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2010/05/17

El Faro - “Nadie debería tener armas en el país” - ElFaro.net El Primer Periódico Digital Latinoamericano

 Cero tolerancia es la receta que este ex fiscal general y ex inspector general de la Policía da el país campeón de los asesinatos y en el que ocho de cada 10 homicidios se cometen con arma de fuego. Receta vieja para un país de sordos. Romeo Melara Granillo también evalúa los pasados recientes de Fiscalía y Órgano Judicial, en los que señala conductas que, como mínimo, son antiéticas.

Escrito por Ricardo Vaquerano y Carlos Martínez.17 de Mayo. Tomado de El Faro.

 

Romeo Melara Granillo tiene un año de haber dejado el puesto de Inspector General de la Policía Nacional Civil y ahora maneja un discreto despacho en San Salvador, que ni siquiera tiene rótulo. Antes de llegar a la PNC -donde estuvo 10 años- había sido fiscal general, entre 1993 y 1996. Ahora aspira a colarse en el otro pilar fundamental de la justicia, que es el de los jueces, solo que él en el organismo vigilante, que es el Consejo Nacional de la Judicatura.
Hace dos sábados compitió por una plaza en las elecciones de los abogados para el CNJ. No le fue muy bien y su organización, el Centro de Estudios Jurídicos, ha objetado el proceso.
Como observador privilegiado del país, dice tener claro que la solución a la violencia no está en endurecer las leyes. Sí cree que es importante focalizar los esfuerzos de la PNC y sí cree en la despistolización, esa fórmula propuesta por gran cantidad de expertos desde hace años, que los gobernantes prefieren desoír.
También dice no tener dudas de que el crimen organizado ha infiltrado a la Policía de El Salvador, pero cree que es controlable, si se aplica la medicina adecuada a tiempo.
Y él, que fue fiscal, también valora y objeta con diplomacia algunas actuaciones de sus sucesores. "Eso es como que usted le dé las llaves al ladrón, ¿veá?", comenta, al analizar el papel de la Fiscalía a raíz de una llamada telefónica del ex dirigente arenero Adolfo Tórrez a un ex diputado salvadoreño prófugo de la justicia.
Su diagnóstico sobre el país es que, en general, resolver el problema de delincuencia requiere más recursos, capacitación y, sobre todo, voluntad de los gobernantes.

Usted ha estado en balcones privilegiados desde donde se puede tener certeza o al menos mayor conocimiento de cuán fregados estamos, de cuán infiltrada está la Policía, de cuán grande es el problema de narcotráfico en El Salvador y de cuánto las autoridades están involucradas...
Creo que es un problema serio... ¿cuán infiltrada está la Policía? Indudablemente el crimen organizado ha penetrado en la Policía, pero también puedo decir que afortunadamente no ha sido una penetración en todos los niveles, sino que en áreas muy focalizadas, en el tema de narcotráfico y también en el tema de contrabando terrestre, en el área de Morazán, Santa Rosa de Lima. Creo que la policía como tal, la mayoría de sus miembros, un alto porcentaje son personas honradas. Desafortunadamente, cuando el dinero aparece en cantidades sin límite, empieza a corromper y ese es el gran reto que tienen las autoridades de detener esta corrupción que puede existir, pero creo que se encuentra bastante focalizado y que todavía está a tiempo la Policía de rescatarse.

Estas son prácticas en las que quienes se dedican a practicarlas tratan de mantener oculto el vínculo con mafias y narcotraficantes... ¿tiene garantías de lo que está diciendo o es solo una percepción?
Más que todo es una percepción, porque cuando se lograron descubrir grupos de agentes de diferentes categorías que estaban participando, creo que en ese momento se logró descubrir a toda la red que estaba operando y verdaderamente no eran cantidades exageradas de los miembros que participaban en ellas, por eso le digo que creo que el problema estaba bastante focalizado, narcotráfico, contrabando, incluso tuvimos casos de agentes del aeropuerto que se dedicaban al tráfico de personas ilegales, a trabajar con bandas que estaban traficando con ilegales. Tuvimos casos muy exitosos, como cuando descubrimos una banda de policías que extorsionaba a los que vendían droga en la zona donde antiguamente estaba La Ventana, cerca de la calle San Antonio Abad, donde sí dimos con todos los involucrados, pero eran grupos relativamente pequeños: ocho, nueve, 12 personas, pero no es la percepción de que la mayor parte de la Policía está corrompida. Entonces sí puede haber una corrupción en lo pequeñito, digamos, detener una persona que va tomada y que le piden dinero.

