sea la afectación a la gran empresa. Me parece que quienes sí están afectados con medidas de Hacienda y de Economía, son aquellos que anteriormente tenían privilegios: licitaciones, privilegios de información, evasión de impuestos, tráficos de influencia… Los que no tenían competencia”, recalca Rubio.
Y agrega: “Lo importante es que haya reglas claras para todos. Hay sectores nuevos que ya no provienen sólo de la derecha, sino también de la izquierda. Pero ninguno debe tener privilegios, que haya sana competencia; eso es lo que sería bueno para la economía y del desarrollo nacional”.
La gresca entre “perros y gatos”... entre gobierno y empresa - Noticias de El Salvador - ContraPunto
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