16 de Noviembre. Tomado de Diario Co Latino.
Sin lugar a dudas, como todo negocio, la industria química farmacéutica “criolla” tiene el derecho de procurar negociar con el estado, siempre y cuando le venda a precio de mercado y no de usureros. Tampoco, se vale chantajear al gobierno para lograr sus propósitos.
En las últimas semanas, el Ministerio de Salud y la industria química farmacéutica se han visto enfrentadas mediáticamente, ante el reclamo de los primeros por la decisión de Salud, de licitar medicamentos y adquisiciones en empresas extranjeras.
Según las empresas nacionales, el Ministerio de Salud habría violado las leyes al no licitar o comprar internamente. No obstante, esto no es cierto, pues, como muy bien la ha explicado el Ministerio de Salud, la licitación ha sido hecha apegada a la ley, incluso, respaldadas por los artículos 3, 4, 5, 6 y 7 del Tratado de Libre Comercio.
El debate se ha intensificado cuando han entrado a la palestra los políticos, así, dirigentes y diputados del partido opositor, ARENA, han dicho que el Ministerio de Salud busca favorecer a los cubanos o a Venezuela. Esto lo han traslapado, inclusive, al proyecto de ley de medicamentos cuya discusión no avanza en el pleno legislativo.
La población debe estar convencida, que, este gobierno, con estos titulares del Ministerio de Salud, con la distinguida María Isabel Rodríguez, nada va hacerse fuera de la ley, mucho menos, en detrimento de los pacientes.
Es decir, no es cierto que las autoridades de salud quieran privilegiar a las empresas extranjeras, en detrimento de la industria nacional, y mucho menos en detrimento de los pacientes.
Es vox populi, que durante los gobiernos anteriores se compraban millonarias cantidades de medicamentos a la industria nacional, y, en muchos de los casos, las medicinas se compraban a precios altísimos, y, en otros, que eran la mayoría, con medicinas de baja calidad.
Los salvadoreños debemos solicitar al Ministerio de Salud que compren las medicinas necesaria, en cualquier parte del mundo, o de los laboratorios salvadoreños, con la única condición que sean de alta calidad y a precios justos.
Los salvadoreños también podemos aceptar el derecho que tiene la industria química-farmacéutica nacional de licitar sus productos en el gobierno, pero, sus precios también deben ser no solo competitivos, sino justos.
Lo que no podemos aceptar de la industria química nacional, es que continúe el uso patrimonial del gobierno como se hacía en tiempos de ARENA.
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