Las mordidas.
La clásica mordida. Eso sí puede estar un poco más generalizado, pero en crimen organizado, ya estructuras bien cimentadas, le digo que mi percepción es que está bastante focalizado.

Presumir de que un pequeño tumor canceroso, una vez se extirpa, deja de ser un problema, es potencialmente muy peligroso. Tal como lo plantea, esa red ya fue extirpada. Algunos creen que ese problema trascendió mandos medios y llegó hasta la dirección general.
No me di a entender: no dije que el problema está extirpado, sino focalizado y con ello me refiero a ciertos miembros que están participando y eso no quiere decir que el problema está totalmente controlado. Como usted bien lo dice, extirpar una parte no quiere decir que se ha cortado de tajo el problema que ha existido. Teníamos la estructura que trabajaba con Los Perrones, que se dedicaban a narcotráfico. Esa ha sido identificada y posiblemente hay más que no han sido identificados, pero más que todo lo que quiero resaltar es que no es la mayoría de la Policía la que está involucrada, sino ciertos sectores que se han corrompido, porque eso está plenamente demostrado.

¿Cuán bien puede la Inspectoría hacer el trabajo de vigilancia interna con las herramientas que tiene?
Sí lo hace pero muy limitadamente. La Inspectoría tiene un presupuesto muy limitado, que yo en una ocasión se los dije, cuando el presidente Saca creó una comisión de paz, donde estaban integrados todos los partidos políticos y que quien la dirigía era el padre Tojeira, que se reunían con Fespad, el IDHUCA... y en una ocasión me invitaron para que diera mi opinión sobre el trabajo de la Inspectoría y yo les dije que la Inspectoría vivía en una constante lipidia, esa palabra usé, porque eso es cierto, es una lipidia en la que vive trabajando. Trabaja con menos personal del personal con el que se fundó, no obstante el crecimiento que ha tenido la Policía. Los recursos con los que cuenta la Inspectoría son tremendamente limitados. Una falta de todo.

Cuéntenos cómo se manifiestan las limitantes que impone esta lipidia en el trabajo diario.
No hay gasolina para los vehículos, a veces cosas muy pequeñas de comprar no se pueden comprar, como un impresor; los compañeros en el interior del país vivían reparando y si no, tenían sus memorias, se iban a la Gobernación o a la dependencia del Ministerio de Trabajo a que les imprimieran. Le digo, se vive en una precariedad terrible, porque no hay fondos para nada. Si la Inspectoría tuviera un presupuesto adecuado... recordemos que la gasolina se la da a la Policía, la papelería se la da la Policía, las llantas, el aceite, algunas reparaciones menores, así que desde el mismo presupuesto de la Inspectoría no se podría sacar un carro ni un día, porque no hay ni una gota de gasolina para eso, sino que todo se lo da la Policía.

Y esta lipidia, como usted le llama, ¿impidió hacer el trabajo?
No, no, el trabajo se hacía pero con muchas limitantes. Lo que pasa es que el personal se sacrificaba y a veces ponía de su mismo dinero para combustible, o entre todos compraban un impresor, en fin...

¿Cómo trabaja la Inspectoría? Llega alguien y me dice que hay ciertos policías que extorsionan a unos vendedores de narcomenudeo, unos dealers. ¿Qué hago?
Recordemos que hay cuatro unidades de la Policía que jerárquicamente dependen de la Inspectoría, y entre ellas está la Unidad de Asuntos Internos. Cuando es una investigación netamente policial, como es estar a medianoche vigilando a alguien, lógicamente el personal de Inspectoría no es policía para estar haciendo esa función, porque ahí las personas son civiles. Por eso es que están cuatro unidades: Asuntos Internos, la Unidad de Control -que es la que verifica los procedimientos-; la Unidad de Derechos Humanos, y la otra unidad, que es la que investiga las falta o delitos. Entonces eso debería trabajarse con Asuntos Internos.

¿Cómo se relaciona el director de la Policía con el inspector general? Es decir, ¿se reúnen regularmente, intercambian información, tienen reuniones de planificación o qué?
Sí, nosotros mensualmente presentábamos un resultado de lo que se había hecho durante el mes, se invitaba al inspector general para participar en las reuniones de jefes de policía, y además existía el consejo técnico, que eran personas de fuera de la institución a quienes nos llamaban para que presentáramos informes sobre el trabajo que estábamos haciendo, y eran la máxima entidad asesora que tiene el presidente de la República. Ellos pueden hacer recomendaciones que nosotros retomábamos y había una persona que era el enlace entre el presidente y el consejo técnico.

¿Entonces el director de la Policía estaba al tanto de las investigaciones que ustedes hacían?
Sí, por supuesto.

Como la investigación del personal de San Miguel, de aquella célula que dirigía el sargento Arriaza...
... Sí, claro, claro.

¿Y qué tal si eventualmente algunas de las conexiones llegaban al mismo director de la Policía?
Bueno, habría que iniciar el procedimiento contra el director.

Pero ustedes le daban parte de lo que estaban haciendo como Inspectoría...
Perdón, pero nunca hubo en aquel tiempo un señalamiento contra un director general.

Usted fue inspector cuando fueron directores Tobar Prieto...
Sí, con Menesses, con Rodrigo Ávila, con el ingeniero Rovira, con el licenciado Sandoval, pero cuando yo ingresé, la Inspectoría dependía del ministerio, que era dirigido por el doctor Bertrand Galindo, después fue el ingeniero Conrado López Andréu...

Tenía independencia respecto de la dirección de la PNC.
Sí.

¿Y qué pasa si ahora que la Inspectoría depende de la dirección hay un señalamiento contra un director?
Entonces la Inspectoría iniciaría la investigación, pero cuando es un oficial, quien lo investiga tiene que ser de igual o mayor grado. En este caso quien tendría que investigar la denuncia contra un director es el viceministro.

¿Nunca tuvo elementos o indicios para sospechar de que algunos de los directores que ha mencionado tuvieron conexiones con el crimen organizado?
No, nunca.

¿Nunca vio indicios en Ricardo Menesses?
No.

A él no se le cuestiona porque se descubrió que protegió un alijo, sino porque se paseaba demasiado con conocidos narcotraficantes en Oriente, recibía sus regalos, era su amigo, se paseaba en sus carros por todo Oriente... le reclaman algo que era vox pópuli, no algo que era un documento secreto... ¿a sus oídos nunca llegó eso?
No. Es decir, nosotros sabíamos que él participaba en jaripeos, eso sí lo supimos, pero nosotros no sabíamos quiénes eran los que andaban en los jaripeos. Yo ignoraba que ahí andaban miembros que estaban vinculados a bandas de narcotraficantes y nunca hubo una denuncia de eso. Jamás hubo un señalamiento de que él andaba con narcotraficantes, e incluso hay una fotografía ahí en la que él aparece con un famoso miembro de bandas, pero esa fotografía yo la he conocido hasta después.

¿Hay manera en que el trabajo de la Inspectoría pueda mejorar?
Por supuesto. El personal de Inspectoría son abogados, ingenieros, arquitectos, administradores de empresas, educadores sociales... porque así se conformó la Inspectoría en su momento y eso ha seguido así, y entonces no es personal que tenga capacitación policial. Me estoy refiriendo a los treinta y pico empleados de la Inspectoría, no a los de las unidades, que esos son policías. Yo trataba en la medida de lo posible de que fueran abogados cuando fueran quedando plazas vacantes, porque era como lo más afín.

¿Qué cambiaría usted en la Inspectoría, en sus atribuciones o mecanismos de ley que le hagan falta?
El problema de la Inspectoría no es solo reforzar la parte que depende exclusivamente del presupuesto, sino también la parte que corresponde a las cuatro unidades, porque cada una hace una labor diferente. Si en un operativo resulta una persona muerta o lastimada, por culpa de la Policía, para eso está la unidad de control, unidad especializada en hacer una investigación de si el procedimiento fue el adecuado o hubo un error de la Policía; asuntos internos está muy debilitado, con muy poco personal para investigación, no sé como estará ahorita, estoy hablando de situaciones de un año atrás. Sí recuerdo que el director dijo que iba a reforzar esa unidad que estaba debilitada.

Algunos de los jefes y ex jefes policiales que han salido involucrados en actor ilícitos dicen que esto se trata de una venganza política. Por cómo funciona la Inspectoría, ¿es factible que alguien la use con fines político?Esperaría que no fuera así.
¿Pero es posible?

Depende mucho de la persona que esté dirigiendo la investigación, es un poco feo hablar del trabajo de uno mismo, pero la verdad es que en mi período jámas anduve viendo de donde provenía la persona que se estaba investigando. Si usted recuerda, cuando cambió el sistema de inspectoría, los primeros que se destituyeron eran oficiales que en ese momento eran rangos de subcomisionados, provenían justamente de las filas del ejército. Entonces le digo: jámas se anduvo viendo color político.

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